Primero antes que nada, te quiero pedir disculpas, otra vez. Esto es muy difícil y no sé si podré llevarlo a cabo hasta el final, pero haré el intento por ti. Porque sé que eso es lo mejor para ambos. También discúlpame por ser poco respetuoso y enviarte un mensaje por aquí en vez de hacerlo en persona. Supongo que ya sabes quién soy. Sí... tripiantee, no sabía qué otra cosa poner y justamente veía esa serie en la televisión. Es ridículo, pero nadie lo sabrá nunca a excepción de ti. Pero tú me has visto llorar, me has visto reír y me has visto en mi estado más débil que es cuando estaba contigo, esto no ha de ser nada.
En fin, siempre me desvió del tema. Lo que te vengo a decir es que te quiero. Así de simple, te quiero a ti en absolutamente todos los sentidos de la palabra. Te quiero cuando sonríes y muestras tus dientecitos que por alguna razón pienso en un ratón, uno tierno, como tú. Te quiero cuando recoges tu cabello sin importarte nada y lo jalas para que se vea más despeinado. Te quiero despeinada. Te quiero cuando estás distraída y con la mirada perdida en tus clases, me gusta creer que piensas en mí pero sé que eso es solo una pequeña posibilidad. Te quiero cuando usas tus shorts flojos en la clase de tenis y siempre luces algo torpe con algo nuevo que nos están enseñando. Te quiero cuando estás callada y con tus audífonos puestos, solo moviendo los labios con la letra de la canción. Te quiero cuando lloras porque me hace dar cuenta que sientes algo por mí. Te quiero de forma física. Te quiero dar amor, y también te quiero dar, amor. Quiero cada parte de ti junto con la mía. Quiero ver tus ojos toda la noche. Quiero besar tus hombros mientras te abrazo. Quiero rozar tu espalda desnuda. Quiero acariciar tu desastroso cabello. Quiero contarte historias de mi vida y que tú lo hagas igual mientras estás abrazada a mi pecho. Quiero mucho contigo.
Mi Christal... juro que si hubiese tenido la oportunidad de cambiar todo, lo hubiese hecho sin pensarlo siquiera. Y sé que te sonó repetitivo, pero es que es así, y no puedo dejar de pensar en eso y en las consecuencias que ahora me está trayendo.
De todas formas, si esto no puede ir hacia algún lado, espero que algún día podamos ser amigos. Cuando ya no sientas un dolor en tu pecho, cuando hayas liberado todo el mal que te causé por mis idioteces. Recuerda que yo estaré ahí de todas formas para ayudarte en lo que sea, sin excepción, en serio. Tú solo dímelo.
Me despido sintiéndome algo tranquilo, creo que al fin podré dormir esta noche luego de desahogarme un poco. Recuerda todo lo que te dije y cada una de las palabras porque son ciertas.
Descansa.
Posdata: Tomando en cuenta que poco he escrito, si me sigues inspirando de esta manera, pronto te convertirás en poesía, en mi poesía.
Christal cerró los ojos y pegó el celular a su pecho. ¿Cómo era posible que no haya leído aquel mensaje que la llenaba de vida y por otro lado hacia que los fantasmas de su pasado quieran regresar con mayor intensidad? Volvió a respirar hondo y cerró los ojos por varios minutos. No se sentía triste, ni feliz... solo quería ir a tomar una ducha para que el agua caliente la haga pensar mejor. No sabía cómo sentirse, aquel mensaje la había tomado por sorpresa.
Caminó hacia el baño pensando en qué hubiese ocurrido si las cosas entre ellos dos hubiesen salido bien. Decenas de pensamientos atractivos llegaron a su mente; ellos dos haciendo café, ellos dos viendo películas, ellos dos enamorándose del uno al otro, ellos dos discutiendo por tonterías y solucionándolo con un par de besos. Todo hubiese sido perfecto si salía tal como ella quería.
Pero mucho pensaba en eso y ya no quería hacerlo. No quería herirse a sí misma tal como lo había estado haciendo todo ese tiempo. Esta vez iba a pensar primero ella.
Aquel fin de semana pasó todo el tiempo estudiando para los exámenes. Adelantó un poco de los proyectos que debían presentar al momento de dar las pruebas finales y presentó varios deberes online.
La última semana de clases se acercaba y era mejor estar preparados en todo aspecto para ésta. El domingo por la noche intentó dormir temprano dentro de lo que sus trabajos se lo permitían; una de la mañana. Estaba segura que algunos de sus compañeros ni siquiera dormirían, así que se sentía afortunada de haber hecho las cosas con tiempo.
~
El lunes en la tarde, luego de haber terminado todos sus exámenes y encontrarse totalmente sola por el mismo motivo de la semana anterior, decidió ir a visitar a Anthony por unos minutos nada más. Total ya había preparado todo para el día siguiente y necesitaba hablar con un amigo barón. Y quién mejor que él, que ha estado ahí desde que entró a la universidad. Él le decía las cosas como eran; claras y concisas, sin ni un prejuicio.
—Entonces... —dijo trayendo unos bocaditos a la mesa de centro y sentándose alado de Christal —¿Crees que ya lo has superado en estos meses?
—Sí, lo sabes bien. No pienso muy seguido en él y no me duele las pocas veces que lo hago. Además hace unos días encontré un mensaje que me había dejado justo en el transcurso de nuestra separación y solo pude sentir paz interior al notar que no me dolía más.
—¿Qué decía el mensaje?
—Hablaba de cuánto quería que las cosas hayan sido diferentes entre ambos pero que por sus "obligaciones" —hizo un ademan de comillas con las manos —no podía.
—¿Sabes que tú tienes la oportunidad de cambiar todo esto en tan solo un segundo, cierto? —dijo Anthony recordando lo que Christal sabía acerca de Emily.
—Sí —dijo con obviedad —, pero no lo haré...
—Necia y testaruda —dijo cambiando de posición.
—No puedo hacerlo, por el bien de ambos. Ya no quiero que el sufrimiento esté presente cada día de mi vida, estoy mejor así. Y ya falta muy poco para que se dé cuenta él mismo —tomó una galleta de la mesa.
—Creo que le estás haciendo un daño muy grande —negó lentamente con la cabeza mientras parecía irritarse de a poco.
—Sí, pero solo ahora. Cuando no quede ni un solo rastro de lo que hubo entre nosotros, se lo diré.
—Christal, ¿te das cuenta que estás siendo egoísta?
—... ¿¡Qué!? —rió algo sorprendida.
—Sí, me pongo en su lugar e imagino cuán preocupado debe estar ahora mismo con todo el asunto de Emily y el hecho de saber que no podrá estar con la persona que ha querido desde un principio. No has dejado pasar semanas, has dejado pasar meses.
—¿Sí? al parecer es difícil ponerse en mi lugar —dijo un poco molesta.
—Te entiendo, créeme. Pero tú ya estás bien, él aún no. Lo sé porque me ha contado algunas cosas. Todos estos meses ha estado sufrimiento junto a alguien que no ama por creer que tendrá un hijo. ¿No crees que sea injusto? —dijo y Christal se quedó callada mirando hacia un lugar inexistente en la sala.
Las palabras de su amigo le caían como baldes de agua fría. Sabía que no debía ser así, que solo estaba intentando buscar su propio bien sin mirar a quien en algún momento le importó demasiado.
—Tienes razón —bufó —, pero no sé cómo podría compensarlo.
—¿Diciéndoselo quizá?
—¿La verdad? —lo miró sorprendida —Anthony, está a punto de descubrirlo porque ya son casi nueve meses. Creo que me odiaría si se lo dijera a estas alturas.
—No lo creo, te lo agradecería. ¿No me dijiste que luego de los nueves meses ella inventaría algo más para tenerlo consigo? Pues lo librarías de todo aquello. Al menos intenta acercártele de a poco, que vea que estás dispuesta a llevarte bien con él sin necesidad de que haya algo entre ambos.
Otro silencio se formó cuando Anthony terminó de hablar. Todo lo que salía de su boca era cierto, y comenzaba a considerar la idea de hablarle sutilmente. Al fin y al cabo en el mensaje que le había dejado decía que podían ser amigos cuando ella quiera.
—Tienes razón —respiró hondo —. Se lo diré.
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Juntos, pero no tanto ©
RomanceEsta es solo una triste y nada popular historia perdida entre tantas, quizá sea buena, quizá no. Él no era popular, tampoco practicaba baseball ni mucho menos era el capitán de algún equipo deportivo. Ella no era una nerd, tampoco era la chica más...