Juntos, pero no tanto ©

Capítulo 16

Christian estaba tan desesperado con la reciente noticia que lo único que pudo hacer fue salir corriendo del lugar dejando a Emily plantada mientras ella le pedía que regrese.

Entró a su auto, lo encendió con agilidad y se marchó a algún lugar alejado de todo. No quería pensar en nada. No quería tener un hijo, ni con ella, ni con nadie, pero especialmente con ella. No quería ser un mal padre. No quería que nadie sufra por culpa de él. Quería dejar de hacer las cosas mal. Quería deja de culpar a su pasado por su estúpida forma de actuar.

Sus ojos se llenaron de lágrimas pero no se permitió llorar, ese no era un buen momento para mostrarse débil.

El reloj del carro anunciaba las once de la noche, sabía que si iría a casa no haría más que pensar en cosas que no le convenían, así que plantó el carro cuando pasó cerca de un bar y se bajó. Esa noche tomaría hasta olvidar quien era.

*

Christal estaba apartada de todos por voluntad propia. Ya era muy tarde y solo se podía divisar a la gente que se emborrachaba hasta perder la conciencia. Alejandro también se había marchado, no sin antes entregarle el retrato que hizo de ella y firmarlo junto con su número de teléfono.

Sus amigas le contaron la reciente noticia de Christian y, aunque en ese momento no pareció haberle afectado, por dentro algo en ella se rompió. ¿En serio le gustaba tanto ese muchacho? ¿Por qué pensó en que quizá algún día podría existir una historia entre los dos? ¿Por qué imagino por un segundo que tal vez él se enamoraría de ella así como lo hacen en los libros? ¿Por qué fue tan tonta? Quizá su amor estaba en otro lado, con un chico que en serio se fije en ella y que la vea distinta a las demás, así como todos los chicos enamorados dicen de su pareja. Y el hecho de que Christal se haya enamorado de Christian no significaba que fueran a tener una historia juntos, mucho menos una de amor. Ahora él estaría con Emily, no sería una historia muy feliz, pero era lo que le tenía preparado el destino. Mientras que Christal aún estaba a la intemperie de que alguien llegue, alguien que le haga ver el mundo color rosa y que se complemente perfectamente a ella.

Miró al frente y sus amigas seguían conversando con varios chicos ya borrachos, no estaba haciendo nada ahí así que decidió que lo mejor por esa noche sería ir a casa. Fijo su mirada en Pilar, esperando llamar su atención y cuando lo hizo se despidió con la mano antes de salir del gigantesco estadio.

Encontró su moto, por suerte, sana y salva, se subió en ella y arrancó.

La noche era igual de fría que las otras veces. No podía pensar en qué sucedería el día siguiente, al encontrárselo en su clase de tenis. No sabía qué le iría a decir o cómo reaccionar, ni siquiera sabía si quería ignorarlo. Se supone que ahora eran amigos, pero, ¿cómo actuar normal cuando sientes cosas por tu "nuevo amigo"?

—Creo que es momento de terminar con todo esto —susurró para sí —de terminar con este invento barato de historia de amor. Sé que si sigo así seguiré rompiéndome como lo hice hace un rato, y no pienso volver a hacerlo. Jamás lo he hecho por nadie, mucho menos por alguien que no me corresponde.

De pronto algo llamó su atención. Su vista se fijó en un característico automóvil estacionado del lado derecho de la carretera. Lo miró más detenidamente hasta que se dio cuenta de quién era. Christian.

No pasó mucho tiempo antes de verlo sentado en la acera con los codos apoyados pobre las rodillas a las afueras de una bar, con una botella de alcohol y hablando solo.

Sin pensarlo dos veces se detuvo y se bajó casi corriendo de la moto.

—¡Christian! —exclamó y éste abrió los ojos con pesadez.