Capitulo 14

2.8K 276 25
                                    

Narra Ash

Llegamos al despacho de mi madre, esperamos a que nos diese permiso para entrar y lo hicimos.

-¿Para que me has llamado mama?- mi madre estaba en el microscopio, observando lo que se supone era la sangre de Irina.

-Acercate, dime que ves aqui.- señaló el microscopio.

-No veo nada malo.- puse mi ojo en la mirilla, esperando encontrar algo extraño.

-Exacto, esa muestra de sangre no tiene NADA mal.- argumentó mi madre.- Es simplemente perfecta.

-¿Eso es bueno o malo?- preguntó Catarina.

-Es maravilloso, eso quiere decir que Irina regenerar sus heridas en el mismo instante que es herida. Eso quiere decir que nunca tendrá Infartos, hemorragias internas o algun tipo de enfermedad que...- no deje que mi madre terminase la frase.

-Intenta decir que Irina es Inmortal, y si la conozco bien intentará hacer algún tipo de experimento con ella. ¿No es verdad?- dije fulminandola con la mirada.

-Exacto.- dijo ignorando mi mirada.

-Pero eso quiere decir que tendréis que sacarle más sangre a Irina, cosa a la que dudo que acepte.- dedujo Elisabeth.

-¡Pero podría cambiar el curso del mundo! Imagina que pudiesemos hacer una medicina que volviese a todos los seres humanos inmortales, ¿no sería fantástico?

-Claro, sin contar la superpoblacion, la hambruna, o la mayor sequía de la historia; porque permiteme dudar que esa medicina nos hiciese inmunes a la sed o el hambre.- destroce el experimento de mi madre, antes de que empezase siquiera.

-¡Pero imagina el dinero que ganaríamos! ¡Con solo unas cuantas de esas medicinas seríamos multimillonarias!- sugirió.

-¿Pero no se supone que iban a volver a todo el mundo Inmortal? ¿Porque se volvería multimillonaria?- Catarina no parecía entender la situacion.

-Porque no las distribuiria gratuitamente, ¿verdad doctora Hansen?- comentó Elisabeth.

-¡Por supuesto que no serian gratuitas! ¡La mano de obra y los recursos utilizados para hacerlas no lo son!- mi madre se sentó en la silla detrás de su escritorio.

-Esto es una locura, estas pensando solo en el dinero que ganarías, pero lo demas te importa un bledo, ¿verdad?- grité, pues ya estaba cansada de intentar convencer a mi madre de que no lo hiciese.- ¡No pienso permitir que arruines el mundo por tu estúpida avaricia!- di un golpe en la mesa y salí de allí.

Aquellas locuras salidas de la boca de mi madre me dejaron perpleja, jamás la habia visto así, y no pensé que fuese una persona tan avariciosa como para cambiar el transcurso de la humanidad a cambio de unos millones, ¿pero como iba a impedirlo?

Fui hacia mi habitación, abrí la puerta y no vi a Irina en la cama, supuse que estaría en el baño asi que cerré la puerta y me dirigí hacia el ya mencionado, cuando algo rodeó mi espalda con sus brazos y me lanzó a la cama.

Cuando abrí los ojos Irina estaba encima de mi, mirándome con una sonrisa en el rostro.

-¿Te asusté?- preguntó.

-No.- mentí.

-Joo.- hinchó los cachetes haciebdo ver que estaba enfadada.

Apreté sus mofletes con una mano, haciendo que el aire saliese a presión.

-¡Que cara!- reí a carcajadas, era la cara más graciosa que había visto en mi vida.

-¿A ver la tuya?- sonrió maliciosamente y me apretó los cachetes, haciendo que mi cara se asemejase a la de un pez.

Estubimos unos minutos riendonos la una de la otra, haciendo caras raras. Reimos tanto que nos empezó a doler el estómago, aunque no fue solo por las risas, era la hora de comer y estabamos hambrientas.

-¿Te apetece ir a comer?- pregunté.

-Vale, pero solo si puedo comerme todas las manzanas que haya.- dijo levantandose.

-Entiendo, manzanas para la señorita.- concreté mientras ella sonreía.

HibridosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora