Narra Irina
Le di una patada a la puerta, abriendola de par en par, todos los que estaban en la sala se quedaron mirándome atemorizados.
-¿¡QUIEN COÑO HA DESTROZADO LA HABITACIÓN DE ALEXEY!? -grité.
Todos se quedaron callados, parecían tener miedo de lo que pudiese hacer, sinceramente creo que hacían muy bien.
Un olor a marcador permanente me llegó a la nariz, giré la cabeza y pude identificar de dónde provenía, una mesa con cuatro chicos, de no más de 17 años y no menos de 15.
-Vaya, ¿porque no me soprende que seáis unos cuantos años mas mayores que él? -dije caminando hacia ellos. -Supongo que nunca os han dado una zurra por hacer algo malo...
-¡CALLATE LA BOCA ZORRA! -gritó uno de los más mayores.
Era bastante alto y musculoso, llevaba una camiseta verde de tirantes y unos pantalones de mezclilla, unas bambas blancas y una chaqueta negra atada a la cintura.
Vino a por mi, pero debido a la diferencia de alturas pude agarrar su chaqueta y quedar tras él, volvió a por mi, pero salté sobre él y lo lancé encima de la mesa. De algún modo u otro logré inmovilizarlo, atando las mangas de la chaqueta a las patas.
Sus compañeros no se iban a quedar mirando como zurraba a su amigo y decidieron venir a golpearme, el más bajo se lanzó a por mí, pero lo agarré por la camiseta y lo colgué de los percheros que habían atornillados a la pared, sin que pudiese tocar el suelo, le quité el cinturón y se le bajaron los pantalones.
El otro chico me pilló desprevenida, me agarró por la cintura y me alejó del perchero, por suerte llevaba pantalones largos, me agaché y le pude agarrar el bajo de éste, tiré de ellos y cayó al suelo, le arrastré a una mesa cercana y lo até con el cinturón a la pata.
-Vigílamelo, ¿quieres? -le dije a uno de los chicos que habia sentado en ella.
El último integrante no aparecía por ninguna parte, así que decidí empezar el castigo como correspondía. Con unos buenos azotes en el culo.
No tenía nada a mano para azotarle, así que fuí a la cocina, las cocineras me miraron con cara de orgullo y me dieron varias cucharas de madera.
-Mi madre solía azotarme con eso cuando me portaba mal, es recordarlo y todavía me duele. -dijo una de las cocineras riendo.
-¿No se supone que tendríais que detenerme? -pregunté curiosa.
-¿Detenerte? -rió. -Esos mocosos merecen lo que les hagas, se creen que por ser especiales pueden tratarnos tan mal como les dé la gana cada maldito dia, tu hermano no es el único que sufre el acoso de esos chicos.-comentó.
-Alexey no es mi hermano. -respondí. -Pienso acabar con eso de una vez por todas...
Salí de la cocina y me dirigí al chico más alto, ya era de suponer que tenía que ser el líder, seguía atado en la mesa con la chaqueta, intentaba escapar, pero le resultó imposible.
Le azoté la primera vez con la cuchara y pareció dolerle, ya que su grito resonó por todo el comedor.
-Esto, por Alexey. -volví a azotarle. -Esto, por todos los híbridos a los que has estado jodiendo con tus gilipolleces.
Con cada golpe, gritaba más fuerte, incluso empezaba a derramar alguna que otra lágrima, me pareció normal ya que llevaba más de 15 minutos golpeándolo con diferentes cucharas.
-Esto, por los humanos a los que molestas dia si dia tambien. -miré a las cocineras, que me miraban con cara de orgullo y satisfacción. -Y esto, porque no soy una zorra, ¡soy una PANTERA! -lo golpee tan fuerte que la última cuchara se me rompió.
-¿¡Ya basta no!? -dijo llorando.
-Se acabó. -soltó un suspiro de calma. -Es que se me han acabado las cucharas, ahora vuelvo con más. -me retiré.
-¡NO MÁS POR FAVOR! ¡MÁS NO! -gritó llorando.
Volví tras mis pasos y me puse frente a él, le agarré del pelo y le hice que me mirara.
-Dime, ¿cuantas personas has molestado a lo largo de tu vida? -le pregunté.
-No lo sé. -contestó.
-¡PIENSA! -pude ver mis ojos a través de los suyos, estaban vacíos y reflejaban ira.
-¡No lo sé! ¡De verdad! -gritó.
-Bien, te vas a quedar toda la noche aquí, hasta que lo sepas. -solté su cabeza. -Y quiero que vayas una por una, pidiéndoles disculpas.
-¿Empezando por Alexey? -dijo sollozando.
-¡ME DA IGUAL POR QUIEN EMPIECES! -le grité. -¡TIENES 17 AÑOS POR EL AMOR DE DIOS! ¡MADURA!
-¡LO SIENTO! -gritó.
-Yo a tu edad, ya hacía 8 años que vivía en la calle. -me separé de él. -Las cosas en 1838 eran más difíciles que ahora.
-¿1838? ¡Eso significa que tienes 194 años! -comentó.
-Es lo que tiene ser inmortal. -dije mientras me alejaba de allí.
Me fui hacia la puerta y todas las personas que habian en la sala comenzaron a aplaudir tras de mi.
-No les dejéis salir de aqui hoy. -les dije a las cocineras mientras me iba.

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Hibridos
خيال (فانتازيا)♡[Historia con contenido Girl×Girl]♡ ♡Si no es de tu agrado; no lo leas. ♡ El amor lo puede todo, y esto es lo que tendrán que demostrar Irina y Astrid, una mujer pantera y una científica recién licenciada. ¿Las acompañarás en su aventura?