Capítulo 76

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Por mucho tiempo que haya pasado, no consigo que esta gente me vuelva a caer medianamente bien. Cada día es peor que el anterior, es como si estuviera en la cárcel...

La llave entra en la cerradura sonoramente, y aprieto los labios al saber que la rutina comienza.

La conocida sombra aparece en la puerta:

-Levanta, hoy es un día especial -sonríe de manera perversa.

Ruedo los ojos:

-Vale, en seguida voy.

Cierra, y comienzo a vestirme.

Ni siquiera me miro en el espejo, hace semanas que no lo hago. He adelgazado tanto que se comienzan a percibir mis huesos, y eso me causa repulsión.

Desde luego, he tenido épocas mejores. Los entrenamientos se han vuelto muy duros, haciendo que siempre termine exhausta.

He desarrollado un fuerte insomnio, y casi no hablo... si mi madre me viera no sé si sabría reconocerme.

No sé por qué me hacen esto... Se supone que algún día seré quien de la cara para los "trabajos" ¿no? ¿Acaso quieren que asuste a los niños por mi aspecto o qué?

Sacudo la cabeza y trago saliva, no puedo entretenerme más.

Ya están en la sala, esperándome. Oigo los intentos de alguien de gritar... genial, tenemos visita.

Suspiro profundamente, para luego entrar en el umbral y mirar durante un instante a mi padre. El hombre que está postrado en el suelo tiene pinta de ser un muggle, o un mago con buen gusto, ya que lleva una camiseta de Nirvana.

No tengo ni idea de cómo es posible que pueda seguir siendo alguien medianamente bromista en mis condiciones, pero lo agradezco. Si no, seguramente estaría loca:

-Ha llegado la hora de que aprendas tu última lección.

Me hace una ilusión que no veas, padre (Nótese el sarcasmo):

-Has estado practicando mucho, y es hora de que demuestres tus avances.

No me gusta el camino por el que está yendo esto:

-Debes matarle.

Ya está, no hay más, no tiene nada de especial. Voldemort lo quiere muerto porque es un muggle. Y porque "así completaré mi formación".

Miro al chico, notando un nudo en la garganta... tiene miedo, y lo entiendo. No tiene ni la más remota idea de lo que está pasando...

Salgo de mi trance al escuchar la fría y seca voz de Charles:

-Adelante, hazlo y ganarás nuestra total confianza.

Trago saliva de manera sonora, y observo cómo el pobre hombre intenta escapar por todos los medios, intentando soltar las cuerdas que lo aprisionan... pero le es imposible. Seguramente tendrán algún hechizo.

Algo dentro de mí se rompe, como si fueran las cadenas que me han obligado a estar callada estos meses.

No quiero hacer esto, no quiero hacerlo. ¿Por qué tengo que hacerlo? No soy una de ellos, y nunca lo seré.

Draco me dijo que escuchara a mi corazón y eso voy a hacer ahora mismo:

-No.

-¿Qué has dicho? -pregunta Bellatrix con un tono confuso a la vez que enfadado.

-No voy a matarle.

A pesar del miedo que provoca el rebelarme, intento no mostrar el más mínimo atisbo de debilidad:

-Oh, querida, yo creo que sí lo harás.

Un escalofrío recorre mi espalda, y el señor oscuro entra en la sala. A pesar de todo, mantengo mi postura:

-No tienes derecho a decidir sobre mí. Estoy aquí en contra de mi voluntad, habéis usado el chantaje para traerme de vuelta, y no mataré a esta persona. ¡Tiene una vida y no ha hecho nada malo!

Creí que lo negaría, que diría que es por mi bien, pero se limita a sonreír de manera siniestra:

-Muy bien, si te quieres marchar nadie te lo va a impedir... pero es bajo tu responsabilidad.

Asiento, ciertamente extrañada, pero comienzo a caminar fuera de la habitación de manera decidida.

Quizás esta pesadilla por fin se ha acabado... Igual he dejado de ser útil y eso me ha beneficiado... Quizás vuelvo a ser libre...

A punto de cruzar el umbral de la puerta, un fuerte dolor oprime mi pecho. Llevo mi mano a este y con un grito ahogado caigo al suelo, temblando:

-Ah, se me olvidaba, si no haces lo que te diga morirás, y quiero que mates a ese sucio muggle.

¿Q-qué? ¿D-de qué está hablando? No podría hacer eso a menos que...

Levanto la vista, horrorizada. Aprieto con fuerza los párpados, sintiendo latidos bombeando en mi cabeza como si en cualquier momento fuera a explotar.

De repente, un montón de imágenes confusas aparecen en mi memoria... Parecen recuerdos.

¡Eso es! ¡Recuerdos!

Fred, George, Harry, el juramento... todo.

Siento lágrimas de alegría en los ojos, aunque están mezcladas con sufrimiento.

En contra de mi voluntad y con cierta dificultad consigo alzar mi varita hasta el hombre, y esto hace que el dolor se reduzca:

-Lo siento -susurro- Avada kedavra.

Un rayo de color verde sale expulsado de Trébol justo cuando mi visión comienza a ser borrosa.

A pesar de eso, puedo ver que los ojos aterrorizados del londinense quedan ausentes de cualquier tipo de brillo... hubiera preferido vivir sin tener esa imagen en mi cabeza.

Ya tengo las fuerzas suficientes para levantarme, por lo que lentamente me pongo en pie, observando las siniestras caras de orgullo de los mortífagos:

-Bien hecho -exclama Voldemort.

Bufo, pero parece que no ha conseguido escucharme... que pena.

Asiento ligeramente, como si intentara convencerme de que todo lo que ha pasado en estos dos minutos es real:

-Me voy a mi cuarto -informo. 

Sin esperar respuesta salgo corriendo. "¡Esta eres tú!" Escucho que alguien grita, pero no me detengo. Poco después llego a la habitación, y cierro la puerta tras de mí.

Comienzo a llorar sin control, pensando en todo lo que he hecho y dicho.

Fred... ya me acuerdo de ti, sabía que decías la verdad... Joder, intentaste salvarme junto a tu hermano y casi os matan por mi culpa... Ahora lo entiendo todo.

Mi amor, ni siquiera un borrón de memoria ha conseguido apagar lo que siento por ti. Eso hace que una pequeña sonrisa aparezca en mí.

Sin embargo, no tarda en desaparecer, porque esa persona a la que acabo de... d-de...

Oh Merlín, ¿qué he hecho?

Soy un monstruo...

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora