Dos jóvenes que se conocían demasiado, su amistad, tan antigua como el reloj que el siempre llevaba en el bolsillo.
No tenía que pasar mucho tiempo para que ese amor mutara, era como si hubiese estado destinado, el uno para el otro, como si el destino los hubiera reunido para que fueran uno solo contra el mundo.
-tenemos que huir, mi padre está organizando la boda para dentro de un mes-le dijo ella con ojos llorosos, el acaricio una onda rubia que caía por la frente de su amada.
-está bien, déjame hablar con mi tío, organizare todo y huiremos lo más pronto posible-le aseguro el chico mientras le sonreía, la beso de una manera dulce, y ¿cómo mas podría hacerlo un niño de solo 16 años?
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-¿has hablado con tu padre de esto?-lo interrogo el hombre rubio mientras fumaba su pipa y lo tenía sentado en el sillón.
-si tío, y no me va a apoyar, me dijo que no piensa alentar mis estupideces, pero no lo son, la amo en verdad- se acercó al borde del sillón- eres mi última esperanza, sino de cualquier manera escapare, hare lo que sea por ella.
-¿sabes que tu padre te va a desheredar por esto no?-le trato de hacer recapacitar el hombre más maduro, lo miro fijamente a los ojos -¿lo sabes?-el joven asintió.
Refunfuño por lo que iba a hacer, pero no podía simplemente dejarlo a la deriva, era familia.
Su esposa lo abrazo cuando salió del estudio, para ella era muy importante que su único sobrino fuera feliz, y a pesar de que era una señora de sociedad y debería de haber convencido a los jóvenes de que hicieran las cosas bien, su lado romántico había vencido su estructura de dama de sociedad, para desear que ellos estuvieran juntos de cualquier manera.
-¿los vas a ayudar?-le pregunto cuando se separó, el asintió y ella lo beso-gracias Haymitch.
Los cuatro se reunieron en el comedor una semana después para su ultima cena en América, el joven no podía estar más agradecido por la ayuda de sus tíos, y aunque era consciente de que dejaba mucho atrás, solo necesitaba algo para ser feliz... mejor dicho a alguien, solo la necesitaba a ella y podría ir a cualquier lado, incluso a...
-Londres-dijo Haymitch con dos boletos de barco en su mano- tengo amigos que tienen unas propiedades en el campo, tú te encargaras de administrarlas-dijo señalando al joven- me escribirás diciendo como va todo, así tu tía no se aflige por si se encuentran bien, miro a la joven que tomaba nerviosa la mano de su compañero de escape-¿tú sabes que esto no te será perdonado verdad? Una vez que tomes el barco no hay vuelta atrás- ella asintió nerviosa.
-tengo todo lo que necesito-dijo mirando los ojos azules de su amado y apretando su agarre fuerte.
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Effie sostenía un pañuelo blanco que servía para despedir a esos dos niños y secar sus lágrimas... ellos despedían a la única familia que les quedaba en América, el resto los odiara al principio por haber huido, y con el tiempo simplemente los olvidarían.
El clima era frio y lluvioso cuando llegaron, una pequeña casa les fue dada por uno de los amigos de Haymitch, y allí empezó todo, su nueva vida juntos, empezó esa misma noche en la que ambos jóvenes inexperimentados se entregaron al deseo más primitivo del hombre.
Aunque no tuvieran a nadie más que a los pocos amigos que habían hecho al llegar, unieron sus vidas en un pequeña capilla de pueblo, ese día fue especial para los dos, sin poder creer hasta a donde habían llegado por amor, a lo que habían renunciado por ese amor.
La elección que habían tomado parecía la correcta, a pesar de que no tenían la vida llena de lujos de la que habían gozado antes, se tenían el uno al otro, tenían una hija que era fruto de su amor.
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Libertad (FINALIZADA)
RomanceSiglo XVIII, ¿puede existir una mujer llena en iguales cantidades de odio y amor? ¿Puede un terrible temor llenarte de prejuicios? ¿Puedes vivir desconfiando y a la vez entregarte por completo? ¿Puedes tener sueños diferentes a los que te han impues...