Lujuria

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Salto a sus brazos y me ataja en el aire. Sé que no tendría que hacer esto, que va a ser horrible después, pero lo necesito demasiado y quiero aprovechar el tiempo que tengo. Hunde sus dedos en mi pelo y me besa, por primera vez él me besa sin órdenes de por medio. Sus labios rozan los míos mientras su lengua recorre mi labio inferior, cuando mete su lengua en mi boca siento cómo se me revuelve el estómago, nos besamos miles de veces, pero este beso significa mucho para mí. Ajusta su brazo en mi cadera y con la mano libre sigue tirando levemente de mi pelo. Amo que sea bruto, que no tenga delicadeza, amo sentir que sus besos son voraces y sentir que me necesita tanto como yo lo necesito a él.

—Sos cruel, Coraline.

Dice jadeando en mi boca mientras me presiona contra su cuerpo.

—Lo sé, perdón.

Pone ambas manos debajo de mis muslos y cuando me alza instintivamente enredo mis piernas en su cuerpo y me aferro a él como cuando flotábamos en la laguna. Como no mide la distancia que hay hasta la pared, chocamos con ella y una vez que sostiene mi peso con su cuerpo, recorre mi cuello con besos y mordidas. Siento que succiona debajo de mi clavícula en ese lugar que tanto me gusta y me llega a doler cuando clava los dientes. Pero no lo detengo, en su lugar tomo su pelo con una mano y gimo golpeando mi cabeza contra la pared.

—Mierda, te extrañé tanto. Siempre te extraño cuando no te veo.

Siento cómo Andy se excita contra mi cuerpo y me está volviendo cada vez más impaciente, necesito que hagamos algo en este momento o voy a perder la poca serenidad que tengo.

Él gira conmigo encima, me coloca sobre la alfombra, ya que su cama no está, y corre brutalmente un par de cajas que nos rodean, mientras sigue besándome y dejándome sin aire, mientras me quito la cartera que tengo colgando de mi hombro y la hago a un lado.

Cuando me recuesto por completo, él deja caer su peso sobre el mío y se sostiene con los codos, pasando sus brazos por debajo de mis hombros. Como el vestido que tengo es bastante suelto, no le cuesta mucho bajarme los breteles, me besa entre los pechos con mi corpiño puesto y sonríe cuando ve la puntilla de mi ropa interior rosa.

—Extrañamente tierno y sexy, como siempre.

Es lo único que dice antes de quitarme el corpiño rápidamente y con mucha destreza. Es como si fuera la primera vez que estoy desnuda con él, porque empieza a tocar mis pechos, Andy nunca hizo eso antes. Lame desde mis costillas hasta mis pezones y se lleva mis pechos a la boca, desaforado, como si al fin le hubiera dado permiso cuando en realidad él fue el que se restringió solo.

Hunde su cara en mi cuello y gimo cuando vuelve a enterrar sus dientes en mi piel, no puedo evitarlo, me encanta, que puedo decir. Sube la parte de abajo hasta mi cadera y todo mi vestido queda contorsionado sobre mi estómago. Sus manos buscan con desesperación mi bombacha y cuando la encuentran estiro los brazos para desabrochar su pantalón, se sorprende por unos instantes.

—¿Qué haces?

—La pregunta es: ¿qué hacemos?

Me quito la ropa interior y la dejo a un lado, volviéndome a recostar sobre el suelo.

—Cora...

—Andy, quiero que me cojas.

Él se ríe, creo que no me tomó en serio o no entendió mi pedido, se abalanza sobre mí y se coloca entre mis piernas, su mano llega a mi entrepierna a la vez que su boca llega a mis labios. Extiendo mi brazo hacia mi cartera y caso mi billetera que está dentro mientras él sigue hundido en mi cuello, la abro por encima de su cabeza y saco el preservativo que dejó tiempo atrás.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora