Capítulo 64

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Narra Fred

Pego un bote debido a la alarma del despertador. Apago el aparato todavía medio dormido, y me inclino para despertar a mi novia.

Sin embargo, no se encuentra a mi lado. Qué raro pienso, no se suele levantar sin avisarme primero... o sin abrir las cortinas.

Distingo entre las sábanas una nota escrita con tinta negra. Cojo el papel, y comienzo a leer.

Jamás podrás saber lo que es el amor verdadero,

si antes de querer no aprendes a quererte primero.

Si vuestra pasión depende de regalos y de fechas,

es que Cupido sí, se equivocó con vuestras flechas.

Te quiero, te adoro, tú me llenas el vacío. 

Quiero que seas feliz pero... solamente si eres mío.

Sabrás qué es el amor cuando, sin dudarlo,

te pregunten el porqué y no sepas explicarlo.

No entiende de disfraces, no busca lo perfecto.

Y bueno... hacerle caso no siempre es lo más correcto.

Es algo tan traidor, nunca avisa antes de entrar.

Puedes elegir a tu pareja pero... no a quién amar.

Es tan complicado definir ese... tilín.

Del que te aprovechas cada año ¿eh, San Valentín?

Y es que explicar un sentimiento es como entender la poesía.

Tú tienes tu metáfora, y yo tengo la mía.

Río, porque nunca me ha gustado demasiado celebrar San Valentín, pero esto es increíblemente tierno.

Siempre he pensado que Emily sería buena escritora.

Es sorprendente que haya sacado tiempo para escribirlo, hemos estado bastante hasta arriba de pedidos esta semana.

Quito las legañas de mis ojos, y comienzo a vestirme con el uniforme.

Narra Emily

Mi novio me abraza por la espalda, mientras yo sigo cocinando:

-Buenos días.

Besa mi mejilla, y río:

-¿Qué haces?

-Huevos con beicon.

George entra de manera silenciosa y se sienta en la mesa, con una rebanada de pan en la mano:

-También he hecho tortitas para ti, por si te interesa -informo.

-¿En serio?

-¡Claro!

Fred me suelta, por lo que yo saco la tortita que está en la sartén, y la dejo en uno de los tres platos que tengo.

Cojo uno de ellos y se lo pongo al lado:

-Que salga con tu hermano no significa que no piense en ti.

Ríe, y los tres desayunamos con tranquilidad.

(...)

Despido con la mano a George, que tiene que marcharse, porque tiene una cita. Estoy bastante emocionada, pero ni siquiera me ha dicho con quién es... Maldito George...

Sin embargo me alegro mucho por él, hace bastante que no se relaja un poco.

En cuanto ya no puedo verle en el callejón, vuelvo dentro de la tienda y subo al piso de arriba.

Busco a mi novio por todas partes, ya que hace bastante que no aparece. Acabo por buscar en la azotea, donde le veo con una caja llena de globos:

-¿Qué haces? -pregunto con curiosidad.

Fred pone un dedo sobre sus labios, indicando que me calle. Llego hasta su altura, y miro hacia abajo.

Él tira uno de los globos, que revienta en el suelo cerca de una señora mayor. Resulta que están llenos de pintura, por lo que su abrigo se tiñe de color azul.

Río, y ruedo los ojos:

-No tienes remedio.

-Y por eso me quieres -dice alegre.

Decido acompañarle en su travesura, terminando por dejar la ropa de dos familias roja y naranja:

-¡Merlín! ¡Mira!

Señala el principio de la calle, y me llevo una gran sorpresa al ver a Lucius Malfoy:

-Quien le de en la cabeza gana -propone Fred.

-Trato hecho -sonrío.

Los dos cogemos un globo, yo uno verde y él uno amarillo. Esperamos pacientemente a que el hombre quede debajo de la tienda,  y soltamos la pintura.

Un amarillo intenso cubre su platino pelo. Nos echamos hacia atrás, ya que mira hacia arriba.

Los dos estamos riéndonos como si nos fuera la vida en ello:

-¡La victoria es mía!

Alza los brazos, y comienza a dolerme el estómago debido a las carcajadas:

-Estoy enamorada de un adulto con una mentalidad de cinco años.

-Puede -dice sacando la lengua- ¿No le das un beso al ganador?

Pongo una mano en mi babilla, fingiendo que estoy pensando la respuesta:

-No.

Con una sonrisa en la cara salgo corriendo:

-¡Tendrás que cogerme!

Bajo las escaleras lo más rápido que puedo. Decido salir de la tienda, y comienzo a correr callejón abajo.

Miro fugazmente hacia atrás, pegando un grito al verle a menos de diez metros de mí.

Entro en el banco, rompiendo totalmente el silencio del lugar. Escucho las quejas de los duendes, que amenazan con utilizar la magia.

Sin embargo, yo ya salgo por una puerta que hay a mi derecha. Veo a Fred entrar en el banco, y con una risa vuelvo hacia arriba.

Termino de nuevo en Sortilegios Weasley, ocultándome entre los peluches.

Mi novio entra, y comienza a enredar entre las pociones. Llega a la sección en la que estoy, pero sin darse cuenta de que me tiene detrás.

No desaprovecho la oportunidad, y salto pegando un grito.

Él se lleva una mano al pecho:

-¡Emily!

Yo mientras tanto, estoy haciendo lo posible por no morirme de risa.

Consigue abrazarme, y dice:

-Ahora me debes dos besos.

-¿Por?

-Porque te he atrapado ¡y porque casi me das un infarto! -exclama sonriente.

-Está bien, si tengo que sacrificarme...

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Ya sabéis que no suelo poner notas de autora, porque no me gusta interrumpir la historia.

Sin embargo, quiero aclarar que la carta de Emily no es mía, si no de un youtuber que se llama Lytos. 

Si lo conocéis, sabréis que escribe unas cosas muy bonitas e interesantes, así que decidí usar este poema para la historia.

Aparte, ¡me encanta leer vuestros comentarios! Adoro saber qué partes os gustan, o si algo os ha hecho especial emoción.

No tengo mucho más que decir, así que bye :3

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora