Capítulo 44

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—Eh... yo... —miró a cada una de las caras que esperaban su respuesta con ansias. No supo qué contar, ¿les diría acerca de su problema en la adolescencia tal como lo hizo Rose? Aún no se sentía muy segura de hacer ese tipo de declaraciones en púbico, y mucho menos cuando apenas Pilar, que no estaba en aquel lugar, era la única que lo sabía.

Aunque por ese mismo motivo todos estaban declarando sus secretos más íntimos.; para construir una amistad. Si ella había escuchado todo lo que sus amigos había dicho, era absurdo que ella no contara su secreto.

—Bueno, yo...

—No —la interrumpió Christian, quien había notado su nerviosismo —. Yo se los diré.

—Claro que no, es mi secreto y yo lo contaré.

—Christal jamás se ha acostado con alguien.

—¿Qué? —dijeron algunos al unísono con poco entusiasmo y nada sorprendidos, más bien confundidos.

—¡Cómo te atreves! —exclamó furiosa Christal, su vida íntima no se lo contaba a nadie porque no era necesario, pero entonces, ¿cómo Christian lo sabía? ¿Fue por aquella discusión en su casa?

—Pero si eso es más que obvio —dijo Jake y las mejillas de Christal ardieron ¿En serio se notaba tanto?

—Aun así es raro porque ya todo estamos en la universidad, ¿no lo creen? —dijo Alisson.

—¿Entonces es cierto? —preguntó Anthony en tono bajo.

—Claro que es cierto, Anthony, lo dije en la primera fiesta que vine a tu casa cuando me preguntaron algo referente a eso. Aun así no me gusta hablar de eso, no lo considero un secreto pero tampoco voy por la vida divulgándolo. No entiendo por qué le ven tanto misterio a algo tan simple como esto —se levantó de golpe y comenzó a caminar hacia la cocina. Christian sin discreción la siguió y la detuvo apenas se apartaron de todos.

—Christal —le sostuvo el brazo.

—¿Ahora qué quieres? —espetó —¿Qué pretendes? ¿Ponerme en vergüenza cada que se te presente la oportunidad?

—Lo único que he querido desde que entré por esa puerta es que nos larguemos de aquí e irnos juntos a algún lado.

—¿Sí? pues lastima. Yo vine a pasar un momento entre amigos para olvidarme de lo que ha estado ocurriendo en mi vida.

—Pero, Chris...

—¿Es que no te das cuenta? Ya te lo dije y no quería volver a repetírtelo. Olvídate de lo poco que ha ocurrido entre nosotros, es lo mejor. Ocúpate de tus responsabilidades que ahora es tu hijo y tu novia —y sin dejarlo decir alguna palabra, recorrió los pocos metros que le faltaba hasta llegar a la cocina.

Christian se sentía desesperado y afligido. Jamás había tenido tantas ganas de estar con alguien como con ella. Necesitaba tocar su piel, abrazarla, besarla, tocar su cabello, escucharla hablar, reñir y reír.

Dios, ¿en serio se estaba enamorando o solo se había drogado con algo?

—¡Christal! —entró con ella a la cocina y la vio mientras tomaba una vaso y se servía un poco de agua —Al menos quiero que hablemos cuando ambos estemos calmados y podamos pensar con claridad.

—No, Christian —se giró hacia él y agachó la cabeza —¿Qué quieres que te diga? ¿A qué conclusión quieres llegar? ¿Que vamos a estar juntos como si nada estuviera pasando con nosotros? Entiende que si seguimos así nos haremos daño toda la vida.

Juntos, pero no tanto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora