~Capítulo 15~

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Narra Emily

Me hace ilusión saber que los gemelos y yo vamos a volver a las viejas costumbres. Antes de la hora, ya les estoy esperando sentada a orillas del lago negro.

Tengo los pies metidos en el agua, y miro mi reflejo, pensando en que ayer estaba sumergida ahí dentro... da algo de cosa.

Antes de que me pueda dar cuenta, oigo a los chicos, por lo que me levanto y les sonrío, mientras corro para abrazarlos:

-Hace mucho tiempo que no hacíamos algo así.

-Cierto -dice George.

-Ya se necesitaba -puntualiza Fred.

-¿Habéis traído la comida?

-Nos duele que dudes de nosotros.

No puedo evitar reírme al escucharles hablar a la vez:

-Vale, vale, lo siento.

En seguida preparamos la comida debajo de nuestro árbol favorito, como siempre.

Ellos empiezan a mordisquear algunas galletas, o a mascar algunas gominolas, pero yo apenas cojo nada:

-¿Pasa algo? -dice Fred.

-¿Quién me dice que no habéis hecho algo a la comida?

-Quizás el hecho de que la estamos comiendo -ríe George.

-... Tengo que dejar de hacer eso -ahora yo también estoy riendo.

Sin embargo, sigo sin fiarme del todo, así que sólo como aquello que ya han probado.

Nos lo pasamos muy bien, y nos ponemos un poco al día, ya que últimamente he estado mucho con Ced y con Brooke:

-¿Y si jugamos un poco?

-No hemos traído nada.

-Vamos, que somos magos, ni que tuviéramos que volver para coger las escobas.

Los tres dejamos un accio escoba en el aire, y al poco rato ya tenemos nuestras preciosas escobas en las manos.

Nos dirigimos a un pequeño lugar del bosque prohibido donde no hay árboles, dejando un terreno genial para el quidditch, y pasamos unas dos horas allí.

Al descender, lo primero que me dicen es:

-Normal que te haya cogido el equipo búlgaro, dos contra uno y aún así has ganado.

-No me pongáis tanto por las nubes anda -digo apartando mi pelo en plan diva-. Me apetece hacer una broma, ¿y a vosotros?

-Ya sabes que sí.

(...)

-¡Hola Rita!

-Buenas tardes, Emily.

Los tres entramos a la sala común. Cada vez me gusta más este lugar:

-¿Desde cuando sois tan amigas?

-Desde que soy amable con ella.

-Está en tu sangre, al fin de al cabo -dice George con una sonrisa.

-Bueno...

Parece darse cuenta de lo que acaba de decir, y abre los ojos mucho ante su error:

-¡Por la sangre de tu maravillosa madre, ella y sólo ella! ¡De nadie más!

Río ante sus adorables intentos de disculparse:

-No te preocupes, sé que no te referías a Charles. Al fin de al cabo, casi no cuenta. Ya os he contado muchas veces que desapareció cuando nací.

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora