Entusiasmo

7.5K 715 27
                                    

Aprieto la pantalla contra mi pecho para que Esteban no vea y lo disimulo como que intento acomodarme sobre él. Agradezco que esté mirando la televisión y no sea de los que revisan celulares. Rechazo la llamada y guardo el móvil en silencio, obvio en el bolsillo, junto a mis invisibles porque no importa donde esté, siempre tengo mis invisibles a mano.

—¿Quién era Cora?

—Número desconocido, no voy a atender.

Ese chico no tiene límites, ¿cómo se va a agendar a sí mismo con ese nombre? Siento las vibraciones insistentes en el bolsillo de mi pijama y sé que no va a parar hasta que lo atienda, pero está ese nombre en la pantalla, no quiero que mi novio lo lea. No solo se agendó a sí mismo, sino que también guardo mi número. Ahora mi vida no va a dejar de ser miserable. Antes solo podía hacer sus demandas después del colegio, persiguiéndome en el auto, pero ahora, ¡Ahora tiene mi número!

¿Cuándo lo hizo? Pensé que me acordaba de todo ¿Cómo dejé que usara mi celular?

Aprovecho cuando Esteban va al baño después de la película para sacar mi celular que, gracias al cielo, dejó de sonar, y rápidamente cambio el nombre de Andy de "El primero que te va a hacer gemir" a "Desconocido". Si me llama y alguien lo ve, es más fácil de rechazar y tengo menos explicaciones que dar. Cuando borro las miles de llamadas perdidas noto que tengo mensajes. El primero es un "Hoy te quiero en casa", el segundo "Tu novio es más banana de lo que creí" y el último es un "No puedo creer que veas esas películas de mierda".

Pánico, pánico de nuevo. ¿Está afuera? Veo por la ventana que da al living y no hay rastros de él ni de su auto. ¿Pasó por casa? Abro mi galería y está llena de fotos de él en el auto, o haciendo caras retorcidas y hasta divertidas, otras mías durmiendo contra la ventanilla y a lo último, para coronar, una foto de su entrepierna, por suerte no desnuda, y él rodeándola con la mano, conmigo de fondo. Curiosamente, era también la foto que tenía asignada como contacto para él. Río involuntariamente, sé que es retorcido, pero todo esto me da gracia, en realidad él me da gracia, tiene una forma tarada de hacerme divertir o tal vez son los nervios los que me están sacando de quicio. Borro la última foto y guardo mi celular en mi pijama otra vez.

Dejo de reírme cuando Esteban vuelve del baño y ve que estoy levantando mis cosas. Tendría que estar preocupada, ahora tengo que encontrar una forma de escaparme e ir hasta la casa de Andy, cuando supuestamente estoy enferma. Lo conozco bien y sé que va a hacer de todo para que vaya, prefiero ir por las buenas, pero el problema es mi novio. Estoy naturalizando esto de esconder cosas y crear mentiras, me preocupo a mi misma un poco. No quiero ir, pero a la vez me llena de anticipación la idea de ir.

—Vamos a mi habitación.—Le extiendo la mano a mi novio y él la toma mientras lo guío por las escaleras. —Creo que me siento mejor, pero igual quiero dormir una siesta más tarde. Así qué no faltes a clases ¿Sí?

Estamos por entrar a mi cuarto y dejo la manta colgada en el barandal de la escalera.

—¿Querés que le diga a tu papá que venga un rato?

Niego con la cabeza. Él parece conforme y se sienta conmigo en la cama de mi habitación. Tengo que ir con Andy, me corrijo: quiero ir a lo de Andy y tengo que despachar a Esteban de alguna forma. Me subo sobre sus piernas y empiezo a besarlo con ganas para no sentirme tan culpable por lo que voy a hacer. Siento que el calor arranca y se detiene, vuelve a prender y vuelve a detenerse. Quiero que me bese apasionadamente, más todavía, quiero que me prenda como hace Andy para que él no sea el único que puede hacerlo, pero no sucede, mi novio ni amaga a tocarme, mantiene sus manos contra el colchón y no hay rastros de que pretenda moverlas. Me decepciona un poco que no tenga esa iniciativa, ese sabor, es como que a Esteban le falta algo en esas cuestiones. No me prende porque él no se prende, es eso. Presiono más sobre sus labios y él me detiene, ni siquiera hay un signo de excitación en su cara. Está contento con mi avance, pero no siento ese fuego que estoy buscando y estoy segura de que él tampoco.

—Cora... esperemos ¿Sí?

Y ahí es cuando me siento una asaltadora sexual. ¿Qué hago? ¿Me pongo triste? En su lugar me ofendo como si tuviera el derecho, soy una caradura, tendría que estar tirándole rosas y rogándole perdón. En su lugar me siento mal, ofendida de que tenga cero intenciones de todo. No quería acostarme con él ahí nomás, pero él me hace sentir como si lo hubiera insinuado y lo peor de todo, me rechazó. ¿Qué hay de malo? Él mismo dijo que lo haría conmigo.

—Está bien.

Digo en tono cortado y él lo nota.

—Perdón, no quiero... estás enferma.

Me recompongo y oculto mi enojo. Encima le da miedo enfermarse, tengo ganas de gritarle que no estoy enferma, que solo me emborraché con alguien que sí quiere besarme cada segundo... Excepto cuando me despidió en la puerta, pero eso no cuenta.

—Sí, tenés razón, perdón, me descontrolé.

Sonrío y le doy un beso en la nariz totalmente falso, estoy enojada, pero no quiero demostrarlo. Él la frunce y mi celular vuelve a sonar, sé quién es. Esta vez, tranquila, atiendo, sin problemas.

—¿Hola?

—Tenés media hora.

—No puedo.

—Te paso a buscar.

—No, estoy enferma

—Sí, claro, solo tenés resaca.

Ríe a carcajadas y me corta el teléfono. Me giro sobre las piernas de Esteban, quien me mira sin sospechar nada.

—¿Quién era? ¿Desconocido de nuevo?

—No, si no no hubiera atendido, era Jimena que quería que fuera a su casa, un chico le rompió el corazón o algo así, pero no importa, porque no sé si ella tiene corazón y de alguna forma u otra "siempre se lo rompen".

Esteban sonríe y sé que puede sentir mi hostilidad. Me acuesto en la cama y me cubro hasta los hombros, no quiero pelearme con él por esta estupidez. Es todo culpa de Andy, antes de él estas cosas no me importaban.

—Voy a dormir, no faltes a clases por mi culpa.

Esteban se levanta y se acomoda los jeans antes de besarme en la sien.

—Te amo, que te mejores.

Sonrío como una idiota y lo beso en los labios.

—¿Puedo salir por la ventana?

—¿Por qué?

—Costumbre, así no me tenés que abrir la puerta.

Me cubro un poco más y asiento con la cabeza.

—Está bien.

Baja por las estructuras para las enredaderas de mi balcón y sale por el costado de mi casa hacia la calle, rezo porque no se encuentre con Andy en la calle y cierro los ojos involuntariamente para planificar mi huida. Si vuelvo temprano mi papá no va a saber que me fui. Corro hasta la habitación de mi papá y controlo que el auto reluciente desaparezca al final de la calle por la ventana. Como una loca corro y comienzo a cambiarme, me pongo lo de siempre, una falda y una blusa, pero me aseguro que cada mechón de pelo esté en su lugar. No sé por qué bajo también por el mismo punto que Esteban, es estúpido, pero siento más emoción de esa forma, me siento en una película de repente ¿Qué tan fracasada puedo ser?

Cuando llego a la calle, me siento tranquila en la vereda. Espero quince minutos y él sigue sin aparecer, otros cinco minutos más y nada. Levanto el teléfono y llamo a "Desconocido", quiero terminar con esto lo antes posible. Mentira, quiero verlo lo antes posible.

—Sabía que me ibas a llamar cuando estuvieras lista.

Corta el teléfono y yo lo estampo contra el fondo de la cartera. No tenía media hora, probablemente si no lo llamaba, no iba siquiera a aparecer por la puerta de su casa. Ese es su juego, empujarme para que yo termine demostrando que quiero todo esto.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora