—Aquí tienes —Christian le extendió una pastilla a Emily junto con una botella de agua —. El doctor dijo que tendrás que hacerte revisar, y que si no ha habido sangrado, puede que él bebe esté bien. Pero iremos el lunes para ver cómo va todo.
—Bueno —dijo y caminó un poco hasta rodear por el cuello a Christian —. Sé que tu concepto de mí no es tan bueno pero quiero decirte que todo esto lo hago porque te amo, me refiero a seguir atrás tuyo. Todos se sienten confundidos cuando les dicen que van a ser padres, si yo hubiese sido otra persona, me hubiese ido lejos de ti. Pero no, yo no quiero que no conozcas a tu hijo, tampoco que él tenga una vida con padres separados, quiero que seamos una familia —susurró en su oído mientras acariciaba su cabello. Se separó un poco y lo vio a los ojos —. ¿Está bien?
Christian se tomó su tiempo para responder, pero ya había dado el primer paso que era aclarar todo con Christal, era hora de acabar con todo esto.
—Sí —dijo dudando y Emily lo besó.
Comenzó a retroceder con el objetivo de llevarlo a la cama. Se dejó caer, el cayendo encima de ella.
—No —le susurró cuando notó a donde quería llevar todo eso Emily.
—Sí —jadeó besando su cuello.
—Espera, no —volvió a decir y a sentirse culpable —. Debes descansar.
Pero Emily lo ignoró. En cambio sacó hábilmente su camisa y desabrochó su pantalón. Christian alzó la mirada para darse cuenta que Emily no estaba ahí, era Christal. Estaba con los ojos llorosos y sus mejillas rosadas. Su cabello estaba más despeinado de lo que solía estar. Miró sus labios y no pudo evitar besarlos con pasión, con dolor y con ansias. Se separó de sus labios y comenzó a besar sus mejillas hasta bajar y detenerse en su cuello. Llevó sus manos desde sus muslos, pasando por su cadera, cintura y costillas. La acarició y le quitó la blusa que llevaba para luego ambos perderse en un mar de deseo.
*
—Christal —oyó a los lejos junto con varios ecos que disminuían con el pasar de los segundos —. Christal —buscó el lugar proveniente del sonido.
—¿¡Christian!? —gritó y se levantó de donde estaba. Comenzó a caminar hasta a lo lejos distinguir algo. Era él.
—¡Christal! —gritó y comenzó a correr hacia ella. Ella hizo lo mismo hasta que los cuerpos se iban haciendo más visibles. Pronto se dio cuenta que la persona que la llamaba no era Christian, era Alejandro. Se detuvo a unos cuantos metros de él y ambos se vieron.
—¿Alejandro? —preguntó demasiado confundida.
—Christal —la voz cambió y en un sacudir de cabeza, Alejandro había desaparecido, ahora estaba Alastair.
—¿Qué haces aquí? —preguntó.
—Escuchar todas tus niñerías, tal como lo he hecho desde hace años —su voz era fría e incluso malévola.
—No —retrocedió lentamente y se dio la vuelta mientras se cubría el rostro. Pronto tocaron su hombro.
—Chris —dijo una voz distinta y sola por pura curiosidad, giró la cabeza lentamente hasta encontrarse con Anthony, pero ella ya no podía hablar —Chris... ¡Chris! —comenzó a gritar y unos golpes se escucharon cerca —¡Chris! ¡Chris!
Christal se despertó de golpe, se levantó de su cama y caminó hasta abrir la puerta. Anthony y el resto de sus amigos estaban tirados en el sofá y el piso.
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Juntos, pero no tanto ©
RomansaEsta es solo una triste y nada popular historia perdida entre tantas, quizá sea buena, quizá no. Él no era popular, tampoco practicaba baseball ni mucho menos era el capitán de algún equipo deportivo. Ella no era una nerd, tampoco era la chica más...