Sumisión

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—Dame un beso.

Ahora que sé que pretende "compartirme" con sus amigos cuando termine conmigo me repulsa solo la idea. Me repulsa él ¿Y qué soy? ¿Un juguete en exposición? ¿Se está portando sólo como un tarado porque está con sus amigos? Además, está la rubia al lado de él ¿Qué pasa con esta situación bizarra? Pensé que Andy era más seguro de sí mismo, verlo comportarse así me decepciona muchísimo. Tal vez lo idealicé demasiado y no me di cuenta de que era realmente un idiota.

—Ni loca.

—Bueno, a ver cómo te las arreglas sola.

Odio cuando se pone así y me extorsiona.

—¿Ella no es tu chica? No tenés que hacer estas cosas.

Señalo a la rubia a la que se le dibuja una sonrisa.

—Es muy tierna, tengo que admitirlo. —Dice ella y me convierto en la mascota de todos. —¿Cuántos años tenés?

Me tiro de la remera y me incomoda ser el centro de atención otra vez, más cuando estoy hecha un bollito contra el sillón entre las piernas de Andy.

—Diecisiete.

Digo bajo y las chicas vuelven a corear un "awww". Ahora que lo pienso, no sé cuántos años tiene Andy ¿Por qué nunca le pregunté su edad?

—¿Ustedes?

Intento ser amable y sacar información a la vez. La rubia empieza a señalar en ronda, están: la rubia, Andy en el medio y la morocha en el sillón, enfrentándolos, contra la pared está Teo, a su lado la castaña y del otro lado del mueble de la televisión está Ian. Yo por mi parte me protejo entre las piernas de Andy como si él fuera a salvarme de algo.

—Dieciocho, veinte, diecinueve, diecinueve, veintidós y veintitrés.

Ok, archivo en mi memoria: Andy tiene veinte, Teo diecinueve y Ian veintitrés, la verdad es que no me importa recordar las edades de las chicas, presiento que no las voy a volver a ver.

—¿Ustedes también son punks?

Les pregunto inocentemente y ellas se quedan sin entender qué estoy diciendo.

—¿Quién te dijo que somos punks?

Pregunta Ian con el ceño fruncido y apretando la boca. ¿Le molesta que le diga punk?

—Lo supuse por cómo se visten.

No tengo mucho conocimiento de tribus urbanas y esas cosas, pero tenía entendido que los jeans rotos y las camperas de cuero eran de punks. Sé que Ian se está enojando de repente y no sé qué dije de malo, a ese chico le molesta todo. Andy levanta la mano para calmarlo y me palmea la cabeza mientras y eso me estresa más que nada.

—Dejala, vivió en un tupper toda su vida... Linda, no somos punks, ni siquiera escuchamos punk, solo escuchamos metal: metalcore, hard rock y metal alternativo. Igual, no sé para qué te cuento, no creo que no tengas idea de qué te estoy hablando.

Sé qué es el metal, es la música que mi papá dice que proviene del satanismo. Inmediatamente, me los imagino a todos haciendo un ritual con vírgenes. Esperen un segundo, yo soy virgen. ¿Y si son satánicos de verdad? ¡Oh! No... yo soy la virgen, ¡Yo soy la ofrenda! ¡Para eso me quieren! Me van a matar, por eso están siendo "buenos". Teo se refería a compartir mi sangre, "cuando termine con ella" ¿Cuándo termine su ritual? Me van a grabar un pentagrama en la espalda con un cuchillo y me van a atar a una mesa para que me desangre de a poco una noche de luna llena. ¿En qué mes estamos? ¿Cuándo es la próxima luna llena?

Tomo a Andy por la bota y lo miro con cara de pánico siguiendo la línea de mis pensamientos.

—No me mates, por favor.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora