Capítulo 46

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Para aquel viernes, ambos habían decidido visitar a sus respectivas familias en vez de ir a la fiesta que Anthony organizaba sin falta. Se sentían demasiado estresados y frustrados con toda la situación que había ocurrido recientemente y ni uno de los dos se sentían con ganas de asistir.

A Christian, como era de costumbre, lo recibieron de la mejor manera posible. Se instaló en la habitación donde había vivido su adolescencia y aquel fin de semana se reunieron con familiares y amigos de la familia en el enorme partió de la casa para preparar un asado.

—¿Todos bien, hijo? —le preguntó su madre cuando estuvieron a solas.

—Sí, mamá. Todo anda bien, pienso que es mejor que dejemos de ser tan obsesivos con el cuidado de uno mismo.

—No puedo permitir que algo le suceda a mi familia. Ya no puedo confiar en nada.

—Pues creo que es hora de comenzar a hacerlo. Ya han pasado muchos años. Una tragedia le ocurre a quien sea.

Dijo formándosele un nudo en la garganta con las últimas palabras mencionadas.

—Ni hablar. Todos los días ocurren cosas que...

—Mamá —la interrumpió —, dejemos de hablar de esto ¿sí? —le rogó.

—Prométeme que tú tampoco confiarás en nada ni nadie. Recuerda que para la gente es fácil fingir y ser amable.

Entendía la preocupación de su madre pero pensaba que en cierto punto se había obsesionado un tanto con la muerte. Le temía a todo, por ello su hermana, Christina, aún no se había marchado. Y el hecho de que Christian esté lejos de ella, estudiando la universidad y construyendo su propio mundo, lejos de su familia, la aterrorizaba aún más a su madre.

—Lo sé, y estoy teniendo mucho cuidado —mintió para tranquilizarla.

Había comenzado a sentir algo muy extraño por Christal ya desde hace unas semanas y de repente se preguntó si lo que realmente ella buscaba era hacerle daño. No físico exactamente, podía ser sentimental. Aunque pensándolo bien, ya lo estaba comenzando a hacer. ¿Tendría algún significado relevante todo aquello...? Ni hablar, estaba hablando de Christal, ella jamás se atrevería a hacerle daño de forma intencional.

Creo que mi mamá me está contagiando su locura.

—¿Todo bien? —se acercó su hermana hasta ellos y los miró uno a uno.

—Sí —dijo su mamá —. Solo estoy aconsejándolo un poco.

—¿Sobre lo que pasó con Christopher? —preguntó antes de que un nudo en la garganta se le forme.

—No, bueno... sí —agachó la cabeza su mamá.

—No entiendo cuándo lo dejaran descansar en paz —bebió de su ponche y ambos notaron que sus ojos se comenzaban a llenar de lágrimas.

Christian vio a su hermana y recordó por todo lo que había tenido que pasar. El trauma y sufrimiento que causa una persona quien fue el mejor amigo, confidente, alcahuete y héroe para alguien más, es muy doloroso, mucho más si la sangre era la que los unía.

—Tenemos que olvidarnos de eso —abrazó a su hermana mayor por el hombro y miró a su mamá —. Todos. Ya han pasado más de diez años, no podemos vivir privándonos toda una vida —fue lo último que dijo antes de comenzar a retroceder e irse hacia su habitación.

Cerró la puerta tras él y se arrimó a ésta. Contempló por unos segundos aquel cuarto en el cual había vivido toda su adolescencia y notó que cada vez era más pequeño ante sus ojos. Su cama ya no era tan grande como antes, ni siquiera sabía si podría entrar por completo ahí, su computadora de escritorio estaba empolvada al igual que su estante de libros. Había una extraña y perturbadora oscuridad en su habitación que hacía que Christian solo recordara su duro pasado. Comenzó a caminar lentamente hasta llegar al otro lado, donde se encontraba la ventana con vista a su propio patio. Vio a su familia desde ahí riendo y conversando entretenidamente, pensó en lo fuertes que habían tenido que estar todos desde los últimos años. Y cómo a pesar de todo eso, seguían teniendo contacto con sus familiares.

Juntos, pero no tanto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora