Capítulo 37

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Levanto la vista, y no puedo reprimir un gesto de sorpresa:

-¡Oliver!

Me pongo de pie y le abrazo. Desde la última vez que le he visto ha crecido un par de centímetros, y quizás esté algo más guapo, para qué negarlo.

Una barba de unos dos días se distingue en su rostro, pero no ha dejado de ser el chico sonriente y amigable de siempre:

-¿Qué haces aquí?

-Podría preguntarte lo mismo. ¿No te ibas a Bulgaria?

-Sí que corren las noticias.

-¡Pero si has salido en el Profeta! ¡Claro que corren las noticias!

-Espera, ¿qué?

-Sí, la semana pasada. Al menos no lo ha escrito Rita Skeeter.

-Ya.-río

-Y que conste que estoy aquí de vacaciones. Supongo que tú también.-dice el ex-capitán de los leones

Sabe que mi madre es... era muggle, y al no estar rodeada de pelirrojos, eso no es difícil de suponer:

-En realidad no...

-¿Y eso?

-...

-... ¿Te importa que me siente?

Con un gesto le doy permiso, y pide café:

-El campeonato de Bulgaria empezará dentro de dos semanas, debería estar allí y no tomando algo contigo.

-¿Y quieres contarme el por qué estás aquí? ¿O lo dejo pasar?

Suspiro. Obviamente los dos somos amigos de Fred y George. Por ello alguna vez hemos intercambiado algunas palabras, y me parece un chico majo, pero no le conozco tanto para saber si puedo confiar en él.

Por otra parte seguramente se acabará sabiendo de alguna u otra manera. He vuelto para desahogarme... así que ¿por qué no?:

-Mi madre ha muerto.

Antes de escandalizarse, decirme un "lo siento", ponerse nervioso o cualquier otra cosa, sonríe con compasión y sigue la charla, intentando evitar cualquier cosa que me recuerde a mi familia:

-¿Qué tal con los Puddlemere United?

-La verdad es que son geniales. Ya no me puedo imaginar con otro equipo.

-Eso es una buena noticia... ¿Puedo preguntarte algo?

-Claro.

-Sé que tú no te has movido de país, pero ¿se te ha hecho duro? Ya sabes, dedicarte al quidditch.

-Al principio te choca un poco, porque es un cambio repentino. De repente estás con cientos de personas estudiando, y luego estás con máximo doce. Pero al menos a mí me hicieron sentir bien recibido. El problema es que yo veía a mis amigos casi todas las semanas.

-Ya...

-No creo que te prohíban venir aquí de vez en cuando.-dice como si me leyera la mente

-Eso espero, aunque este año va a ser estresante. Primero campeonato nacional y luego europeo.

-No te preocupes por ello ahora. Siempre habrá alguna manera.-sonríe-Y bien, ¿qué harás estos días?

-No tengo muchas ganas de ir de aquí para allá, así que supongo que me quedaré con los Weasley. Desconectaré un poco y volveré a Bulgaria.

-¿Con los Weasley?

Asiento mientras le doy un mordisco al bollo:

-Creo recordar que mi padre dijo que se iban a Italia.

-No me fastidies...

-¿No avisaste?

-Los búhos siempre tardan un par de días como mínimo, y tenía que decidirme rápido... Bueno, entonces me quedaré en el Caldero Chorreante.-digo sin darle más importancia

-¿Estás segura?

-¿Qué hago si no?

-... Podrías venir conmigo.

-No quiero molestar. Estás de vacaciones.

-Ni que estuviera paralítico. Además, no voy a dejar que te quedes en un hotel después de todo lo que te ha pasado.

-Pero-

-En serio que no serías una molestia. Ya es hora de que nos conozcamos algo mejor.

-No tienes por qué hacerlo...

-Insisto, será divertido.

-... ¿Seguro que no sería una molestia?

Oliver ríe:

-Seguro.

(...)

Llegamos a una casa de piedra, rodeada de verdes prados. Fácilmente se puede ver la puesta de Sol, y una sensación de calidez y de hogar me invade.

Tengo ganas de tirarme sobre la hierba y respirar el aire puro. No puedo parar de mirar hacia todas partes:

-Te va a encantar cómo es la casa por dentro. Los muggles dicen que es "tipo rústica".

Sonrío, sé perfectamente a qué se refiere. De alguna manera me enternece... a la vez que me pone algo triste.

Él abre la puerta de madera con no mucho cuidado:

-¡Ya he vuelto!

Por un segundo me pregunto a quién se supone que le está gritando, pero luego me doy cuenta de que está de vacaciones, así que me supongo que esté con sus padres:

-¡Hola! ¿Qué tal en el Callejón?-dice una voz femenina

-Genial, me he encontrado con una antigua amiga de la escuela. ¿Os importa que se quede un tiempo?

El silencio cruza el lugar, y aprovecho para fijarme en la decoración. El suelo está cubierto por una preciosa alfombra de color granate, y se ve la entrada a lo que supongo que sea el salón. Las escaleras de madera de roble que hay a la izquierda hacen que sea una panorámica de cuento.

Me sobresalto un poco al ver cómo una mujer algo más baja que yo se acerca a nosotros. Su pelo es castaño como el de Wood, pero es mucho más rizado. Sus ojos son de color miel, y lleva puesto lo que parece un vestido de flores, pero está tapado casi en su totalidad por un delantal blanco:

-Claro, aunque podrías haber avisado antes. Ahora tendré que aumentar las cantidades de la cena.-me sonríe

-Agradezco la oferta, pero puedo hacerme un sándwich si lo prefiere.

-No me trates de usted por favor, y querida, si mi invitada cena un sándwich en vez de algo de un buen cocido, es que algo estoy haciendo mal.

Levanto ambas comisuras de mi boca:

-Emily, ella es mi madre Maya, y... Espera un segundo. ¡Papá! ¡Ven a conocer a Emily!

Estoy bastante segura de que mis mejillas se han puesto rojas. En seguida veo a un hombre no demasiado alto, con una blanca sonrisa. Su pelo es negro y sus ojos de un azul muy intenso. Sin duda Oliver ha salido a su madre:

-Él es Elijah.

Estrecho su mano. A continuación me quedo clavada en el sitio, sin saber muy bien qué hacer, hasta que el león habla:

-Si quieres te enseño tu habitación, para que puedas ir dejando tus cosas.

-Por mí perfecto.

¡Gracias! ¡Gracias! ¡¡Gracias!! Odio las situaciones incómodas... Espero que eso se pase pronto, pero al menos son buenas personas.

Decido escribir a los Weasley y a Brooke, y después me quedo dormida.

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora