Capitulo 60

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Narra Irina

Llevábamos apenas cinco minutos abrazadas, cuando la puerta de nuestra habitación de abrió.

-Mamá, ¿estás despierta? -era Alexey. -¿Como está Mami?

En aquel momento aquellas palabras me parecieron lo mas tierno que habia escuchado en mi vida, y se quedó allí, esperando por una respuesta.

-Estoy bien, cielo. -respondí levantándome.

La cara de Alexey se llenó de lagrimas mientras corría hacia nosotras, embisitiendome en un abrazo.

-¡Nos has asustado! -me gritó. -¡No sabes lo preocupados que hemos estado por ti! ¡No sabes lo preocupado que he estado!

Lo abracé tan fuerte como pude, dejando que llorase en mi hombro.

-Lo siento. -susurré. -Siento haberte preocupado.

Le hice un gesto a Ash para que se uniese y nos abrazase a los dos, en aquel momento sentí que me iba a derrumbar, la necesitaba.

La necesitaba más que nunca.

***

Ash intentó convencerme por todos los medios de que me quedase en casa y reposase un dia más, pero ya habia faltado casi tres semanas a clase, no iba a permitirme faltar un dia más.

-Sigo pensando que deberías quedarte en casa. -comentó mi rubia mientras me desvestía.

-Y yo sigo diciendo que voy a ir a clase.

-No es necesario que lo hagas, ya he hablado con papá y...

Ash no terminó la frase, iba a preguntarle que le pasaba cuando la ví con los ojos clavados en mi pecho. Dirigí mi vista hacia abajo solo para encontrarme con una; algo fea, cicatriz.

Los ojos de Ash se llenaron de lagrimas mientras giraba la cara para que no la viese llorar.

-Hey. -me acerqué. -Mírame. -acaricié su cabello y me senté sobre sus piernas. -No tienes porqué sentirte mal.

-Es mi culpa que esa cicatriz esté ahí. -dijo entre sollozos.

Agarré su mano y la dirigí hasta la cicatriz. -Si, es tu culpa. -sentencié. -Es tu culpa que mi vida tenga sentido. -posé un corto beso en sus labios. -Es tu culpa que ahora tenga un motivo por el que vivir. -posé otro. -Es tu culpa que ahora sea feliz. -y otro. -Tambien es tu culpa que tenga una familia a la que ame.

Volví a besarla, pero esta vez no fue un rápido y corto beso, fue lento, suave y húmedo. Nos separamos para recuperar el aire, y aproveché para lamer sus lagrimas; causándole risa.

Me levanté de sus piernas y me dirigí al baño, apoyándome en la puerta.

-¿Sabes? -la miré con lujuria. -Hace mucho que no nos damos una ducha... Juntas.

Ash se sonrojó; podría haberle hecho la competencia perfectamente a un tomate, se levantó y me siguió hasta dentro.

Adoro esa timidez que tiene a veces.

***

Siete y media; con la tontería habíamos pasado casi tres cuatros de hora en la ducha.

Salimos de la habitación y bajamos al comedor, al entrar; Catarina me embistió en uno de sus abrazos mortales, de esos que te dejan sin respiración.

-¡Cat, que me muero! -logré decir.

-¡Nosotros si que casi nos murimos ayer del susto! -respondió soltándome.

-Es morimos. -la corrigió Elisabeth. -Nos alegramos de que solo quedase en un susto. -me abrazó ella.

La mañana parecía que iba a estar llena de abrazos; Tania, Claus y Fran también quisieron unirse a la lista, y no pensaba rechazar un abrazo de personas tan especiales en mi vida como lo eran ellos.

Llegamos al instituto cundo apenas faltaban cinco minutos para que sonase la campana, Ash no se habia soltado de mi brazo en todo el trayecto.

Claus aparcó la limusina en el patio del instituto y nos abrió la puerta.

-Señorita, le importa si... -hizo gestos con los brazos, sinónimo de que quería volver a abrazarme.

Sonreí y lo abracé, nunca hubiese llegado a pensar que mi "casi muerte" les afectaría tanto.

-Me alegro de que siga viva. -comentó.

-Y yo me alegro de seguir aquí. -sonreí.

Sin decir nada más, se despidió con la mano y se marchó. Ash se colgó de mi brazo, causando algo de expectación entre los alumnos que nos observaban.

-Hey, ¿no crees que estás siendo un poco descuidada? -la miré divertida. -¿Prima?

Ash gruñó ante mi comentario, se apegó más a mi brazo e inchó las mejillas. -No me importa estar siendo descuidada o no, hoy no te pienso soltar.

Me acerqué a su rostro, mientras seguiamos caminando. -¿Ah si? ¿Y si me tengo que cambiar de uniforme en deportes? -sugerí en un tono seductor.

-Pues te acompaño. -comentó siguiendome el juego.

-¿Y tambien me acompañarás en las duchas? -susurré a su oido.

-¿¡Y tambien podeis cortaros un poco!? -gritó Catarina. -Por dios, estamos en el instituto.

Ash y yo empezamos a reir, habiamos olvidado por completo el mundo que nos rodeaba. Continuamos caminando hasta la clase de Alexey, allí nuestro pequeño nos abrazó a las dos, clavó un beso en cada una de nuestras mejillas y nos dijo "Os quiero" antes de entrar a su clase; donde todos parecian esperar su llegada.

Con una sonrisa en nuestros rostros, nos dirigimos a clase antes de que sonase la campana. Al entrar en clase, Silvia me abrasó con miles de preguntas sobre porqué habia faltado aquellas tres semanas; y yo simplemente me desabotoné unos cuantos botones de la camisa y le enseñé mi cicatriz, con un rostro serio.

Silvia y la profesora de Alec sabían que eramos; lo sabian porque el padre de Ash se lo habia explicado todo.

-¡Irina! -Ash corrió hacia mi y me abotonó los tres botones que me faltaban de la camisa.

-Oh dios, Irina lo siento. -comentó con la mano cubriendose la boca, casi al borde de las lágrimas.

-No te preocupes, estoy viva y es lo que importa. -sonreí.

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