Capítulo 48

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Christal, de seguro esperabas el mensaje de alguien más y te sorprendiste al ver mi nombre en tu chat. Antes que nada quiero ir al grano del porqué te estoy escribiendo. Sí, por tu cumpleaños. Es que decirte que te deseo lo mejor del mundo es poco, por eso hago lo que estoy haciendo, me refiero al alejarme de ti, lo hago porque tú decidiste que esto era mejor y estoy respetando tu decisión por el mayor tiempo posible que mi cuerpo pueda y aguante. En fin, no quería desviarme del tema. Otro año cumplido implica que cambiarás en varios aspectos de la vida, no de forma tan notoria, pero a medida que pase el tiempo, irás adquiriendo nuevas experiencias que te ayudarán en tu vida a futuro.

Sé que ambos prometimos no acercarnos más, y es por eso que no te llamo y prefiero enviarte un mensaje. No creas que estoy intentando volver a acercarme a ti, pero si no te deseaba feliz cumpleaños ahora, mañana no iba a poder resistir el estar lejos y de seguro te buscaría para abrazarte tan fuerte que te enojarías por el dolor causado.

Tampoco voy a insistir con los mensajes, no espero que me respondas en realidad.

Tengo en claro lo que estamos intentando hacer y aunque sé que para mí es más difícil que para ti porque, si soy sincero, es la primera vez que siento las malditas mariposas en el estómago y aquella extraña corriente en todo el cuerpo solo cuando te pienso, y en cambio tú eres una persona tan transparente que es casi imposible que alguien te odie.

Sí, está bien, más que un mensaje de felicidades era un mensaje para decirte todo lo que estoy pensando y sintiendo ahora. Y me está atormentado, te lo juro.

Bueno, te deseo un Feliz Cumpleaños. Sé que la pasarás bien este día porque tienes amigos que te aman y otro que te adora y de seguro te han de haber preparado algo que te encantará. Yo también te tengo un regalo, y si se da la oportunidad el día de mañana para dártelo, con gusto lo haré.

Descansa y buenas noches.

Terminó de leer el mensaje sintiendo un enorme agujero en el corazón y estómago. Cerró los ojos y se dejó caer en la cama. No iba a llorar, no tenía por qué. No le había dicho nada que la haya podido herir. Pero aun así una mezcla de sentimientos se apoderaban cada vez más de ella y, sin poder evitarlo, lagrimas silenciosas se desplazaron por el rostro de Christal.

No entendía por qué lloraba, debería estar feliz con lo que Christian le había escrito. Y lo estaba en el fondo, aunque también estaba confundida. Tenía ganas de volver a escribirle y decirle todo lo que ella estaba guardándose. Pero iba a ser fuerte, la decisión ya estaba tomada y el hecho de que Christian lo haya aceptado la hacía sentir más tranquila. Al fin podrían seguir con sus vidas como si nunca hubiese ocurrido algo entre los dos. Y eso tenía que ponerla feliz, ¿cierto?

~

Al día siguiente se bajó de su moto y comenzó a caminar hacia su carrera. Todo lucía normal y eso la tranquilizaba. En la entrada se encontró con sus amigos a excepción de Anthony y Christian, los saludó y todos le desearon un feliz cumpleaños.

Pilar, Charlotte y Alisson, le entregaron unas pequeñas cajitas y le pidieron que las abra en ese momento. Sin dudarlo, lo hizo. Primero la de Alisson, desató el lazo y sacó con cuidado la tapa para encontrarse con un reloj enorme que tanto lo había visto en las revistas.

—¡Wou! —dijo sorprendida y lo examinó de cerca.

—Debes ponértelo el día de tu cumpleaños para que te traiga suerte —dijo sonriente Alisson y Christal se acercó para abrazarla fuerte.

—Muchas gracias, Alisson. Jamás imaginé tenerlo en mis manos —dijo emocionada.

—Ahora el mío —dijo Charlotte —. En realidad va de parte de Noa también porque ella lo escogió.

Christal sonrió a modo de respuesta. La caja era un poco más grandecita y debía romper el papel que lo rodeaba, pronto iba notando lo que era y abrió los ojos a más no poder.

—No... —susurró emocionada —¿Se han vuelto locas? —las miró y fingió regañarlas.

—¿Eso significa que...

—¡Me encanto! —saltó hacia ella y las abrazó fuerte.

Era el último libro de una de sus sagas favoritas. Edición especial. Aún no llegaba a su país.

—Y por último pero más importante... —dijo Pilar.

Era una caja muy extraña, parecía muy frágil y estaba muy bien decorada en los exteriores. Le tendió las dos cajas anteriores para poder abrir aquella con cuidado. Desató el laso y sacó la tapa del lugar.

—Pilar —susurró y supo que era algo que le iba a encantar.

Era una caja explosiva de recuerdos, donde en cada pared habían pegadas varias imágenes y se le unían más paredes para pegar aún más recuerdos.

Christal no pudo evitar que los ojos se le llenen de lágrimas cuando comenzó a mirarlas con detenimiento. No podía parar de emocionarse con cada imagen que veía. Su amiga había pegado fotos que se habían tomado desde las primeras semanas de su primer año; abrazadas, haciendo muecas, despistadas, capturas de pantallas de las conversaciones más graciosas que habían tenido, notas que se mandaban en medio de las clases y frases que usaban a diario o simplemente habían quedado marcadas en sus mentes.

"En chino solo sé kun-fu que significa quién fue."

"Te pedí tostadas, no carbón para el asado"

"Yo no sé dónde no está"

Christal no pudo contener las lágrimas al encontrar una cadena en el medio de la caja. La tomó con sus dedo y al momento de abrir el dije, vio a Pilar y a ella juntas. Miró a su amiga y ella se levantó para poder abrazarse.

—Me encanta —dijo entre lloriqueos de felicidad.

—Lo sé —la abrazó más fuerte —, y se viene algo mejor.

—¿Sí? —preguntó secándose las mejillas con su abrigo —¿Qué es?

—Una sorpresa. Ahora es momento de ir a clases —le sonrió y la rodeó por el hombro para comenzar a caminar.

~

Era cambio de hora para todos los estudiantes y usualmente la mayoría se tomaba un par de minutos para ir a comprar algo a la cafetería o salir a tomar aire.

Entonces fue cuando Christal encontró a todos sus amigos sentados a las afueras del edificio. Saludó a todos con una gran sonrisa mientras estos les deseaban un feliz cumpleaños. Al momento de llegar a Christian, miró de reojo a Jake y negó lentamente pero al final lo saludó con normalidad.

—¿Dónde está Anthony? —preguntó intrigada al notar que no lo había visto en todo el día.

Antes de que alguien pueda responder. El pito de un carro comenzó a sonar repetidas veces y cada vez más cerca.

—¿Y eso? —se preguntaron algunos y pronto divisaron un carro fanwagen acercándose a ellos.

De pronto paró y alguien sacó la cabeza por la ventanilla. Era Anthony, su cabello estaba despeinado y parecía haber bebido Red-bull toda la noche.

—¿Listos para la aventura más grande su vida? —preguntó sonriente.

Juntos, pero no tanto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora