-le va a encantar- afirmo Sae mientras Katniss frente al espejo alisaba la falda con las manos.
-¿Qué?- pregunto distraída viendo en el reflejo a su dama de compañía detrás.
-el vestido, al señor Mellark le va a gustar mucho como te queda- remarco como si fuera obvio.
-no está pendiente de que vestido dejo de ponerme, ni cual si- le aseguro la joven casi riendo, acomodo la parte superior sintiéndose expuesta.
-claro, como no, porque él nunca te está mirando- replico burlonamente la mujer mayor mientras terminaba de arreglarle el pelo recogido.
-es demasiado... revelador- observo sus hombros descubiertos, acomodo las pequeñas mangas debajo de ellos-¿estas segura de que la cicatriz no se ve?- pregunto tratando de mirar su espalda en el espejo.
-la cubre el corseé, no se ve- la tranquilizo Sae apartándole las manos del pelo- ya déjate el pelo- le ordeno.
-debería soltármelo- sugirió mientras se ponía unos sencillos pendientes de perlas.
-está muy largo para que lo lleves suelto- respondió la otra mujer. Bajó la parte superior de la primorosa prenda que tía Effie había obsequiado, logrando que el escote se viera más de lo común.
Katniss se lo subió inmediatamente y la miro seriamente, para después sonreír, y negar. Esa mujer se empeñaba en hacerla notar distinta, y la mayor de las Everdeen debía admitir que junto con su tía hacían un gran trabajo lográndolo.
Se miró en el espejo y no pudo creer que fuera ella. El vestido celeste con estampado delicado de flores, se amoldaba a su torso como los guantes a sus manos, tapaba justo su ropa interior, para después abultarse a la altura de sus caderas, dándoles una amplitud mayor a la real.
Cuando Sae se marchó a ayudar con el desayuno, Katniss tuvo la oportunidad de contemplarse una vez más sin sentirse vanidosa. No se podía colocar nada más encima porque los días empezaban a estar demasiado calurosos, pero además era consciente de que si lo hacía, entonces la prenda no se luciría.
¿Desde cuándo le importaba siquiera andar presentable por ahí? Los días en los que los vestidos recatados la cubrían parecían tan lejanos, la Katniss a la defensiva todo el tiempo parecía tan antigua. Aun se sentía insegura con su nueva forma de ser, pero quería dejar todo atrás, quizá empezar de cero sería lo mejor.
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-buen día- saludo ella una vez que estuvo sentada en la mesa, cruzo su mirada solo un segundo con la de Peeta para contemplar como la taza que él sostenía en los labios se le resbalaba de la mano, dejando caer el café y cayendo estrepitosamente al suelo- ¡por Dios! ¿Estás bien?- se apresuró a levantarse junto con él.
-si- Peeta rió ligeramente por su torpeza, había sido inevitable no quedar paralizado ante tal aparición, la contemplo mientras que con la servilleta trataba de secarle la ropa- te ves... preciosa Katniss- confeso en medio del caos que armaban las niñas riendo y las dos empleadas levantando los restos de la taza, ella solo le dedico una rápida mirada y una ligera sonrisa.
-gracias...yo...- titubeo, lo noto un poco perdido, extraño- tienes que cambiarte de ropa- le indico mientras dejaba la servilleta sucia en la mesa y lo guiaba hasta su habitación, no pasó inadvertido el guiño de Sae cuando salió del comedor...
-estas muy descuidado últimamente, se te cae la comida encima, los libros al suelo, hasta del caballo te has caído- noto ella acercándose al armario en busca de otra muda.
-eso es porque estas más hermosa cada vez que te veo- admitió él galante mientras recibía la ropa limpia, la vio sonrojarse claramente ante sus palabras.
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Libertad (FINALIZADA)
RomanceSiglo XVIII, ¿puede existir una mujer llena en iguales cantidades de odio y amor? ¿Puede un terrible temor llenarte de prejuicios? ¿Puedes vivir desconfiando y a la vez entregarte por completo? ¿Puedes tener sueños diferentes a los que te han impues...