Capítulo 65

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-Aquí tiene -le digo a la chica, entregándola una bolsa llena de pastillas vomitivas- Que tenga un buen día.

Ella sonríe, y deja la tienda. No queda mucho para que llegue la hora de cerrar, y debido a que estoy medio dormida, cuento los segundos.

Los gemelos han tenido que irse para hacer un trato con una empresa que nos proporciona parte del material, y aunque Lee me está ayudando creo que me voy a morir:

-¡Ya estamos aquí!

Fijo la mirada en los dos pelirrojos, que están alegres y sin ojeras... justo lo contrario a mí:

-Bien, os encargáis de la tienda hasta el cierre. No es una propuesta.

Doy media vuelta, subiendo al piso superior lo más deprisa que puedo.

Con pereza me quito la chaqueta y los pantalones, haciendo que esté algo más cómoda. Salto sobre la cama, soltando un suspiro de alegría cuando me recibe el blando colchón.

Antes de por fin dormir un poco, leo parte del periódico que descansa sobre mi mesita.

1 de marzo de 1997

Oh, es verdad, hoy es es el cumple de Ronnie.

'Muggle a punto de entrar en el Callejón Diagón, ¿cómo es esto posible?'

(...)

Abro los párpados debido a un molesto y fuerte ruido que proviene de abajo.

Me pongo los pantalones, ya que no sé que hora es, y bajo las escaleras. Quedo petrificada al ver una pelea entre los gemelos y Fenrir Greyback.

Saco a Trébol, aprovechando que nadie se ha dado cuenta de mi posición:

-Expelliarmus -susurro.

La estela rojiza del hechizo cruza la sala, pero cuando está a punto de atacar al hombre lobo, lo esquiva.

Mira hacia donde estoy, haciendo que mi sangre se hiele.

Sin embargo, ese pequeño momento en el que sonríe ante su perversa victoria, lo utilizan los gemelos para lanzar un petrificus totalus.

Su enorme cuerpo cae al suelo produciendo un fuerte estruendo, y me doy cuenta de que no soy capaz de moverme. Todavía no asimilo lo que acaba de pasar.

Nadie se mueve durante unos segundos:

-Creo... que voy a llevarle al Ministerio -dice Fred.

Nos deja a su hermano y a mí solos... no me he movido de las escaleras:

-No queríamos despertarte -bromea, mientras recoge los cristales de los Chas chas.

Bromean incluso en los peores momentos, a veces les envidio por poder hacer eso:

-Pero George... ha destrozado toda la tienda...

Anonadada observo lo que con tanto orgullo hemos estado cuidando estos meses... Las estanterías están en el suelo, y la mayoría de baldas estás vacías o partidas en dos.

Casi todas las pociones se encuentran rotas en el suelo, los caramelos están por todas partes, y los objetos como los telescopios boxeadores se han salido de sus cajas...

Por primera vez en minutos bajo uno de los escalones de madera. Luego otro, luego otro...

Llego hasta mi amigo, y le ayudo a recoger sin decir una palabra:

-Habíamos cerrado la tienda diez minutos antes -comienza- y estábamos a punto de subir a hacer la cena. Abrió la puerta a zarpazos, diciendo que si te entregábamos no pasaría nada y obviamente nos negamos. 

-Entonces empezó la pelea -sigue- Frascos por los aires, hechizos esquivados que acabaron en las estanterías, y básicamente adiós tienda, pero hemos conseguido protegerte -termina sonriente.

-Esto no está bien...

-¿Por qué lo dices?

-Vamos a tener que gastar un montón de dinero para reponerlo todo...

-Por algo tenemos los ahorros.

-Ya pero...

-Todo irá bien, la gente con la que hemos hablado hoy nos ha asegurado que apostará por algunos de los nuevos productos, podemos cambiar algunas cosas y así parecerá más nuevo.

Niego con la cabeza, pero no digo nada más.

Seguimos limpiándolo todo hasta que llega Fred:

-¿Qué tal te ha ido? -pregunta su gemelo.

-Se encargarán de él. Uno menos del que preocuparse.

Levanto la comisura izquierda de mi boca, y bajo la mirada a los turrones sangra-narices.

Ninguno dice nada en las siguientes horas. Ni siquiera aparece el cansancio, tenemos demasiado que recoger.

George ha hecho un pequeño cartel explicando que la tienda estará cerrada por tiempo indefinido debido a unas "reformas". Sí... reformas...

Son casi las dos de la mañana y no me apetece dormir. Ya dormí bastante esta tarde, y con lo que ha pasado...

-Vamos Emily, necesitas descansar -exclama mi novio.

-Estoy bien, estaré en la trastienda arreglando algunos de los telescopios, o haciendo naipes explosivos.

Me mira con cierta preocupación:

-Necesito pensar.

Aprieta los labios, y se acerca para darme un beso:

-Saldremos de esta, no es tan grave.

Sonríe débilmente, se da la vuelta y sube las escaleras. Yo en cambio, voy como dije a la trastienda.

Cierro la puerta tras de mí, apoyando inmediatamente la espalda en esta.

Lágrimas enormes comienzan a caer por mis mejillas, y me deslizo lentamente hasta el suelo.

Sólo quiero vivir una vida normal, ¿es tanto pedir?

Trago saliva, y me arrastro hasta uno de los sillones. Quedo mirando al techo, con la cabeza hecha un lío.

Una cosa es segura. Sí, saldremos de esta... pero no de la manera en la que ellos piensan.

No puedo dejar que esto vuelva a pasar, no podemos arriesgarnos a que la tienda llegue a un punto de no retorno.

Esta Hufflepuff que nunca había sobresalido de los demás está causando más estragos de los que debería...

Millones de ideas estúpidas cruzan mi mente, pero una que parece una locura puede que sea la única que funcione. 

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora