Christian no reaccionó, se quedó pasmado por unos segundos y luego juntó un poco las cejas. Al final recobró su postura y sonrió con ironía.
—Emily dijo que dirías cualquier cosa por hacerme cambiar de opinión.
—¿Qué? —estaba atónita, esa respuesta no se la esperaba.
—¿Recuerdas el fin de semana en la playa? Me di cuenta de varias cosas, Christal. Una de ellas era que tú querías tenerme de la misma forma que Emily quería, pero ella va a tener un hijo mío y debo hacer lo que me corresponde, por eso debo estar con ella. Pero aun así tú no lo puedes dar por hecho.
—¿Qué? —volvió a decir, ¿cómo es posible que se creyera tremendo cuento? —¿Cómo puedes decir eso, Christian? Yo no tengo por qué mentirte, yo solo...
—Sí tienes un por qué —la cortó de golpe y de repente Christal vio una expresión de decepción en sus ojos. Christian se movió incómodo y al final exhaló —. Christal, yo te quiero, pero te estás convirtiendo en Emily, y yo no quiero a alguien así en mi vida y tú lo sabes.
—¿Eso es lo que crees de mí? ¿Quién me ha enviado mensajes luego de que todo supuestamente terminara?
—Solo lo hacía para desahogarme.
—¿Quién quería hablar una vez más para solucionar las cosas? —siguió hablando, ignorándolo por completo mientras un nudo en la garganta se le iba formando —¿Quién ha dicho que por más que intente no puede separarse del otro? Cada que se ha tomado una decisión, yo la he aceptado y he estado dispuesta a seguir, pero tú vienes a cambiarlo todo otra vez. ¿Y ahora me dices que soy como ella? —Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero no de tristeza, era la ira que la invadía en ese instante. Lo apuntó con el dedo en el pecho mientras las lágrimas comenzaban a caer —Yo solo te quería informar que ella ha estado mintiendo todo este tiempo, y que yo no tengo por qué mentirte.
—Y dime, ¿cómo lo sabes supuestamente? Ni siquiera has sabido de ella todo este tiempo.
Christal se giró y pasó sus manos con impotencia por su cabeza, volvió a girar bruscamente.
—¿Sabes qué? Mejor olvídalo... Te deseo toda esa felicidad que finges tener —y tras decirlo, comenzó a caminar de vuelta a su moto.
Las cosas no habían salido como ella quería. Christian ahora pensaba que era una mentirosa y manipuladora. Pero en el fondo, ella sabía que hizo lo correcto, al menos ya se había liberado de esa carga al decirle la verdad de su situación. Si él ya no quería creer, ella no podía hacer nada al respecto.
Se subió en Charlie, que por cierto, ya tenía su nombre grabado en la parte del frente y se secó las lágrimas antes de encender la moto. Se puso el casco y cuando terminaba de abrochárselo, vio a Christian caminando aceleradamente en su dirección.
Con iras, comenzó a acelerar. Frenó bruscamente cuando Christian se interpuso en su camino.
—¡Aléjate! —gritó.
—No, debes contarme todo —dijo sin quitarse del medio.
—Yo ya dije lo que me correspondía y tú no me quisiste creer. Así que aléjate o juro que te arrollaré.
—No lo haré —dijo sin expresión alguna.
—¡Christian, aléjate! —aceleró un poco para lograr que se quite de su camino. Christian, sin darse cuenta, por el sobresalto que había recibido recientemente, movió el manubrio de la moto, haciendo que ésta comenzara a andar con fuerza y pasara por encima de él, arrollándolo y tirándolo al piso mientras Christal soltaba un grito de terror.
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Juntos, pero no tanto ©
RomanceEsta es solo una triste y nada popular historia perdida entre tantas, quizá sea buena, quizá no. Él no era popular, tampoco practicaba baseball ni mucho menos era el capitán de algún equipo deportivo. Ella no era una nerd, tampoco era la chica más...