Hibridos

Capitulo 20

Narra Ash

Abrí los ojos lentamente, y delante de mi tenia la mejor vista del mundo, una Irina desnuda; tapada con la sábana, cubriéndonos a ambas, estaba mirándome con una amplia sonrisa.

-Buenos días.- susurré.

-Buenos días.- repitió dándome un pequeño beso en la nariz.

-¿Cómo ha dormido usted?- pregunté acariciando su desnuda espalda.

-De maravilla. -dijo antes de morder mi oreja.

Puso su frente contra la mía, mirándome con sus hermosos ojos amarillos.

-Creo que voy a comprar muchas almendras a partir de ahora... -dijo provocando un sonrojo.

Se levantó de la cama y fue hacia el baño, mientras mis ojos no podían hacer otra cosa que seguirla.

-Voy a darme una ducha, ¿te apuntas? -dijo recostandose en el marco.

No dije nada, solo me levanté lentamente y fui hacia ella, estaba completamente hipnotizada.

Eran las 3 de la tarde y Irina fue al gimnasio, quería jugar un rato, entretanto yo, fui al laboratorio para investigar algo que me tenía muy desconcertada.

-Hola, ¿Qué haces aquí Ash? -preguntó Elisabeth mirando por un microscopio.

-¿Como sabes que soy yo? -dije sentandome a su lado.

-Sinceramente, hueles a feromonas y lavanda, no se cual de los dos es peor. -comentó metida en sus investigaciones.

-¿Tan mal huelo? -dije oliendo mi bata.

-No es eso, es que el olor a lavanda es muy fuerte.

Dejé el tema y tome una muestra de sangre reciente de Irina, cabe comentar que todavía he de estar con ella para que puedan sacarle sangre, la metí en varias máquinas sin ningún resultado específico de lo que buscaba, pero una última máquina se demoró más de lo normal.

Después de estar casi 1 hora investigando por bases de datos del gobierno Ruso, encontré algo aterrador.

En 1814 se llevaron a cabo mas de 10.000 asesinatos, dos años más tarde que la guerra ruso-turca, más de 2.000 cadáveres eran humanos, eso significaba que la parte restante eran híbridos, aunque en aquellos tiempos los llamaban monstruos.

Se asesinaron a todos los híbridos, pero en los más antiguos periódicos ponía que una pareja logró escapar.

Escuché un pitido que me sacó de mis pensamientos, la máquina había terminado.

Me dio una descripción completa de Irina, tipo de sangre, enfermedades que hubiese podido pasar, químicos... Y fecha de nacimiento.

10 de enero de 1821, siete años después de la masacre.

Me quedé sin habla, el bote de sangre de Irina que había recogido se me resbaló de las manos, encontrándose con el suelo y esparciendo toda.

-¿¡Estas bien!? -dijo mientras corría hacia mi preocupada.

-Compruébalo tú. -le pasé los análisis de Irina y abrió los ojos, incrédula.

-Pero esto significa...

-Que Irina si es inmortal. -interrumpí.

-¡Pero es imposible! ¡Todos los híbridos nobles fueron exterminados! -le pasé uno de los artículos que comentaban la huida de la pareja. -1814... ¿Podrían ser los padres de Irina?

-Eso creo... -fui hacia la salida, quise comentarle a mi madre lo que había descubierto, aunque por alguna razón, no estaba segura de hacerlo.

Llegué hasta su despacho, llamé a la puerta, pero nadie respondió,  así que entré por mi cuenta para esperar a su llegada.

Me senté en la mesa, y mi mano derramó unas cuantas carpetas que había encima, esparciéndose por el suelo.

Había una con el nombre de Irina, la abrí sin pensarlo y leí lo que ponía, había un informe detallado sobre todo lo que había descubierto hace apenas unos minutos y mucho más.

Llevaba un par de minutos leyendo hasta que la voz de mi madre me interrumpió.

-¡Ash! ¿Llevas mucho tiempo esperando? -se dirigió a mi para darme un abrazo, pero la frene en seco.

-¿Cuánto tiempo hace que lo sabes? -pregunté.

-¿Saber el qué? -parecía que no sabía de qué hablaba.

Le lancé la carpeta de Irina, que rodó por el suelo hasta llegar a sus pies.

-Ash, esto es información clasificada, no tienes permiso para verla. -cambió la cara completamente, se puso seria.

-¡CLASIFICADA UNA MIERDA! -estalle. -¿¡AHORA QUE PIENSAS HACER!? ¿¡LLEVARLA A UN LABORATORIO PARA TORTURARLA HASTA QUE CONSIGÁIS LA BASE DE LA INMORTALIDAD!?

No dijo nada, pero su mirada me confirmó que así era.