Epílogo

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8 años después...

-Peeta...- Katniss acaricio su cabello rubio, notando que empezaba a verse más claro cada día- Peeta...-susurro una vez más y él se movió solo para abrazarla, apoyo el rostro en su pecho- tienes que despertar- advirtió y siguió acariciando su pelo.

-hoy no- protesto él- hoy no quiero levantarme de esta cama.

-es importante- lo beso en la cabeza, permaneció un momento con los ojos cerrados inspirando el perfume del hombre que amaba. Por un momento recordó las ocasiones en las que él se había refugiado en ella, las veces en las que había descansado en su pecho-Peeta...- se mordió los labios cuando él empezó a acariciarla con su nariz, cuando las grandes manos se apresuraron a subir su camisón por debajo de las sabanas.

-estoy nervioso- susurro en el oído de ella, para después besar la piel de su cuello.

-¿y de esta manera...-trago saliva notoriamente- podrás estar más tranquilo?- Peeta asintió mientras le besaba el pecho, la desnudo en un segundo, sus manos no se detenían en recorrerla.

-te deseo tanto Katniss...-confeso para después tomar los suaves labios de su esposa- tanto, que puedo olvidar que hoy es el peor día de mi vida- manifestó besándole la piel.

-no digas eso- lo regaño ella mientras le acariciaba la espalda.

-si no me hubieras convencido- se reclamó él sin dejar de besarle los labios- pero siempre encuentras la forma, siempre.

-lo haces demasiado fácil- le recordó ella sacándole la camisa, acostándolo sobre el colchón y colocándose a horcajadas sobre él. Beso el lóbulo de su oreja y cerró los ojos cuando lo sintió en su interior, empezó a moverse sintiéndolo.

-¿yo lo hago demasiado fácil?- refuto el hombre en la cama colocándola a ella por debajo de su cuerpo, la penetro con más ímpetu sintiendo la tensión de sus hombros desaparecer, no podía pensar en sus problemas cuando hacían el amor y eso volvía todo más llevadero.

-esto es... lo que siempre necesitas- gimió contra el cuello de él sin querer ser escuchada por alguien más- y me encanta dártelo...-se besaron un momento, luego se pegó aún más al cuerpo caliente y fuete. Lo percibió inspirar su aroma, el perfume de su cabello suelto, sonrió mientras la llevaba a perderse en su propio deseo...

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-tienes que dejar de hacerme esto- dijo él aun entre las piernas de su mujer, depositando cortos besos en la piel de sus hombros.

-no te estoy haciendo nada Peeta- refuto ella acariciando con sus dedos la espalda desnuda de su esposo.

-si lo haces, ahora mismo me estas seduciendo- Katniss sonrió divertida- y lo haces desde hace años, no voy a olvidar que hoy es el peor día de mi vida, aunque lo hagamos mil veces.

-no vamos a hacerlo mil veces, y hoy no es el peor día de tu vida- le beso la nariz- es uno de los días más felices de la vida de nuestra hija...

-¡Mami! ¡Mami! ¡Mami!- un pequeño niño rubio de ojos grises irrumpió en la habitación.

-¡Bailey!- Katniss se tapó con las sabanas ocultando su desnudez, aparto a un sonriente Peeta que no parecía muy alarmado por la intromisión de su hijo de seis años. Recibió al pequeño en los brazos cuando se arrojó sobre ella.

-¡mami! ¡Bailey ha tomado mi manzana!- reclamo Harry con lágrimas en los ojos, sus grandes orbes azules, seco su mejilla con el dorso de su regordeta mano y aparto un poco de rulos oscuros de su frente, recordando a su madre que necesitaba un corte de pelo.

-¿eso es verdad?- reprendió la señora Mellark a Bailey que ya se refugiaba en su cuello, el pequeño negó convencido- Bailey- insistió porque sabía la manía que tenía su hijo por molestar a su hermano tan solo un año menor.

Libertad (FINALIZADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora