Arrepentimiento

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Estaba esperando que dijera algo como "me gusta como lo hiciste", no que la causa fuera algo que soy. Esto es triste, muy triste, tengo novio y es verdad que hice más con Andy que con él, lo besé más veces y lo masturbé. Soy así de increíble. Ahora sí me siento mal, es decir, no me siento culpable, quería hacerlo y lo hice yo sola, yo lo pedí, nadie me obligo a nada, pero me siento fuera de mi propia piel. Él me mira divertido mientras se levanta para cambiar de juego, saca el disco de matar zombis porque no está enojado y en su lugar pone uno de autos de carreras.

Tengo náuseas, no sé qué hago en su casa, tampoco por qué tenía tantas ilusiones de verlo hoy. Todo lo que pensé que me gustaba de Andy ahora parece esfumarse, es decir: es un vago, no sé qué hace con su vida, está claro que nada porque siempre está molestándome ¿No tiene cosas que hacer además de perseguir chicas? Es raro, muy raro, es demandante. Es todo lo que no quiero en mi vida. No tiene futuro, o sí, el futuro de un alcohólico que va a morir de cáncer de pulmón ¿Por qué sigo juntándome con él? Todo lo que lo rodea está sucio o arruinado. Yo voy a terminar así, sucia y arruinada.

Tengo las ganas de correr y no verlo nunca más.

—Me quiero ir.

Le digo en un susurro.

—No podés, no te voy a dejar.

—Tengo que volver a mi casa, además ya hice mucho ¿Qué más querés?

Levanta los hombros y se prende un cigarrillo, mientras sigue jugando a sus carreras.

—Que me hagas compañía. La pasamos bien cuando estamos juntos ¿No?

—Me tengo que ir, en serio.

Me levanto aturdida del sillón y me quedo mirándolo como pidiéndole permiso, él no se inmuta.

—No te vayas.

Ladeo la cabeza y cruzo mis brazos ¿Qué le pasa ahora con esa actitud? Me doy la vuelta y empiezo a caminar hacia la puerta. Él pausa sus juegos y corre detrás de mí.

—¡Me quiero ir!

—Tranquila, es normal, te sentís mal.

Hago mi mejor esfuerzo para parecer tranquila, pero no lo estoy. ¿Me estaré volviendo loca?

—Sosteneme. —Me pasa el cigarro, el cual tomo con dos dedos y en alto como si fuera a matarme y él se saca el celular del bolsillo, lo observo estúpidamente y con el cigarrillo en el aire. ¿Va a hacer algo con el celular para hacerme sentir mejor? —Gracias.

Vuelve a tomar el cigarrillo y se da cuenta de que estoy petrificada del... no sé, no sé por qué estoy petrificada. Apunta mi celular y escucho el sonido de la cámara.

—¿Me sacaste una foto?

—Un recuerdo de tu primera paja, si querés te la envío.

¡Dios! Voy a girarme para salir por la puerta y me vuelve a detener con una sonrisa, es tan psicópata.

—Te dije que no te vayas, si te vas, tu novio va a tener una pequeña charla conmigo.

Entrecierro los ojos ¿Me está amenazando otra vez? Todo esto fue un error, confiar en él fue un error, hacer más cosas con él también, ahora tiene más cosas que no quiero que se sepan y más formas de extorsionarme.

—Me tengo que ir.

—Eh ¿Te asustaste? ¿O sos de esas que después de usar a la gente desaparecen?

Ninguna de las dos, solo quiero irme lejos de esa casa y no volver. Además, yo no lo utilicé, o sea sí, lo utilicé para examinarlo, pero él disfrutó, así que estamos a mano. Me acomodo la remera y hago una estúpida reverencia como si fuera japonesa en agradecimiento. ¿Estoy roja de nuevo? Tengo que parar de ruborizarme por todo. Me doy vuelta y salgo corriendo por las escaleras.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora