Capítulo 36

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Han pasado unos cuantos días y no consigo ponerme en contacto con Draco. Tengo la esperanza de que venga dentro de poco.

He intentado dejar mis sentimientos a un lado y centrarme en los entrenamientos, pero se me nota demasiado que algo me pasa.

Kratos intenta no presionarme tanto... sabe que estoy desanimada. Víktor le ha tenido que decir algo.

Hoy no he podido más... me he derrumbado delante de todo el equipo. Y cuando digo TODO es TODO el equipo, incluso los médicos.

Flashback

-Creo que por tu bien deberías volver un tiempo a Inglaterra -sugiere el entrenador.

-¿Cuánto tiempo?

-El que necesites. Si quieres rechazar la oferta yo-

-Estoy bien.

-Emily, sé que eso no es verdad.

-Tú no sabes cómo me encuentro, no sabes como funciona mi cabeza.

-El campeonato empezará dentro de poco, y si tienes problemas familiares, no quiero que eso te distraiga.

Respiro sonoramente:

-Nada me va a distraer, créeme.

-Ya no te estoy hablando como entrenador, velo de verdad por tu salud.

Mis ojos se empiezan a humedecer. Suena preocupado, pero a pesar de eso no acabo de tragármelo por alguna razón:

-Las únicas personas que "de verdad" se preocupan por mi salud están en otro país... o directamente ya no están -suelto algo enojada.

Veo de reojo que ahora los presentes me miran, ya sea con compasión o con ganas de que me calle. Noto cómo una lágrima cae lentamente por mi mejilla, e intento mantener la compostura:

-No estás bien emocionalmente, mírate.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Estás llorando.

Limpio la rebelde lágrima y lo niego:

-¿Acaso me estás llamando débil?

-Te estoy llamando humana, y por eso quiero que te vayas aunque sea una semana.

Me quedo callada, mirándole directamente a los ojos. Esos ojos oscuros que mostraron frialdad desde la primera vez, y esta no es una excepción.

A cada segundo que pasa voy perdiendo el control sobre mí misma, y empiezo a llorar desconsoladamente. Él en cambio mantiene su expresión, sin moverse lo más mínimo.

Cubro mi cara con ambas manos, y me arrodillo en el suelo, procurando que los sollozos no se oigan demasiado.

Sin añadir nada más se marcha, dejándome en evidencia. 

Fin del Flashback

Esto no es Hufflepuff contra Ravenclaw, y Kratos no es Cedric. Esto es algo serio, y nadie está para aguantar los problemas personales de x persona.

Nadie excepto Megara, claro:

-He hecho el ridículo.

-Sí -admite ella-. Pero nadie te lo va a echar en cara., tu situación es difícil.

-Pero no quiero que mi situación sea difícil.

-Lo que queremos no siempre es lo que tenemos, y necesitas a gente que te entienda de verdad.

-Tú me entiendes de verdad.

Ríe ligeramente:

-Ya me gustaría. Estoy de acuerdo con el entrenador, creo que deberías desconectar un poco.

-La manera de desconectar es seguir aquí. Si vuelvo allí no dejaré de pensar en ella.

-Quizás eso sea lo mejor.

-¿A qué te refieres? -pregunto con cierta curiosidad.

-Necesitas desahogarte, y eso no lo vas a conseguir aquí. Seguramente tengas razón y te concentres tanto que no pienses en lo que ha ocurrido, pero si necesitas hablar de ello no creo que este sea el sitio más adecuado.

Reflexiono un poco sobre lo que acaba de decir. ¿Debería volver? ¿Después de tan poco? Sé que una muerte de alguien tan querido no es como para tomárselo a la ligera, pero...

Aunque sería una buena escusa para ver a los gemelos...

Se desata un dilema moral en mi interior. Por una parte, necesito llorar sin que me juzguen o sientan pena por mí, pero ha pasado muy poco tiempo y no me gusta hacer parecer que no puedo llevar esto yo sola:

-¿Emily?

-¿Eh? ¿Decías algo?

-Hace un rato que tienes la mirada perdida. O eso o el suelo te parece realmente interesante.

Sonrío, pero no llego a soltar ninguna carcajada. No estoy precisamente de humor:

-¿Cuándo empieza el campeonato?

-¿Qué tienes en mente?

-Responde primero.

-Dentro de dos semanas.

-De acuerdo.

-...

-...

-¿Y bien?

-¿Y bien qué?

-Responde tú ahora. Es lo justo.

-... Creo que voy a marcharme.

-Me alegro.

-...

-¿Piensas irte las dos semanas?

-No lo sé, pero quiero volver cuanto antes.

-Puedo ayudarte a que te vayas esta tarde, si quieres. Así tienes todo el tiempo que quieras.

-Sí, por favor.

(...)

-Entonces, ¿mandarás una carta?

-Exacto. Os diré el día en el que regresaré, pero de todos modos tenerme en cuenta para el campeonato.

-Vale.

Me entrega un poco de polvos flu. Cojo un puñado y digo alto y claro:

-¡La Madriguera!

Todo me da vueltas, y cuando vuelvo a tener control sobre mí misma, estoy en la puerta de... mi casa, supongo.

Con las dos bolsas que llevo cargadas de ropa, llamo.

No oigo nada en el interior, si estuvieran habría barullo. Al esperar un rato y ver que nadie abre, supongo que se habrán ido a alguna parte... espero que no sea de viaje.

Decido irme a tomar algo, y no tardo en estar en una pequeña cafetería del Callejón Diagón:

-Café con leche, por favor -le digo al camarero.

El joven, sonriente se marcha, y no tarda en volver con la bebida, y un bollo de chocolate:

-Perdona, esto no lo he pedido -menciono amablemente.

-Invita la casa.

Sonrío ampliamente y le doy las gracias. Me ha alegrado el día:

-¿Emily? ¿Eres tú?

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora