Capítulo 71

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Aquella noche, como era de costumbre cada que asistía a una fiesta organizada por Anthony, se quedó a dormir en su casa, en el mismo cuarto de siempre.

Pensó en todos los pros y los contras de la situación y llegó a la conclusión de que si algo no salía bien, al menos sabría que intentó hacer lo que tuvo a su alcance para ayudar.

Eran casi las once del día cuando se subió a su moto y comenzó a conducir hacia la dirección que Jake le había enviado por WhatsApp. Era algo lejos, casi dos horas desde donde estaba. Conectó sus audífonos a su celular y se preparó para un largo viaje.

Se preguntaba si realmente ese iría a ser el fin de su casi historia de amor, y si no era ese, se preguntaba cuál fuera a ser en realidad, y cómo pasaría. ¿Les dolerá a ambos? ¿Cómo marcharía su vida luego? y sobre todo; ¿qué debía pasar para que en serio se alejen el uno del otro? Quizá si lo que ocurría actualmente no era suficiente, alguno de ellos tendría que cambiarse de universidad, o irse lejos del país para que en serio se termine. O algo menos complicado; que simplemente ambos pongan de su parte para alejarse, algo que veía casi imposible.

*

Christian estaba en el carro con su madre, la sesión había terminado pronto y ya estaban regresando a casa; ella conduciendo y él en el lado del copiloto, mirando por la ventana. Cerró los ojos y pensó en ella, en Christal. Había estado intentado llamarle casi toda la semana y no le contestó. Al menos Pilar ya le había dicho que estaba bien y se tranquilizó un poco. Él en cambio tuvo que cambiar el chip de su celular para evitar que Emily lo llame a cada segundo. No pensaba volver a verla hasta el momento en el que la pueda enfrentar y desenmascarar. Lo sentía como el peor obstáculo que pudo aparecer en su vida. Nunca tuvo que haberle hecho caso a Alisson y volver a hablar con ella. Le había quitado muchas de sus oportunidades para poder estar con Christal, y ahora ella ni siquiera le respondía.

Se preguntaba si en algún momento en serio podrían estar juntos, sin peleas, sin personas de por medio, solo él y ella.

—¿Quieres algo en especial para la cena? —le preguntó su madre sacándolo de sus pensamientos
.
—Lo que sea, mamá. No tengo mucho apetito en realidad —dijo desganado. El no estar con Christal le estaba afectando más de lo que creía. No podía pasar una hora sin que él piense en ella y preguntarse qué estaba haciendo. Volver a verla y rosar su piel lo había debilitado otra vez.

—¿Estás bien, cariño? —le tocó suavemente el hombro.

—Sí —la vio e intentó sonreír. Supo que su mamá no le iba a creer. Ella siempre sabía lo que le ocurría a sus hijos.

—Sabes que puedes contarme lo que sea, hijo. Dime qué ocurre.

—No mucho —mintió —. He estado muy cansado últimamente.

—¿Es por Emily? —preguntó.

Christian aún no le contaba a su familia lo que había pasado en realidad. Todavia creían que su novia era Emily y que era ella la causante de cualquier emoción en Christian. Hubo unos cuantos segundos de silencio antes de que él responda.

—No, mamá, es Christal… —la miró fijamente y exhaló, dispuesto a contarle todo lo que había ocurrido hasta el momento.

*

Christal estaba en el punto exacto de donde indicaba el mapa de google. Apagó su moto y se bajó de ésta. Comenzó a caminar hacia la entrada y tocó el timbre con un raro temor recorriéndole todo el cuerpo. Sus manos sudaban para cuando la puerta se abrió y al otro lado aparecía el padre de Christian.

—¿Sí? —dijo acomodándose los lentes y abriendo casi por completo la puerta.

—Buenas tardes, señor. Soy Christal, no sé si me recuerde —dijo intentando que cada una de las palabras salgan con normalidad.

