Capitulo 11

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Narra Irina

Ash cayó encima de mí, pensé que me daría un beso, pero intentó levantarse, a lo que yo dí la vuelta, quedando encima de su cuerpo.

Me acurruqué y puse mi cabeza en su pecho, mientras mis orejas y cola se dejaban ver.

Ella me acarició la cabeza, era una sensación muy agradable y seguí los movimientos de su mano.

-Vamos, te vas a resfriar.- intentó levantarse, pero la agarré por la cintura y seguí apoyada en su pecho.

Estaba muy cómoda, pero escuché la puerta abrirse y huí corriendo a esconderme en el baño.

-¿Ya has terminado de bañarla?- dijo una voz femenina.
-Si, se está vistiendo.- esa era Ash, sin duda.
-Tienes la camiseta mojada... ¿Te lo ha complicado mucho? .- preguntó. -No, para nada, pero es inevitable no mojarse mientras bañas a otra persona.- aclaró.
-Bueno, gracias por hacerme el favor, me has ahorrado una faena.- seguido se escuchó el ruido de la puerta.

Salí a comprobar si ya se había ido, y así fue.

-Jo, ¿porque tiene que molestar?- salí del baño desnuda de nuevo.

-Te vas a resfriar, será mejor que te vistas.- Ash miró hacia otro lado, estaba roja así que pensé que podría estar ella enferma.

Fui hacia ella, pasé mi mano por su nuca acercándola a mi y puse mi frente contra la suya. Se puso mas roja pero teníamos casi la misma temperatura.

Narra Ash

Irina estaba a escasos centímetros de mi, podría haber hecho un pequeño gesto y unir nuestros labios, pero antes de intentarlo, se separó de mi.

-No estas mala.- dijo con una inocente sonrisa en la cara y un tono de alivio.

-¿Creías que estaba enferma?- pregunté despues de quitarme rl traductor y ponérselo.

-Si, estás muy roja.- dijo mirándome a la cara.-No quiero que te resfríes...- antes de poder terminar la frase, soltó un pequeño estornudo adorable.

-Me parece que la que va a acabar resfriada vas a ser tú como no te vistas.- le pasé una camiseta de tirantes blanca y un pantalón negro.

-Tienes razón.- cogió la ropa y se adentró en el baño.

La ropa le hacia una figura increíble, realzaba todas sus curvas, me quedé mirándola, luego me miré mi escote, no debía medir más de 1,60 pero tenia mas pecho que yo. Me quedé hipnotizada mirado sus amarillentos ojos, hasta que ella rompió el silencio.

-¿Me queda bien?- preguntó dando una vuelta sobre si misma.

-Estás preciosa.- dije con cara de bobalicona.

No dijo nada y emitió una tierna risita.

Se acercó a mi, quedamos a escasos centímetros, y antes de que pudiese reaccionar, me lanzó a la cama y utilizó mis pechos como almohada, mientras me abrazaba.

-¿Irina?- intenté llamar su atención, pero no hubo respuesta.-Irina...- mismo resultado.

Decidí acariciarle las orejas, haciendo que se estremeciera. Repetí el mismo movimiento, emitió un pequeño y dulce gemido, me puse a jugar con su cola, que no paraba de moverse. Me puse a acariciar la mitad de la cola, mientras seguía jugando con la punta de sus orejas, cuando llegué a la punta de su cola, pude notar una especie de agujero, que soltaba un líquido algo espeso.

Irina se estremecía cada vez que lo tocaba, estaba sonrojada hasta las orejas, y daba pequeños maullidos. Podría haber muerto allí mismo de diabetes, era tan dulce... Pero alguien volvió a interrumpirnos llamando a la puerta.

-¿Irina? ¿Estás ahí?- preguntó una voz femenina conocida.-Soy Catarina.-se escuchó un pequeño "auch" detrás de la puerta.- Y también está Elisabeth. ¿Podemos pasar?

-¡Adelante!- dijo mientras nos sentamos en la cama.

Entraron en la habitación y se quedaron mirándonos.

-¿Que estabais haciendo?- dijo Catarina con una sonrisa picara.

-Nada en especial, hablar.- dije algo nerviosa.

-Pero si huele a...- Elisabeth no le dejó terminar la frase cuando le dió un pequeño toque en el brazo, haciendo que emitiese el mismo "auch" que se había escuchado tras la puerta.- A nada.

-Venimos a decirte que la doctora Hansen te está buscando.- dijo Elisabeth.

-¿Quien?- preguntó Irina ladeando la cabeza.

-¿Mi madre?¿Para que quiere mi madre ver a Irina?- pregunté.

-No nos ha dicho los motivos, solo que la llevemos a su laboratorio.

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