Libertad (FINALIZADA)

Capitulo 43

Trató de cerrar los ojos cuando la piel se hiso visible, pero entonces no podía ver lo que estaba haciendo.

En realidad no sabía lo que hacia, nunca había desvestido a un hombre por completo, nunca pensó que tuviera que hacerlo.

-perdóneme-susurro, como si él pudiera escucharla, pensó que violaba su intimidad, pero estaba tan preocupada por su vida que no importo, no importo el retumbar de su corazón sobre sus oídos.

No pudo evitar mirar, mientras la camisa se enredaba en el torso de su esposo de nombre, no pudo evitar contemplar el pecho desnudo sobre el que tantas veces había dormido. Siguió subiéndola y la quito de los fornidos brazos que nunca había tenido la oportunidad de ver más allá del codo. La prenda finalmente salió por la cabeza, Peeta todavía no despertaba, Katniss perdió la esperanza de que fuera él quien se quitara los pantalones, tendría que hacerlo ella.

No quería hacerlo, esa era la verdad, sus dedos torpes llegaron hasta el botón y lo desabrocharon.

-¡Katniss! ¡Niña por Dios apresúrate! ¿Aún no has terminado?- la voz de Sae retumbo en la habitación cuando entro con una fuente grande, la coloco cerca de la cama, sobre el escritorio, Mags que la acompañaba vertió sobre ella una jarra de agua y luego salió por la habitación apresurada, Katniss supuso que en busca de más, su dama de compañía se quedó mientras rasgaba una sábana en retazos.

-pequeña tienes que reaccionar-le hablo suave mientras la mayor de las Everdeen contemplaba el rostro enrojecido de Peeta, no quería perderlo, no quería estar paralizada por el miedo- sé que es difícil, pero haremos que él este mejor- la mujer mayor se acercó a su señor y coloco un paño mojado en su frente, miro a Katniss- dejare esto aquí e iré a ayudar a Mags a traer más agua, el doctor tardará en llegar, cámbiale las sabanas, estará más cómodo así.

-¿no va a morirse o sí?-pregunto finalmente Katniss dejando escapar unas lágrimas, la idea llenaba de frio su interior.

-claro que no-aseguro Sae- solo has lo que te pedí y quédate con él, estoy segura de que necesita más que nunca que te quedes con él- tomo y apretó las manos de esa joven nerviosa, le sonrió ligeramente y frunció el ceño inquisitiva- ¿siempre tardas tanto en desvestirlo?- Sae suspiro y salió corriendo del cuarto, la mayor de las Everdeen se sintió confundida por su pregunta pero supuso que no era momento de averiguar a que se refería, miro de nuevo a Peeta y con determinación lo despojo de sus pantalones...

No estaba preparada, sin lugar a duda, para ver lo que el protegía bajo esa prenda. Sus ojos se apartaron apresuradamente y con urgencia, término sacándo la prenda por los pies, aunque la luz del día volvía inevitable que ella pudiera ignorar una parte especifica de la anatomía de su esposo de nombre.

Tomo la ropa y mecánicamente la dejo sobre el sofá. Mientras caminaba hacia el ropero en busca de sabanas limpias, en todo el camino no pudo apartar la imagen en su cabeza de la desnudez frente a ella, y supo que nunca podría olvidar lo que ahora conocía, las diferencias básicas del cuerpo de un hombre y una mujer.

Cuando era niña suponía que si alguna vez veía a un hombre sin ropa eso le produciría asco... definitivamente no esperaba, en cambio, la curiosidad que la invadía en ese momento.

Mientras cambiaba las sabanas de la cama no podía dejar de verlo, todo su cuerpo parecía esculpido centímetro por centímetro por alguien muy detallista, sus manos, sus pies, ya los había visto antes pero ahora se miraban diferentes, sus piernas y sus brazos y finalmente su... la parte de su cuerpo que lo hacía totalmente diferente a ella.

Lo miro como Dios lo había dejado en ese mundo y ciertamente no pudo respirar bien, nunca había sentido algo más alejado a la repulsión en su vida, y se sentía culpable por ello, por pensar en cambio que él era hermoso, en cada parte de su piel.