-¿Qué?- pregunto ella con un hilo de voz.
Una masa muy grande de sorpresa, remordimiento y angustia se había instalado en lo más alto de su garganta.
-él quiere casarse contigo-repitió Haymitch acariciando la mejilla de su sobrina- sería el hombre más feliz si tú lo aceptaras Katniss- le confeso con gran emoción.
-pero...- Katniss no terminaba de recuperarse de la sorpresa.
-sé que seguramente ibas a aceptar al doctor Hawthorne-aseguro, muy lejos de los verdaderos sentimientos de la joven- pero no lo conozco tanto como a Peeta... sé que si el no estuviera de verdad enamorado de ti, no me hubiese pedido tu mano... si solo tú lo eligieras también a él, podría morir en paz.
Todo era demasiado irreal, esa conversación en concreto. La señorita Everdeen pensó que estaba inmersa en una pesadilla, sin embargo la brisa que trataba de desarmar su pelo recogido le hacía darse cuenta de que esta era la realidad, esto estaba pasando.
Pudo ver como lo que estuvo construyendo esos meses se desmoronaba frente a sus ojos, como el señor Mellark entraba en el juego después de haber sido un espectador, poniéndola entre la espada y la pared.
Tendría que habérselo imaginado cuando con sus preguntas el intentaba saber las razones que tenía para entregarle a una de sus hermanas. La dejo pensar que terminaría haciendo lo que ella esperaba que hiciera y termino por mover todas las piezas, dejándola sin armas.
Pudo sentirse vulnerable solo unos minutos, porque en un instante su alma se llenó de furia, un sentimiento que pensó nunca volvería a sentir, ahora mismo la orillaba a no dejarse vencer.
No conseguiría nada gritando a los cuatro vientos como deseaba hacer, tenía que saber porque ese hombre la había engañado, se prometió a si misma hacerle pagar por ello.
-déjeme pensarlo-le contesto a su tío, sabiendo que no lo iba a hacer, no iba casarse con él.
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El señor Mellark habría creído que los cerdos volaban si se lo decían, lo creería antes de creer que la señorita Katniss Everdeen estaría en su habitación cuando volvió de un paseo con su hija.
Así como abrió la puerta, la cerro de repente, esto definitivamente no era correcto.
-¿Qué está haciendo aquí?-pregunto a la espalda de la joven que se encontraba de brazos cruzados mirando por la ventana.
Katniss giro a mirarlo con puñales en vez de ojos. Peeta imaginaba que nunca vería más odio como en los ojos de su padre cuando hacía algo incorrecto, pero en ese mismo instante se dio cuenta de que podría existir una persona que odiara con más intensidad, y la verdad no le extraño que se tratara de ella.
-quiero saber porque está haciendo todo esto- le contesto aun con sus brazos cruzados y apretando las manos con fuerza, se estaba conteniendo, la idea de arrojarse a él y estrangularlo resultaba tentadora... lástima que no fuera violenta.
-¿hacer que?- le pregunto confundido.
-hable con mi tío...- la mente de Peeta se aclaró al segundo que la escucho decir eso, entendía perfectamente que estuviera ahí-eso no es lo que acordamos.
-no acorde nada con usted- le rebatió el recordándole que no podía manejarlo a su antojo.
-no entiendo porque lo hace, sabe que nunca lo aceptare-negó ella.
Cuando Peeta pensó en la absurda idea de pedir la mano de Katniss Everdeen, no solo lo hiso por necesidad, sino también para demostrarle que no podía seguir jugando con las personas.
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Libertad (FINALIZADA)
RomanceSiglo XVIII, ¿puede existir una mujer llena en iguales cantidades de odio y amor? ¿Puede un terrible temor llenarte de prejuicios? ¿Puedes vivir desconfiando y a la vez entregarte por completo? ¿Puedes tener sueños diferentes a los que te han impues...