Capítulo 59

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-Despierta.

-...

-Despierta, pequeña.

Fred besa mi nariz, por lo que abro los ojos lentamente:

-Es sábado... -es todo lo que digo.

-Y también las doce del mediodía.

Me incorporo de la impresión, y miro el reloj. Tiene razón:

-Por Merlín...

-Venga, George está haciendo la comida.

Asiento lentamente, y me levanto para cambiarme, pero al ver que mi novio no se mueve, le miro de manera fulminante:

-Oh vamos, ¿es en serio?

-Sí, me da vergüenza.

Él rueda los ojos y sale de la habitación, no sin antes darme un beso.

Decido ponerme unos leggings negros con una camisa azul verdoso a cuadros. Recojo mi pelo en un sencillo par de coletas y voy con los gemelos.

Cuando llego a la cocina, los dos están hablando de manera calmada, así que simplemente cojo un delantal y comienzo a cortar un poco de cebolla.

Fred me abraza, a lo que río:

-¿No me vais a dejar ni cocinar tranquilo? -se queja George.

-No, vas a tener que ir acostumbrándote -dice sonriente Fred.

-Ahora que lo pienso, ¿qué pasó con tu novia? -pregunto.

-Cortamos unos meses después de que te fueras.

-Vaya, lo siento...

-No te sientas mal por él. Es un Weasley, yo lo sentiría por la chica.

Los tres comenzamos a reír, y hecho la cebolla en una sartén junto al bacon.

(...)

Brooke:

¡He vuelto! Siento no haberte avisado, pero todo pasó tan deprisa... Pero el caso es que estoy por aquí

Tenemos que quedar algún día de estos, tengo muchas ganas de verte. Puedes encontrarme en Sortilegios Weasley, pásate cuando quieras.

Besos, Emily

Me acerco a Leo, que duerme plácidamente en su jaula (o al menos eso pretende... maldito búho vago), y le ato con cuidado la carta a la pata:

-Tienes que llevársela a Brooke. Te acuerdas dónde vive, ¿verdad?

Ulula con debilidad:

-No te quejes. Deberías ser un perezoso en vez de un búho.

Sacude la cabeza, comenzando a volar momentos después.

Abro la ventana y la puertecita de su jaula. Sale disparado, a lo que suelto una pequeña risa:

-Emily, ¿podrías ayudarnos aquí abajo?

-Claro George, ahora voy.

-Date prisa.

Frunzo el ceño y salgo de la habitación. Al asomarme por las escaleras, veo las pociones de amor rotas en el suelo, junto a la poción que induce el sueño:

-¿Qué ha pasado? -pregunto.

-¡No lo sé! ¡Lo juro! Estaba colocando más pociones de amor cuando el taburete se ha empezado a tambalear, y me he caído -explica Fred.

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora