Desilusión

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—¡Esta es mi casa, no podés entrar como si nada, enfermo!

Andy empuja a Esteban y Alicia lo detiene.

—¡¿Qué mierda, Cora?! ¡¿Qué mierda con vos?!

Esteban me ve desnuda en la cama de Andy con un nuevo tatuaje y me llevo las sábanas, las manos a mi cuello donde están mis chupones inconscientemente. Mientras Alicia calma a su hijo.

—¿Quién es este? ¿Qué hace acá?

Cuando Alicia pregunta, Andy me mira preocupado y me concentro en Esteban. Me cubro con las sábanas como si fuera un vestido y camino hacia él que me mira con asco

—Calmate, Esteban.

—Nos vamos.

Esteban tira de mi brazo y esta vez Alicia es quien lo detiene.

—¿Qué te pensás que estás haciendo?

—Me llevo a ¡Mi Novia!

Alicia mira a su hijo con una expresión que no había visto en ella antes, no es solo preocupación, es decepción, decepción plena en Andy. Debería estar decepcionada conmigo, no con él, soy yo la que no sabe manejar sus relaciones para nada. Él la tranquiliza.

—Andá, está todo bien.

Cuando comprende lo grave de toda la pelea que se está llevando bajo su techo, se da vuelta y cierra la puerta, ahora, más preocupada que decepcionada, pero con ese gesto nos deja a los tres encerrados. Esteban me toma de los hombros y me sacude.

—¿Qué estás haciendo? ¿Estás loca? ¿Qué es esto?

Me toca la piel con asco donde están los chupones y me siento culpable de todo una vez más, pero no la culpa que cosquillea mis orejas, sino la culpa que te aplasta como un yunque de miles de toneladas, esa que aparece de golpe y te deja sin respirar y hiela los huesos de tu cuerpo. Me atraparon, no hay mentira que me salve de esto. No tendría que haber hecho nada de esta manera, no sin antes dejar a Esteban sabiendo lo que quería, porque por más de que no es el novio más atento del mundo, no es el peor, y no se merece nada de lo que le hice.

La desesperación de saber que Andy se iba me dejó la cabeza pensando solo en eso y mi prioridad del momento fue por primera vez hacer lo que mis instintos me decían y no mi cabeza. Supongo que es por esto que las personas reflexionan antes de actuar, dejarse ir solo trae problemas, es un acto egoísta que destruye todo lo que tenemos alrededor nuestro.

—No la toques así.

Andy lo empuja del pecho y él retrocede unos pasos.

—¿Te acostaste con mi novia y pensás que tenés el derecho de decirme cómo tratarla?

—Alguien lo iba a hacer eventualmente.

—Sos un rastrero, la manipulaste para que se acueste con vos.

—Oh, le hice de todo... menos manipularla.

Esteban se abalanza sobre él y me meto en el medio para que Andy no vuelva a pegarle.

—Andy...

Lo detengo, los que estamos equivocados somos nosotros, Esteban está en todo su derecho a gritarme y a expresar su enojo.

—Sos una puta Cora... Desapareces para encamarte con este.

Señala con desprecio a Andy y por más de que parece que va a empezar a golpearlo de nuevo se cruza de brazos y me mira con la misma mirada que va a tener mi papá cuando llegue a casa.

—Perdón Esteban. Sé que no hay excusas para lo que hice...—Las lágrimas se me abarrotan en la garganta y no me había dado cuenta de que estaba llorando hasta que empecé a hablar. —Lo que estoy haciendo. Me siento terrible, tendría que haberte dejado las cosas claras antes. Yo no estaba pensando, todo pasó rápido y estoy perdida. Siento que me estoy ahogando en mí misma. No sé qué hacer con mi vida, no sé qué hacer con nosotros... Estoy insegura de todo. Pero esto se sintió como algo que tenía que hacer... Está bien si creés que soy una puta, quizás lo soy... y no sé...

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora