Capítulo 38

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Me despierto debido al sonido de una aspiradora. Miro por la ventana para darme cuenta de que ya debe de ser más o menos mediodía.

Froto mis ojos y me levanto. Bajo las escaleras, y veo a Oliver pasar hacia el salón:

-¡Hombre! ¡Bella durmiente! -dice riéndose.

Sonrío y me rasco la nuca:

-¿Tan tarde es?

-Casi las doce -informa su madre-. Pero eso no nos va a impedir ir a la playa.

-¿A la playa? -pregunto aún medio atontada.

-Sí, pero no te preocupes, si no te apetece ir me puedo quedar contigo -se ofrece Oliver.

-No, estará bien.

Narra Fred

-¿Leo?-pregunto en voz alta

En cuanto me aseguro de que es el búho de Emily, cojo la carta que lleva... casi me da algo cuando la leo.

Querido Fred

A petición del entrenador, me he tomado un descanso esta semana, antes de que empiece el campeonato.

He vuelto a Inglaterra. Coincidimos fatal ¿eh? Me encontré con Oliver, y él ya me dijo que estáis de vacaciones en Italia.

No os preocupéis, estoy con él. Ni se os ocurra volver por mí, necesitáis también vuestro tiempo libre.

Se os quiere
Emily

Empiezo a maldecir por lo bajo. ¡No puede ser! ¡NO-PUEDE-SER!

-¿Te ocurre algo Fred? -dice mi gemelo.

-¡¡Emily está en Inglaterra!!

Sus ojos se llenan de sorpresa y alegría, pero en seguida me mira de manera penetrante:

-Que no se te pase por la cabeza siquiera -dice frío, como si me leyera la mente.

-Pero-

-No podemos arriesgarnos a que se destape nuestro plan.

-¡Pero es Emily! ¡No dirá nada!

-¿Dónde cree ella que estamos?

-Se encontró con Oliver, y él dijo que nos habíamos ido a Italia.

-¿Tiene dónde quedarse?

-Sí, Wood se ofreció.

-Pues ya está.

-...

-Yo también la quiero ver, y más sabiendo que estamos en la misma ciudad, pero tenemos que protegerla tanto a ella como a Harry, no podemos meterla en esto. No sabemos cómo acabará.

Suspiro y me muerdo el labio. Me gustaría aparecerme en el Callejón Diagón e ir a buscarla... 

-¡George! ¡Fred! ¡A cenar! -chilla nuestra madre desde el piso de abajo.

Sin intercambiar más palabras descendemos las escaleras. En seguida se puede notar el olor a carne con verduras.

La Orden del Fénix ya está sentada en la mesa del comedor, hablando sobre diferentes temas:

-Tendremos que confiar en Dumbledore, supongo -comenta Remus.

-Pero si le declaran culpable podría -empieza Sirius.

-Ya lo sé, pero hay que pensar en positivo.

-¿Vais a dejarlo todo en manos de Albus?-pregunta Molly algo preocupada

-¿Qué sugieres si no, Molly? -inquiere Tonks-. El Ministerio no estará muy abierto a negociaciones.

A pesar de que estoy escuchando atentamente el plan para salvar a Harry, otra parte de mí piensa en Emily.

Sé que mi gemelo tiene razón, siempre (y más últimamente). Pero no puedo evitar tener en cuenta que volvió a Inglaterra con intención de tener a alguien con quien desahogarse.

Una de las personas más importantes en su vida ha muerto, y no tiene a sus mejores amigos para apoyarla... al menos no está en el Caldero Chorreante, porque si no me saltaría totalmente la moral por su "seguridad".

Remuevo la comida recién servida ante mis narices con el tenedor, dando pequeños bocados de vez en cuando:

-Entonces se decidirá mañana -concluye Arthur.

-Sí, Harry creo que deberías irte a dormir. Mañana va a ser un día estresante para ti.

El pelo azabache asiente y de manera silenciosa abandona la sala:

-Yo también me voy -informo.

(...)

Llevo mucho rato dando vueltas en la cama. La luz de la Luna se cuela por la ventana, y es muy bonito ver cómo las estrellas cubren el cielo.

No aguanto más y prácticamente salto fuera de las sábanas. Rápidamente cojo la pluma y un papel que hay encima de la mesa.

Pequeña

Paro en seco. Mi corazón se debate entre la verdad, y seguir con la mentira. Por una parte, no sé cómo se sentirá Em, o qué hará si se entera de la Orden.

Por otra, es Emily, y no me siento bien al no informarla. Nunca ha habido secretos entre nosotros, y esto no debería ser una excepción.

Decido vaciar mi mente, y dejo que sea mi instinto el que se exprese sobre la amarillenta hoja.

Pequeña

Nos conocemos desde Merlín sabe cuando, y por eso precisamente confío en ti lo suficiente para que sepas esto.

No estamos en Italia, en realidad, estamos en Londres. Esto tiene una explicación.

Hace unos cuantos días, Harry tuvo problemas con los dementores, y va a ser juzgado por el Ministerio.

Esa es una de las razones por las que se ha creado una nueva Orden del Fénix. ¿Te acuerdas que estudiamos de ellos en segundo? Era el grupo que luchaba contra los mortífagos. Los padres de Neville pertenecía a él, y también los de Harry.

Permanecemos ocultos, intentando pasar desapercibidos y creando planes para que por fin nuestras vidas vuelvan a la normalidad.

Mi intención no es que te unas, ni que te quedes. Con esto lo que intento es simplemente que puedas seguir confiando en nosotros cuando las cosas se pongan feas.

Se te echa de menos, como ya sabes, y si viera una estrella fugaz, sin duda pediría el poder verte. (Quizás me he pasado de cursi, ¿no?)

Espero que estés bien, te quiero.

Fred

En otras ocasiones, releería la carta unas cuatro mil veces, pero esta vez no ha sido mi cabeza la que ha hablado, y sé que no estoy equivocado al enviarla esto.

Le doy un premio a Leo, ya que antes se me ha olvidado, y abro la ventana. Una fresca brisa acaricia las cortinas.

El búho empieza a batir sus alas, volando lejos de aquí.

Vuelvo a mi cama, pero ahora con una sonrisa. A diferencia de antes, caigo rendido a los pocos minutos.

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora