Capitulo 7

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Narra Ash

Tenía ganas de hacerle una cara nueva a aquella estúpida mujer, y parece ser que ella tambien tenia ganas de hacerme lo mismo a mi, pero vino Irina a detener la pelea, y justo antes de que un puñetazo impactase en mi cara, lo detuvo con su mano sin inmutarse y elevó a la mujer por encima de su cabeza.

-¡Sueltame bestia inmunda! ¿¡Quien te crees que eres para poder tocarme!?- gritaba la mujer.

Me alegre de que Irina no entendiese nuestro idioma, pues sabía que aquellas palabras le dolerían.

-¡No te hagas la sorda! ¿¡Eres idiota o lo intentas!?- seguía gritando.

-Tienes suerte de que no te pueda entender, si fuese yo ya te hubiese arrancado la cabeza.- dos chicas aparecieron repentinamente, junto a Irina, que seguía alzando a la mujer.

-Disculpeme doctora, pero podría calmarse y dejar el asunto? Solo hemos venido a disfrutar de un fantástico desayuno.- dijo la de menor altura.

-¡Dile que me suelte y me iré,  no quiero que esta bestia me toque!- aquellas palabras no llevaban más que puro veneno, pero Irina seguia sin inmutarse de lo que decían.

Seguido, la muchacha se dirigió a irina y le habló en un Ruso, creo. Tras hablar ella, Irina soltó a la mujer, y ésta se fue con sus compañeros para salir de la cafetería.

-¿Y vosotras sois?- pregunté.

-Mi nombre es Elisabeth, y la que está detrás es Catarina.- dijo señalando tras de si con el pulgar.

-Un gusto.- dijo saludando con la mano.

-Tan solo queriamos hablar un rato con Irina, pero se ha formado todo este revuelo y...- la alta interrumpió.

-Hablando de eso, como habeis acabado así?

-Es una larga historia.- dije mirando a Irina, que seguía sin enterarse de nada.

-Tenemos tiempo.- comentó Catarina antes de que Elisabeth le diese un zape en la cabeza.

-No te metas en la vida privada de los demás, Cata.

-Si tenéis tiempo, tomad asiento y os explico.- dije mientras me sentaba.

Les expliqué todo lo sucedido desde que escuché la conversación hasta que Irina intervino.

-Será petarda la tía!- exclamó Catarina en voz alta.

-Malhablada.- dijo Elisabeth tras darle otro zape en la nuca.

-¡Pero es verdad! ¡Si hubiese sido yo habría degollado a la tipa nada más verla gritarme!- dijo Catarina levantandose de la silla.

-Sientante.- Elisabeth la cogió de la oreja y la obligó a hacerlo.- ¿Y dices que estaban hablando de Irina refiriéndose a ella como "monstruo"?

-Así es. Me encendí al escucharlos y les lancé lo primero que tenía a mano.- expliqué.

Pude notar como Irina estaba inquieta desde hacia un rato.

-¿Vosotras sabeis hablar ruso no? ¿Podríais preguntarle que le pasa?- señalé a Irina.

Catalina le preguntó a Irina, a lo que ésta le respondió casi susurrando y algo sonrojada, segundos mas tarde me tradujo lo que habia dicho.

-Dice que tiene hambre.- me comentó.

-¡Mierda! ¡Se me habia olvidado por completo!- me levanté de la silla y fui a por algo que pudiese comer Irina.

No sabía que podría guatarle, asi que me llevé casi todo lo que había disponible en una bandeja.

Narra Irina

Ash gritó, y salió corriendo hacia lo que parecían unas bandejas von comida, volvió minutos más tarde y la dejó encima de la mesa. Cruzó un par de palabras con Catarina y acto seguido, esta me habló.

-Dice que quiere que comas.- dijo acercandome la bandeja.

-¿¡De verdad!?- dije mirando a Ash con una sonrisa.

Después de recibir la aprobación de Ash, busqué que podría empezar a comer, pude ver que en la bandeja había una manzana, mi fruta favorita, así que no pensé antes de cogerla y morderla. Un dulce sabor inundó mi boca, hacía tanto tiempo que no probaba una delicia como aquella.

Miré a Ash, que seguía conversando con Catarina y Elisabeth y no pude evitar fijarme en sus labios, me pregunté si tendrían el mismo sabor, o si serían mas dulces.


Después de 4 manzanas y mucha cháchara que no entendía, Catarina y Elisabeth se despidieron y se marcharon. Ash también se fue un momento, no tardó mucho y pude ver que traía consigo un aparato exactamente igual al que utilizamos la otra vez para poder comunicarnos.

Terminé de comer la 5 manzana y Ash me preguntó si quería hacer algo, le pedí si me podía volver a enseñar el camino hacia el gimnasio, quería jugar un rato, se levantó y me hizo un gesto con la mano para que la siguiese y así lo hice.







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