Capítulo 53

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Christal no se había movido de donde estaba, tirada en la arena. Respiró hondo sintiéndose agotada, tanto física como mental y espiritualmente. Jamás entendería cómo pudieron ocurrir tantas cosas en casi tres meses y a la vez no haber ocurrido nada. Cómo cada que intentaba estar bien mentalmente, un millón de pensamientos la invadían y no la dejaban tomar una decisión firme. Cómo no podía separarse de Christian ni por un par de días, la necesidad de verlo o abrazarlo iba contra cualquier promesa que se hiciera a sí misma.

Y como si eso no fuera suficiente, en ese mismo momento estaba en otro problema. Al parecer el destino jamás la dejaría ser feliz junto a él. Entonces; ¿Por qué lo seguían intentado? ¿Por qué quería seguir con todo aun sabiendo que no podría tener un final feliz junto a él? ¿Por qué se sentía tan vacía en esos momentos?

Se quedó un momento viendo hacia el mar antes de levantarse y sacudirse la arena de su vestido. Volvió a respirar hondo y caminó sin prisa hacia el resto de sus amigos que, de seguro, estarían bailando o emborrachándose con vodka.

Entró y caminó hacia la mesa donde estaban anteriormente, no se equivocó al pensar en que se estarían emborrachando.

—¿Sabes qué, Alisson? —decía Ryan balanceando la cabeza —Te odio. No puedes simplemente tratar a los chicos como si fueran una basura.

—Pero es que lo son —dijo con calma pero claramente mareada a causa del alcohol.

—¡Yo no! —gritó —¿Te piensas que tienes mucha experiencia con los chicos como para generalizarlos?

—Ryan, por favor. No quiero discutir contigo, estás actuando como una esposa —rodeó los ojos y entonces Ryan se calló justo cuando Christal llegó a la mesa. Anthony alzó la vista y se levantó de inmediato de su puesto.

—¿Estás bien? —le preguntó a Christal.

—Sí —dijo con desconcierto. ¿Cómo él podría saber si algo anda mal? —. Solo estoy un poco cansada —lo miró a los ojos y se dio cuenta de cuan rojos estaban —¿Fumaste hierva? —le preguntó alzando una ceja.

—Solo un poco —sonrió con torpea —. ¿Quieres?

—No lo creo —dijo con desgano —. Creo que iré a dormir.

—¿Qué? Chris... ¿Pasó algo? No te vayas, estamos aquí por ti.

—Lo lamento, Anthony, pero tampoco dormí demasiado en la madrugada tampoco —su amigo la miró con tristeza.

—Puedo acompañarte a la suite, si quieres.

—No, quédate —dijo mirando al resto de sus compañeros —. Sé que la pasaran bien —intentó sonreír.

—Pero es tu cumpleaños, tú debes ser quien la pase bien principalmente. Creí que el haberte dejado sola con Christian iría a solucionar algo pero al parecer no fue así.

—No importa —dijo evadiendo el tema —. Bueno, creo que me voy.

—Yo te acompaño.

—No. En serio, quédate. Yo puedo ir sola —dijo seria pero con amabilidad.

—Cuídate —volvió a mostrarle una sonrisa torpe a causa de la droga y Christal se marchó.

Caminó sola por las amplias calles hasta llegar al lujoso hotel y subir dieciocho pisos hasta la suite.

Entró. Le sorprendió que no haya estado cerrado con llave, pero pensó en que seguramente era por el personal de limpieza o algo parecido. Caminó hasta su habitación, pero cuando iba entrar, una extraña voz femenina llamó su atención. Se detuvo y puso más atención a quién era y qué decía. Pronto pudo distinguir que la voz era de Emily, intentó acercarse un poco hacia la otra habitación, donde parecía estar ella, y escuchó, solo por curiosidad, lo que ella estaba hablando.

Juntos, pero no tanto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora