Capitulo 32

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-¿Qué es esto?-pregunto su tío bajando la vista, el pequeño prendedor, Katniss aun lo tenía aferrado a su mano derecha.

-me lo obsequio Peeta-le conto, mientras él desviaba sus viejas manos a sus mejillas, secando las lágrimas ¿es que acaso lo había echo a propósito? Pensó ella.

Sabía que a su tío no le gustaba verla llorar, casi nunca lo hacía de todas maneras, pero cuando pasaba el hombre que tenía en frente simplemente huía o la distraía hablando de algo diferente.

-¿le has dado las gracias?-pregunto ignorando totalmente lo que había pasado antes, ¿es que acaso no esperaba saber porque su sobrina pedía perdón? Katniss negó, no había dado las gracias por su regalo-deberías hacerlo- Haymitch miro hacia la puerta de la habitación, Katniss giro ligeramente la cabeza para también mirar, un momento basto para ver a su esposo de nombre apoyado en el marco de esta ¿había contemplado su desahogo de hace momentos? No lo sabía, y su presencia solo podía recordarle la mentira en la que se había convertido su vida, volvió su vista al hombre sentado en el sillón.

-¿Por qué no ha dejado que termine de disculparme?- pregunto con pena.

-porque no hay nada que perdonar-él acaricio su cabeza de cabello castaño, contemplando unos ojos igual de grises que los de su hermano pequeño- no tienes que pedirme perdón, yo debería de hacerlo, por presionarte- vio confusión en el rostro de la mayor de sus sobrinas- no debes afligirte por no darme el nieto que anhelo, no te voy a negar que es uno de mis mayores deseos, pero aun así lo que más he querido ya está hecho-miro hacia la puerta de nuevo y después volvió su vista a ella- tengo la certeza de que estarás segura, aun cuando me haya ido- la fuerza de las palabras de su tío la habían echo sentirse como nunca antes, sus ojos le picaban, pero las lágrimas que querían escapar eran a causa de un sentimiento diferente a la culpa.

Ese simple mal entendido le había dado la seguridad de que quizá un hombre si podría llegar a amarla, creía que era amor lo que sentía por parte de Haymitch.

Él estaba equivocado al entender que su aflicción se debía a esa razón. Sin embargo, luego de que le revelara sus verdaderas intenciones con respecto a su matrimonio, no tuvo la fuerza suficiente para acabar con su ilusión. En lo único que podía pensar Katniss era en que su tío no había querido deshacerse de ella, solo quiso asegurarse de que estaría bien aun después de su muerte.

-le dije que no debía preocuparse por ello- menciono el señor Mellark.

Ella salió de sus pensamientos al sentir la voz de Peeta cerca, sin advertirlo, él había tomado de su cintura para ayudarla a levantarse del suelo, Katniss estaba demasiado aturdida para resistirse

-encontraremos la manera de solucionarlo-dijo seguro cuando la tuvo en frente.

¿Acaso el remolino de sentimientos la había dejado muda? No podía decir nada, ni sacar a su tío de su error, ni reclamar a Peeta por lo dicho. La fuerza de la verdad se iba desvaneciendo de una manera tan brusca, lo único que podía hacer era seguir el curso de la mentira, él, se había encargado de que todo ese teatro no cayera en pedazos.

-me alegra oír eso, al menos esta noche podre dormir tranquilo-aseguro Haymitch levantándose del sillón y acercándose a besar la coronilla de su sobrina-buenas noches- dijo tomando el hombro de Peeta un momento en un gesto de despedida, para después salir de la habitación hacia las escaleras...

Katniss se quedó mirando el lugar por donde su tío se marchó, quizá pensando si debería seguirlo, quizá pensando por primera vez si eso sería lo mejor...

-espero estar equivocado al pensar en las razones de sus disculpas-la voz grave del señor Mellark la hiso volver su vista.

-le dije que no podía seguir haciéndole esto-él podía sentir la desesperación en sus palabras- me he arrepentido de lo que he hecho y también de haberlo involucrado.

Libertad (FINALIZADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora