Capítulo 57

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Apenas Christal había salido corriendo, él fue tras ella. Sabía que no estaría segura en una ciudad tan grande y mucho menos en ese estado. A medida que avanzaba notó que alguien se le acercaba demasiado, y no dudó ni un segundo en comenzar a correr para evitar que algo malo ocurra.

Para mala suerte de ambos, ella había entrado en un estado de shock, y Christian apenas logró agarrarla entre sus brazos.

Miró a sus lados y notó cuán lejos estaba del resto de sus amigos y su carro. Aun así la tomó en sus brazos y comenzó a caminar a paso lento pero seguro.

Un nudo se le formaba en la garganta al verla en ese estado y ver que no podía hacer nada para cambiarlo. Lo poco que había ocurrido entre ellos ya no podía ser más. Y la aceptación era el primer paso, y el más difícil. Él aún tenía ciertas esperanzas en que ellos puedan estar juntos realmente, como siempre quisieron, pero sabía que era en vano.

No se acercó demasiado a sus amigos, quiera evitar las preguntas que le harían. Solo fue directo al carro que habían alquilado por aquel día y la recostó en la parte trasera de éste. Luego Christian se subió y lo encendió. Iría al estacionamiento del hotel y la dejaría descansar en su habitación.

—Christal... —susurró para sí mismo —¿por qué me haces esto? —regresó a verla —¿Por qué simplemente no podemos estar juntos? ¿Por qué no puedes aceptarlo? ¿Por qué te haces y me haces daño? Paremos con esto, por favor... —Cerró los ojos con fuerzas.

~

A la mañana siguiente Christal abrió los ojos y un terrible dolor de cabeza la invadió. Intentó recordar cómo había llegado ahí pero se le hizo imposible hacerlo con exactitud.

Vio a su alrededor y la mayoría de sus amigas dormían, excepto Alisson que no se encontraba en la habitación. Tomó el celular de alguien que estaba cerca y vio la hora; eran casi las once de la mañana. Su cabeza daba vueltas y no le permitía pensar con claridad. Se levantó de la cama haciendo un gran esfuerzo por no marearse mientras lo hacía y caminó hasta el baño. Contempló su aspecto en el espejo, parecía como si hubiese llorado toda la noche, otra vez. Abrió la llave y se mojó la cara y el cabello. Se hizo un moño alto y salió al living de la suite.

Aún nadie estaba despierto. Parpadeó con dificultad y caminó hacia el balcón. Su vista se plantó en la playa, la observó por un tiempo mientras sentía las cálidas brisas en su rostro. Cerró los ojos y de cierto modo se sentía mejor. Aún se preguntaba qué había ocurrido ayer pero iba a esperar a que Anthony se despertara para que pueda aclarar sus ideas.

Oyó un sonido en la cocina y supuso que era él. Caminó de vuelta y estando a punto de cruzar la puerta del balcón, alguien chocó con ella.

—Christal... —dijo Christian sorprendido —¿estás bien? —preguntó de inmediato.

—Sí —dijo en vos baja, no entendía su pregunta —. Pero me duele un poco la cabeza.

—Ha de ser la resaca por el vodka de ayer.

—¿Tomé vodka? —se pasó la mano por la sien e hizo presión.

—Vodka, ron, tequila, Jack Daniels, creo que hasta fumaste un poco...

—¿Qué? —lo miró fijamente y casi de inmediato desvió la mirada, sabía que no aguantaría si seguía así.

—¿No te acuerdas?

—Sí —mintió

—No mientas —se puso las manos en los bolsillos.

—Le diré a Anthony que me cuente —intentó marcharse del lugar pero Christian la tomó por el brazo.

—Anthony no sabe nada —le dijo en voz baja y Christal creyó lo peor.

—¿Qué ocurrió? —dijo asustada.

—¡Hey! —Anthony apareció tras ellos y los tomó por los hombros —¿cómo amanecieron? Christal, ¿por qué viniste a dormir muy pronto, había un chico que estuvo preguntando por ti toda la noche. Si mal no recuerdo se llamaba Raúl.

—¿Quién es Raul? —preguntó Christian mirándolos de uno en uno.

—¿Raúl? —dudó Christal —¡Raúl! —se pasó las manos por la cara —No sé qué paso. Lo último que recuerdo es que fui por más alcohol y de repente amanecí aquí.

—¿No recuerdas? —Anthony la miró extrañado —pero entonces...

—Yo te traje —intervino Christian y notó la expresión de Anthony más intrigada que la de Christal —. Me dijiste que estabas muy mareada y querías descansar.

Miró a ambos y esperó que sus facciones se relajen.

—No pienses ni por un segundo que me voy a tragar ese cuento barato, pero al menos Christal está aquí sana y salva. Y tú, señorita... —se giró por completo hacia Christal —para la próxima controla tus límites. ¿Está bien? —Christal asintió —¿Me acompañas a hacer café? Saldremos hoy al medio día.

—Sí, por favor —dijo Christal y se marchó junto con Anthony.

—Ahora sí, dime qué pasó —dijo serio.

—No lo recuerdo, pero supongo que ha de ser verdad lo que Christian dijo.

—Obviamente no lo es, lo vi cargándote en sus brazos así que...

—¿Qué? ¿Cuándo?

—Anoche.

Christal intentó recordar lo que había ocurrido pero se le hacía imposible. No quería volver a acercarse a Christian por su bienestar así que solo agradeció que haya estado bien.

—Quizá le dije que me cargue porque estaba muy cansada.

—¿Te crees capas de eso? —caminó hacia la cafetera y la llenó de agua.

—No puedo quedarme con la duda, así que supondré que es eso.

—Por cierto; ¿cómo sigues con lo de ayer?

—No me lo hagas acuerdo —intentó sonreír pero no pudo, se cubrió la cara con sus manos.

—No te preocupes, es normal. Pronto pasará.

—Solo me quiero ir lo más pronto de aquí, no creo que me llevaré buenos recuerdos —dijo arrepintiéndose al instante de las palabras que había salido de su boca, sabía que Anthony había hecho un esfuerzo para que ella la pase bien y no quiera hacerlo sentir mal.

—Lo lamento mucho, Christal —caminó hasta ella y la abrazó —. Me hubiese gustado que las cosas hayan sido distintas para ti.

Christal respiró hondo evitando recordar lo mal que había pasado ese fin de semana.

—No te preocupes —se separó y lo miró a los ojos —, sé que para la próxima que venga estaré mucho mejor —le sonrió.

—Si quieres venir otra vez cualquier rato, sola o acompañada, me lo dices y prometo que será recompensado lo de este fin de semana.

—Gracias, Anthony... —se acercó y lo abrazó.

De pronto un par de voces se escucharon desde el otro lado de la puerta. Ambos dejaron de abrazarse y miraron como el picaporte giraba de un lado a otro hasta que finalmente vieron a Alisson y Ryan entrar a la suite.

—No me importa, quiero que lo olvides —decía Alisson. Ni uno de los dos se había dado cuenta que Christal y Anthony estaban ahí.

—Por supuesto que no, esto lo hablaremos. No me puedes dejar así —dijo Ryan y su mirada se desvió hasta donde estaban sus amigos con una expresión de curiosidad. Giró la vista de inmediato a Alisson, que estaba de espaldas a sus amigos, e intentó hacerla callar con movimientos de cabeza que ella no lograba entender.

—Ryan... solo olvídate de lo que ocurrió, yo estaba muy borracha y nunca quise que nos acos... —iba entendiendo sus expresiones para que haga silencio pero ya fue muy tarde —taramos... —bajó el tono hasta convertirlo en un susurro y se giró lentamente para encontrarse con sus amigos y sus mandíbulas por el piso.

—¿Que ustedes qué? —dijo Anthony aún asimilando lo que había escuchado.

Juntos, pero no tanto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora