Terror

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"Me das asco"

La mañana siguiente las palabras de Andy y sus ojos de culpa siguen en el fondo de mi cabeza, al igual que lo hicieron toda la noche. Sigo sintiendo que hay algo que estoy perdiéndome, y estoy segura de que Esteban no va a ser el responsable de contarme. Le prometí que nunca más iba a ver a Andy y que se habían terminado nuestras llamadas y mensajes, pero miento, soy una experta en mentir. Si hay algo que Esteban no quiere que sepa, lo más normal es que intente separarme de Andy. Y aunque no me responde las llamadas y los mensajes, espero que si voy a su casa y le exijo que me diga la verdad, él va a ceder, porque él siempre me dice la verdad, confío en él y confío que es así.

Despido a mi pobre y golpeado novio en la puerta... puede ser que rete un poco a Andy también por los golpes. Cuando Esteban se sube a su auto, no hay una pizca de duda en sus ojos, cree que me tragué su historia.

Me cambio lentamente meditando qué es lo que tengo que preguntar y cómo hacer para que Andy no se pueda refugiar detrás de los efectos del alcohol. Él sabe algo, sabe algo importante, no se pudo controlar estando ebrio y casi abre la boca. Cuando termino de ponerme un vestido largo hasta el suelo de verano me calzo unos mocasines y recojo a medias mi pelo. Es increíble como antes no soportaba mi pelo suelto y ahora no estoy dispuesta a perder el tiempo en hacerme la trenza y fijar miles de alambres en mi cabeza.

La impaciencia me está matando y los pies me queman porque no me permito a mi misma correr, pero estoy caminando lo más rápido que me permiten las piernas. Cuando llego a la casa de Andy, no sé cómo actuar, es la primera vez que vengo sin avisar y sola. Evité llamar a Andy o decirle que estaba viniendo, para que no pudiera evadirme.

—¿Cora? Hace tiempo no te veía...

Alicia me atiende vestida con ropa de persona normal, por primera vez no lleva ni su bata ni su ambo de enfermera.

—Hola, ¿está Andy?

Me froto los brazos, no sé cómo va a reaccionar cuando me vea.

—Oh, no sé... ¡¿Andy está con vos?!

Alicia me invita a pasar, pero rechazo el gesto con la mano, estoy bien afuera. Si Andy no llega a estar, sería incómodo entrar a su casa.

—No, salió hace un rato.

El hombre que estaba en el local de tatuajes de Andy el día que lo acompañé aparece limpiándose las manos con un repasador en el umbral de la puerta.

—¡Oh! La chica de Andy.

Dice sonriendo y ahora sí que no puedo rechazar la oferta de entrar, más cuando el hombre me empuja hacia adentro por la espalda.

—Hola.

Saludo tímidamente, siento que me estoy entrometiendo en la casa sin que Andy esté.

—¿Se conocen?

Pregunta Alicia mientras el hombre se acomoda la camisa y guarda un par de herramientas en la caja que está sobre la barra de la cocina.

—Acompañó a Andy mientras me hacía el último tatuaje.

Lo que me da intriga saber es ¿Cómo hizo Andy para convencer a este hombre de tatuarse?

—No me digas ¡Qué coincidencia!

—Andy la llevó a propósito, estoy seguro.

Dice riendo con una voz grave. Hay tanto que quiero saber ahora.

—Perdón, estoy perdida...

—Él es mi novio, Luis, es médico en el hospital donde trabajo, vive en casa ahora.

Novio. ¡¿Médico?! ¡¿Tiene esos tatuajes y es médico?!

—Ah... ¿Con tatuajes?

Intento ser lo más educada posible con mi pregunta, pero el tono de sorpresa sigue ahí y ambos lo notan.

—Mientras tenga la bata y no se noten, nunca tuve problemas, no evitan que haga mi trabajo. Andy es muy bueno tatuando, Alicia me recomendó su trabajo, pasé por muchas manos y las de Andy son las mejores.

¿Cuántas posibilidades hay de que tu novio tatuado se termine pinchando con tu hijo tatuador? Me alegra que Alicia al fin pudo formalizar su relación como Andy tanto esperaba. No esperaba que fuera el mismo hombre que vi en su silla.

—Sí, hace lindos dibujos.

—Hablando de él ¿Querés esperarlo acá? Nosotros estamos por salir, pero creo que no hay prob...

—¡No! ¡No! Está bien, tengo que volver a casa, no es nada importante.

Alicia es muy amable en ofrecerme eso, pero no quiero molestar tanto.

—Qué lástima, no sabemos cuándo vuelve... y con esto de la mudanza está saliendo y viniendo a cada rato.

—¿Está ayudando con su mudanza? Qué amable.

Alicia se sorprende cuando nota que no tengo idea de qué está hablando.

—Luis se mudó hace tiempo, es Andy quien se muda... ¿No te dijo nada?

—No sabía. Sea la casa que sea seguro la va a hacer su nido de caos.

Me río amigablemente.

—Es un departamento. —Eso me deja completamente confundida y creo que los dos pueden verlo pintado en mi cara, no hay edificios por acá, solo uno que está en construcción. —Se muda a la ciudad, Cora.

¿Desde cuándo sabe que se va a mudar? ¿Por qué no dijo nada?

—No... no sabía.

—No te preocupes, son solo tres horas en auto. Puede ser que no te contó nada porque fue todo muy repentino, hasta yo me sorprendí de que decidiera irse tan rápido. Pero va a estar cerca de su papá, no les vendría mal recuperar el tiempo perdido.

—¿Por qué se va?

Ya sé por qué se va. Porque Luis se mudó con Alicia.

—Un nuevo trabajo. Un estudio más grande le viene ofreciendo la silla hace un año. Parece que al fin se decidió.

Se me achica el corazón y siento que me falta el aire ¿Andy se va? ¿Tan lejos? Me paro torpemente golpeándome con la silla de la cocina y hago mi extraña reverencia de cuando estoy nerviosa.

—Me alegro, lo voy a felicitar cuando lo vea. Es fantástico para él, es decir, va a poder tener más clientes en un lugar más grande y estoy segura de que le va a gustar visitar bares nuevos. Bueno, tengo que irme... emm, gracias.

—¿Querés dejarle dicho algo?

Ofrece el doctor tatuado extrañado por mi reacción.

—No, gracias. Puedo llamarlo al celular.

Es mentira, no voy a llamarlo, solo quiero que no le digan que vine a buscarlo. Camino nerviosa a la puerta y no dejo que Alicia se pare para despedirme, cuando salgo a la calle, el aire fresco lastima mis pulmones.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora