Apatía

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Las chicas esta vez no me molestaron con nada relacionado con el tema. Estamos de vacaciones y juntándonos mucho a la tarde cuando no tengo encima las miles de tareas que mi papá me tiro encima de la cabeza para mantenerme en regla y como castigo. Ellas tuvieron varias oportunidades para hablar de todo, pero ninguna de las dos lo hizo.

Un mes sin ver a Andy y mi vida vuelve a caer en la monotonía. Estuve pensando mucho en la conversación de Berni ¿Estoy tan loca como para convencerme a mí misma de que amo a alguien solo porque es lo correcto? ¿Amo a Esteban realmente? ¿Amo a Andy? El último se fue de mi vida de la misma manera en la que entró, repentinamente. No me llamó, no me escribió, ni apareció por mi habitación desde que nos peleamos. Sonrió para mí misma, cada vez que me acuerdo las palabras de Berni "Andy está enamorado" y pasa un día más donde me acuesto con la presión en el pecho por no saber nada de él.

La fiesta de fin de año fue algo aburrida, la típica ceremonia donde entré del brazo de Esteban con un vestido odioso de tul, Berni entró en su vestido y Jimena tuvo que cubrirse el escote con una campera después de que los profesores le llamaran la atención. Recibí mi diploma con una sonrisa. Una etapa de mi vida termina y una nueva empieza, una que parece el camino directo a mi tumba, sin curvas ni sorpresas.

Andy, si pudieras verme en este momento, estarías tan decepcionado. La verdad es que, tenías razón, voy por la vida mendigando amor y aceptándolo de quien esté dispuesto a dármelo. Tengo tanto miedo de no ser nada, que siento que voy a desaparecer si no tengo a nadie al lado. Sé que no podés estar conmigo para siempre, por eso no puedo evitar aferrarme a quien quiere tomar mi mano cuando no estás. Andy, siempre fuiste de tomar mi mano para empujarme hacia adelante y dejarme correr sola, el problema es que, cuando hacés eso, no sé hacia donde estoy corriendo si simplemente te quedas detrás de mí.

Termino de pintarme levemente con gloss los labios y acomodo mi trenza, fijando con invisibles los mechones que se escapan por los costados de mis dos trenzas. Odio decirlo, pero perdí un poco de práctica en esto. Cuando Esteban pasa a buscarme en su auto, estoy lista para ir al centro, no es una cita ni nada por el estilo, solo necesito comprar un par de cosas al igual que él y quedamos en ir juntos al shopping.

—¿Querés comer algo primero?

Miro hacia el patio de comidas, es tarde para almorzar, pero eso causa que no haya mucha gente y casi nada de cola en todos los locales.

—¿Ese?

Pregunto viendo que es el único local de comida rápida que tiene gente haciendo fila, pero tengo ganas de algo caliente. Esteban levanta la mirada preocupada de su celular y después de parecer que vio un fantasma se recompone.

—Vamos a este, tengo ganas de comer algo fresco, hace calor.

—¿Pasó algo? Pregunto por tu cara. ¿Quién te escribió?

—Nadie importante, algo del trabajo.

Y sin otra palabra ordenamos comida natural para comer.

Eso es lo malo de tener un "amante", no hay forma de no compararlo con tu novio hasta en las más mínimas decisiones. Esta vez miro a Esteban terminar su sándwich de pollo y lechuga y siento que no podría ser más diferente de Andy, pero eso está bien ¿O no? El almuerzo lo pasamos ambos callados, yo muy preocupada en compararlo con Andy y Esteban perdido en sus propios pensamientos.

Caminamos por el shopping comprando distintas cosas. Necesito unas nuevas zapatillas, ya que las mías quedaron arruinadas el día de lluvia. Entramos a un local que me encanta por ser clásico. Cuando la vendedora más cercana a la puerta nos ve entrar de la mano, nos lanza esa mirada de aprobación que ponen todos cuando me ven con Esteban a diferencia de cuando estoy con Andy. Y sí, lo sigo comparando. Ahora que no estamos juntos, más que antes.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora