Capitulo 18

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Narra Ash

Nos sentamos en una mesa del comedor, habian muchos hibridos mirando a Irina, pude notar que se sentía algo incomoda, fui a buscar todo tipo de comida y volví a la mesa.

-Prueba esto primero, se llama kiwi.-dije ofreciendoselo.

Lo mordió, sin quitarle la piel ni abrirlo, tal cual.

-Muy bien, para la proxima le quitas la piel, que no se come.- sugerí entre risas.

-¡Habermelo dicho! ¡Es demasiado amargo!- lo dejó en la mesa y no lo volvió a tocar.

Pasaron todo tipo de alimentos por su boca, pero ninguno tenia el mismo sabor que una manzana.

Asi que me rendí, dejé que se comiese una manzana, la cara que ponia cuando le daba un mordisco me daban ganas de hacerle una foto, estaba realmente hermosa.

-¿Elisabeth ya habrá vuelto a su habitación?- pregunté.

-Lo más seguro es que siga allí hasta la hora de comer, es capaz de quedarse a dormir en el laborarorio. -rió Irina.

-Pues no se que podríamos hacer... Una está con juegos y la otra perdida en su mundo... Nos hemos quedado solas, Iri. -hice un puchero.

-A veces lo prefiero así. -sus dulces labios se posaron en mi nariz, dándome un beso.

Un par de niños pasaron por nuestro lado, saludando a Irina como siempre, llamandola "Reina". Era muy dulce con los niños, se le daban muy bien, en cambio yo parecía tener una maldición.

Mientras volvíamos a la habitación, se quedó mirando una de las máquinas expendedoras.

-¿Quieres algo de la máquina?- pregunté.

-Si...- dijo embobada mirándola.

-Solo tienes que poner el número de lo que te apetezca.- pulsé dos botones y cayó una de las bolsas.

-¡Yo también quiero!- miró unas cuantas de las bolsas y presionó, eligió una bolsa de almendras.

Abrió la bolsa con los dientes y sacó una de ellas.

-Parecen lágrimas. -dijo observandola.

Llegamos a mi habitación y se comió la bolsa entera, al cabo de un rato parecía mareada y febril.

-¿Estás bien?- pregunté.

-Me siento rara... Tengo... Tengo calor... -dijo un tanto aturdida.

-Dejame ver si tienes fiebre.- me acerqué a ella y puse su frente contra la mía, haciendo que de su boca saliese un pequeño gemido.- ¿Que ha sido eso?- pregunté riéndome.

No respondió, se lanzó hacia mi para besarme, intentando que no se le escapase un gemido por su pequeña boca, no cabe decir qur fué en vano.

Me besaba apasionadamente, como si no lo hubiese hecho en décadas.

Estaba roja y sudando, cada vez que la tocaba ella solo emitía un pequeño gemido.

Su pequeño cuerpo estaba encima de mi, sentada sobre mis caderas, haciendo que me fuese imposible escapar, pero sinceramente; no hubiese querido estar en cualquier otro lugar.

Me rompió la camisa y comenzó a tocar mis pechos, haciendo que soltase un pequeño gemido involuntario.

Irina me estaba tentando, y como con toda tentación, al final se acaba cayendo en ella.

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