Oigo la alarma del despertador, y por poco tiro el aparato contra la pared. Froto mis ojos, intentando desperezarme.
El "uniforme" que tengo que llevar espera perfectamente planchado en la silla. Es un traje parecido al suyo, pero mi chaqueta es más corta, y me gusta llevarla abierta (hicieron que me lo probara ayer).
Después de una ducha y de vestirme, bajo alegremente a desayunar.
Los gemelos están con los codos incados en la mesa, hablando sobre un proyecto que tienen, los libros explosivos.
Yo por mi parte, no les hago caso y cojo una manzana. A punto de salir de nuevo de la habitación, escucho sus voces:
-¿Ni un hola? -exclama George- La damos trabajo y ni nos saluda. Desde luego no vas a ser la empleada del mes.
-No sabía que me habíais notado -digo sacando la lengua.
-Tenemos un oído excepcional.
-Ya, ya... No os estéis mucho, hay que abrir en diez minutos.
Pasa el día, y no paro de reírme. Ahora me doy cuenta de lo que les echaba de menos...
Casi sin darme cuenta, llega la hora de cerrar.
Subimos arriba, y yo me pongo a leer, mientras que ellos dos se ponen a hablar de "negocios".
Estoy totalmente metida en la historia, cuando de repente alguien me quita el libro. Azlo la vista, enfadada, para encontrarme con un sonriente George:
-Dame el libro.
-¿Crees que debería Fred?
-Para nada, si sigue leyendo acabará por tener ideales, y pensar -bromea.
Salen corriendo, así que me levanto y comienzo a perseguirlos por todas las habitaciones, pero llega un momento en el que les pierdo y no consigo encontrarlos:
-Revelio -exclamo.
Cual camaleones, aparecen pegados a la pared. Intentan huir, pero grito:
-¡Petrificus totallus!
Ambos caen al suelo de frente, lo que hace que sea imposible no reírme. Camino hasta estar a su altura, y recupero lo que es mío:
-Gracias por vuestra ayuda.
Cuando salgo por la puerta, deshago el hechizo. Se quitan el polvo de la ropa, y comprueban no haberse roto nada:
-Voy a comprar más masa para el turrón -ríe George.
-Vale.
Desaparece, dejándonos a Fred y a mí solos en el salón.
Sigo centrada en el libro, aunque noto cómo mi corazón late algo más rápido:
-La próxima vez, procura que no caigamos de cara -bromea.
-Oh, vamos, eso es quitarle la diversión.
Nos sumimos en un profundo silencio, pero a pesar de eso, es cómodo. Después de un rato, él habla:
-Entonces, ¿qué tal la escuela? No nos contaste mucho de ella en sí.
-Fría -bromeo- Hacen muchas fiestas, lo cual está bien. La gente es más amable de lo que parece.
-Pero hay muchos chicos ¿no?
-Casi todos. Hice grupo con las chicas, nos unimos como una familia.
-Me alegro, pero supongo que no eran tus únicas amigas, ¿verdad?
-Claro que no. Conocí a un chico, Ryden. Es un encanto, le ayudaba con las clases, como a vosotros. Y también está Rolf Scammander, y Apolo...
-¿Sales con alguno? -pregunta con una sorprendente seguridad en la voz.
Mis mejillas arden, pero consigo responder sin balbucear:
-¿Rita no ha escrito nada al respecto? -digo soltando una risa algo nerviosa.
-Ha escrito muchas cosas, pero dijiste que sólo confiáramos en tu palabra, y eso voy a hacer.
Sonrío:
-No estoy con nadie, y tampoco he salido con nadie este año.
Veo cómo levanta durante un segundo su comisura derecha. Juego con mis manos, y me atrevo a preguntarle algo a lo que llevo dándole vueltas desde ayer... Y desde hace bastante:
-Y entonces... ¿Tú estás saliendo con alguien? Yo lo tengo más difícil para saberlo, no sales en los periódicos.
Se lleva una mano al pecho, ofendido:
-Ayer fuimos portada.
Alza su dedo índice hacia la pared que está detrás mío. Giro la cabeza y veo un marco que contiene una página del Profeta.
"Apertura más exitosa del siglo"
Me acerco lentamente, y veo una imagen de ellos dos, muy sonrientes y saludando a todo el mundo.
Oigo cómo los pasos de Fred se acercan poco a poco. Cuando sé que está detrás de mí, digo:
-No me has respondido.
Apretando los labios, doy la vuelta hasta quedar cara a cara con él. Está tan cerca que nuestras respiraciones se mezclan, e inevitablemente me pierdo en esos ojos que me vuelven loca:
-Yo tampoco he salido con nadie.
Sonrío, para luego mirar hacia el suelo. Fred me coge delicadamente la barbilla para volver a conectar nuestras miradas:
-Me alegro de que te fueras. Así he podido darme cuenta de lo mucho que te quiero.
Sin poder aguantarlo más, le beso. Paso mis manos por su cuello, y él las suyas por mi cintura.
Muevo mis labios al compás... es cómo si hubieran sido específicamente hechos para él...
Empiezo a sentir la falta de aire, pero no me quiero separar... simplemente no quiero.
Al final, es Fred quien corta la conexión. Sin embargo, reparte unos cuantos besos por toda mi cara, mientras yo río:
-No sabes lo que te he echado de menos, Fred Weasley.
-Seguro que no tanto como yo.
Sonrío, y los dos nos sumimos en un silencio agradable. Enredo mis dedos en su pelo mientras le miro a los ojos:
-Te amo Fred. Eres el único con quien quiero estar. No quiero pasar mi vida con nadie más...
-¿Me estás pidiendo matrimonio? -bromea.
-No, tonto -río- Al menos, no por ahora. Sólo te pido que no te alejes, porque no puedo vivir sin ti...
-Tranquila, eso no estaba en mis planes.
Le doy un corto beso, para luego abrazarle:
-¿Quieres intentarlo de nuevo? -pregunta.
-La duda ofende.
-Te amo, pequeña -he tenido que esperar un año para oír eso... pero ha merecido la pena.
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Jokes And Sugar (Fred Weasley)
FanfictionSupongo que no fue sorprendente el darme cuenta de que me he enamoré de mi mejor amigo... pero no esperaba que el destino nos lo pusiera tan complicado... ---------------------------------------- Personajes de J.K Rowling, a excepción de algunos...