Decepción

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No puedo contenerme y no puedo dejar de llorar como una idiota. No puedo creer que hoy que llueve eligiéramos pelearnos y terminar todo.

Cuando llego a mi casa estoy más que empapada y soy un mar de lágrimas. Sé que tengo que avisarle a mi papá que llegué, pero no quiero que me escuche llorar, no creo que pueda conciliar las palabras. Me dirijo al baño y me contemplo al espejo por unos segundos ¿Qué pensaba hacer con Teo? ¿Tan lejos pensaba llegar? ¿En qué me convertí? Me siento en el suelo intentando contener los sollozos.

¿Así de fácil se fue Andy de mi vida? Supe desde el principio que esto no podía durar para siempre, que no podía casarme, tener hijos y paralelamente continuar mi relación con Andy tal y como está, siempre supe que enamorarme de él y vivir felices para siempre no era una opción. Alguien como él no encaja en mi vida.

Cuando creo que puedo respirar normalmente, toco la puerta del cuarto de mi papá para hacer el ritual de llegada a mi casa, pero esta vez mi papá se sienta en la cama y prende la luz.

—¡¿Dónde estabas?! ¡Saliste sin avisar, te llamé miles de veces!

Me llevo la mano a mi pelo húmedo y recién ahora recuerdo que no avisé nada y encima me dejé el celular en casa porque el estúpido de Andy no me dejó llevar mi cartera conmigo.

—Estaba... con unos amigos y me olvidé la cartera.

No sé qué decir, es la verdad, intento parecer sobria, pero no lo estoy y espero que el aspecto espantoso que me dio la lluvia me ayude y haya lavado mi olor.

—¡No hagas estas cosas Cora, no podés salir sin avisar y menos volver a cualquier hora sin celular!

—Perdón, papá.

Me apoyo contra el marco de su puerta y recuesto mi cabeza, si quiere empezar con un sermón y retarme estoy lista.

—¿Qué te pasa?

Giro la cabeza y sonrío.

—Nada.

—Cora...

Estoy ebria y llorando porque me peleé con un chico que no es mi novio y estuve metiendo en casa a escondidas, porque decidió dejarme y como venganza intenté tener sexo con su mejor amigo en el baño de un antro de la parte baja de la ciudad. Camine sin ropa interior hasta casa ¿Dije por qué estoy ebria?

—Estoy bien, solo cansada, mojada y con sueño.

Mi papá me examina, está cansado también, creo que es mejor para ambos dejar esta conversación para mañana. Él me deja ir, pero no sin antes darme una mirada de sospecha y dice que vamos a hablar en la mañana, sé que eso no son buenas noticias. Nunca me castigaron antes, me pregunto de qué tratará mi castigo.

Entro a mi habitación chocándome con un par de cosas y me saco el vestido para desplomarme sobre la cama en mi ropa interior mojada. Recuerdo que perdí mi ropa interior y busco una en mi placar. No tardo mucho tiempo en concentrarme para superar el mareo y quedarme dormida con mi pelo todavía húmedo. Obviamente, como la vida es una perra, sueño con Andy, en sus malditos ojos azules entre las penumbras, en que siento que estoy atrapada y no puedo salir de sus brazos tatuados. Lo aparto de mí porque no lo quiero cerca y cuando estoy a punto de caer me ataja, me aferro con las uñas a sus hombros y abro los ojos.

—No quiero que duermas en el piso.

Su voz grave hace vibrar mis oídos y lo abrazo, apesta a alcohol, a cuero y a cigarrillo húmedo, pero no importa, me encanta, porque así es como él siempre huele, a esa colonia fuerte y a todo lo que consume, en el fondo me gustaría también que oliera un poco a mí. Me sube sobre mi cama, no tiene sus pantalones puestos, ni su campera, ni sus zapatos, está solo en bóxers y me parece gracioso soñar con él casi desnudo cuando siempre lo obligo a dormir con ropa.

Suavemente, me desliza de nuevo dentro de la cama y me acuesta a su lado.

—Te quiero.

Le confieso cuando nos tapa a ambos con las sábanas.

—Lo sé linda, yo a vos, más de lo que creés que puedo llegar a hacerlo.

Me abalanzo sobre él otra vez y me aferro como si fuera a desaparecer. No tendría que permitirme hacer esto, aunque sea en un sueño, tengo que borrar a Andy cuanto antes, suspiro en sus brazos y me digo que está bien, que es una vez, que todo va a volver a ser como antes en la mañana.

Andy me peina bruscamente con sus dedos y recuesta su barbilla en mi cabeza. Se siente bien sentir mi cuerpo desnudo contra su piel, se siente bien que me abrace, se siente bien escuchar, decir que me quiere con esa voz grave. Una lágrima se escapa por mi mejilla y él la besa para saborearla, es como que cada vez que hace eso es para consumir mi tristeza.

—Solo quiero que no me dejes.

Le confieso ahogada con mi angustia.

—Aunque no pueda ser quien necesitás, te voy a querer siempre.

Me estrecha con sus brazos y vuelvo a perder la conciencia. Cuando me despierto, el sueño de Andy se esfuma y vuelvo a estar sola en mi cama.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora