—¿Entonces? —dijo esperanzado Alastair.
—Alastair, ¿qué quieres de mí? —lo miró a los ojos e intentó buscar la respuesta en éstos.
—Quiero más.
—Sabes que no puedo darte más. Las cosas entre tú y yo jamás cambiarán.
Su cara iluminada cambió por una de desilusión.
Luego de encontrarse habían caminado un par de cuadras hasta una cafetería. La noche era perfecta, así que subieron a la terraza que también era parte del negocio. Se sentaron alrededor de una mesa para dos arrimada a la pequeña pared bajo el oscuro cielo que mostraba una enorme luna y ni una sola estrella.
—¿Por qué, Christal? —bufó y golpeó la mesa con enojo —¿Sabes? no es por ser poco oportuno pero jamás has tenido una sola relación. ¿Por qué no te cierras tanto a aquella idea? ¿Y si llegas a los treinta y todavía no has experimentado lo que es el amor?—la tomó de las manos.
—Apenas tengo dieciocho años, Alastair, y no me interesan esas cosas.
—Sabes a lo que me refiero, Christal —dijo cortante.
Ella suspiró pensando en las palabras para poder defenderse.
—Entiéndeme —dijo finalmente —, no soy como aquellas chicas. A mí me resulta más difícil tener una relación que el resto de las personas. No depende de mí.
—Me has contado sobre los chicos que te han gustado un millón de veces aun sabiendo de todo lo que siento por ti desde hace años, he estado insistiéndote desde siempre, y luego sales con que no encuentras un chico ideal para ti, que no sabes lo que ocurre contigo, cuando en realidad tú eres la que no quieres darle una oportunidad a alguien.
Christal supo que en ese momento era mejor no decir nada, al fin y al cabo, su amigo tenía razón.
—¿Sabes? —dijo de repente —puedo tener novio —lo miró a los ojos —, cuando yo quiera. Solo que por ahora no estoy en busca de nadie.
—Claro —asintió con sarcasmo —y es por eso que tus padres te has cuestionado varias veces acerca de tus preferencias sexuales.
Christal abrió los ojos sorprendida.
—¡Creí que no dirías nada al respecto sobre ese tema. Fue algo que te conté y de lo que no quería volver a hablar!
Alastair, algo irritado pero apenado por lo que acabo de decir, intentó tocar su brazo pero ella de un movimiento brusco lo apartó.
Se quedaron callados por un par de segundos y luego Christal se levantó.
—Será mejor que me vaya —dijo comenzando a caminar hacia su casa.
—Espera, Christal, no fue mi intención —se paró delante de ella y la tomó por los brazos —. Solo estoy intentado que veas la realidad del asunto.
—¿Realidad? —rió con ironía —¿¡Cuál realidad!? —gritó —¿Que no quiero salir con nadie porque sé cómo son las personas y sé las consecuencias del enamorarse?
—¿Cómo sabes que es realmente enamorarse si jamás has salido con alguien? —Christal iba a hablar pero la interrumpió —y decir que por lo libros y series, no cuenta.
Ella solo pudo observarlo, incapaz de articular una palabra, porque eso era exactamente lo que estaba a punto de decir.
—Lo lamento, nunca quise incomodarte —se metió las manos a los bolsillos.
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Juntos, pero no tanto ©
RomanceEsta es solo una triste y nada popular historia perdida entre tantas, quizá sea buena, quizá no. Él no era popular, tampoco practicaba baseball ni mucho menos era el capitán de algún equipo deportivo. Ella no era una nerd, tampoco era la chica más...