—Claro que sí —extendió su mano y Christal lo saludó amablemente —. Eres la chica que lo atropelló, ¿no? —le mostró una sonrisa y ella se avergonzó.

—Sí —dijo tímida.

—Pasa —abrió paso para que entre en la casa y ella caminó un par de metros hasta la sala —. Siéntate, iré por un vaso de jugo —comenzó a alejarse —. A nadie que es capaz de conducir hasta esta pequeña casa se le puede negar un vaso de jugo fresco —lo escuchó a lo lejos.

—Muchas gracias —le dijo esperando que la haya escuchado. Giró la cabeza para fijarse un poco más en los detalle de la casa. Era muy bonita, había cuadros casi en todos lados. Una gran curiosidad de saber más sobre la infancia de Christian la invadió. Miró hacia una estantería cerca y pudo visualizarlo en uno de los portarretratos. Era él junto con dos niños más, suponía que eran sus hermanos; Christina y Christopher.

—Aquí tienes —dijo tomándola desprevenida. Christal se sobresaltó un poco y se giró en dirección a él para tomar el vaso que le había extendido.

—Disculpe —sonrió nervosa —, solo estaba…

—No te preocupes —dijo antes de que pueda terminar la oración y le sonrió, parecía ser un hombre muy cálido —. Es totalmente comprensible, Christian no habla mucho de sí mismo, es normal que quieras saber de él.

Se sintió afortunada al escuchar esas palabras. Christal le había dicho mucho de su vida aun siendo algo privado en ese aspecto.

—¿Cómo sigue? —preguntó.

—Mejor, al fin y al cabo, pasará más tiempo con nosotros y no hay nada que haga más feliz a su madre.

—Son muy apegados por lo que veo —su mirada se plasmó sobre una foto de ellos dos, uno abrazando al otro, Christian parecía tener nueve años; su rostro era más ancho, sus ojos reflejaban un brillo que ahora apenas existía y su cabello negro le caía por la frente.

—Lo son —miró la misma fotografía y sonrió como si estuviera recordando algo.

—¿Cree que pueda ayudarlo de algo forma? Me siento culpable de lo que hice —volvió la vista a él.

—No deberías, lo accidentes pasan —bebió su jugo —. Y no es como si quisiera menospreciar tu ayuda pero en realidad tenemos todo para que Christian sane. Aunque si quieres puedes esperarlo, él sabría qué decirte si es que necesita algo personal —se levantó del sofá y caminó hacia la ventana más cerca —. Ya han de estar llegando —miró a través de ésta.

—¿¡Llegando!? —se sorprendió pero se compuso casi de inmediato —¿Ho-hoy no tenía terapia? —preguntó nerviosa.

Él no la podía ver ahí.

—No, sus terapias no comienzan sino hasta que le quiten el yeso —dijo riendo un poco de forma amable —, fueron al médico.

Te odio, Jake —lo maldijo y guardó silencio.

—Bueno —se levantó intentando mantener la calma —. Si cree que por ahora no es necesario que…

—Ahí vienen —la interrumpió. Algo en Christal le decía que su padre sabía, o almenas sospechaba fuertemente, que algo había entre ellos —. Siéntate, se alegrará de verte —le sonrió y abrió la puerta para ir a ayudar a su hijo.

La misión de Christal parecía ir totalmente bien, creyó que por primera vez no iba a ocurrir nada fuera de lo normal. Respiró hondo, dándose por vencida e intentó relajarse. Comenzó a escuchar las voces de ambos a unos cuantos metros. De pronto la puerta fue abierta por el padre y por ésta entró Christian sosteniéndose con dos muletas. No pasó más de un segundo antes de que sus miradas se crucen y un silencio se forme en su ambiente.

—Hola —fue ella quien habló primero, haciéndole un ademan con la manos e intentando sonreírle.

—Chris… —dijo claramente sorprendido. Pero más que eso, estaba emocionado y sentía que las esperanzas regresaban a él de a poco.

Juntos, pero no tanto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora