Capítulo 19

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No puedo evitarlo, y corro detrás de él. Escucha mis pasos, así que gira la cabeza, justo antes de que me tire de nuevo a sus brazos:

-Te quiero, te quiero mucho.

-Yo también te quiero.

Me encantaría congelar este momento, y que nos quedáramos así para siempre... pero es imposible, así que le suelto y sonrío débilmente.

Camino para unirme al resto de los alumnos, que ya están empezando a subirse a una especie de gradas que Dumbledore ha hecho aparecer.

Busco con la mirada a los gemelos, que no tardan en saludarme y en hacerme un hueco a su lado.

En el momento en el que me siento, me percato de que mis manos están temblando... Y parece que no soy la única que se ha dado cuenta.

Fred aprieta mi mano, haciendo que pare de temblar al instante. Una especie de descarga eléctrica recorre mi cuerpo de arriba a abajo, haciendo que sienta una mezcla de emoción y alegría.

Respiro profundamente y empiezo a fijarme en lo que hay alrededor. Música, alumnos sonrientes apoyando a su campeón favorito, Beauxbatons bailando todas a la vez, Durmstrang con sus caras serias como siempre... Y un enorme laberinto ante mí, ¿cómo no había variado esa posibilidad?

No han pasado ni cinco minutos y Dumbledore se sube a un atril que está a la vista de todos:

-Bienvenidos, a la última prueba del Torneo de los Tres Magos.

Las gradas rompen a aplausos y vítores:

-Démosle un caluroso aplauso a los campeones, Cedric Diggory, Fleur Delacour, Víctor Krum, y por último Harry Potter.

Entran en el orden mencionado. Ced está con su padre, que parece muy preocupado, pero él sólo sonríe de alegría:

-Los primeros en entrar, serán los dos alumnos de Hogwarts. Cinco minutos después entrará Durmstrang, y cinco minutos después Beauxbatons. Suerte a todos.

Se baja del atril y se acerca a los chicos, que le rodean. Les dice algo que no llego a oír... aunque supongo que esa es la idea.

Una vez acabado, cada uno se pone en su sitio. Cedric y Harry están en la entrada del laberinto, esperando al cañón de salida.

Ced me busca con la mirada, y en seguida nuestros ojos se conectan y me dedica una de sus más amplias sonrisas. El maldito cañón suena, haciendo que él ponga atención a la prueba.

Lo último que veo es su nombre, grabado a rojo en la espalda de su camiseta. Mi corazón late con fuerza... Estoy más asustada que antes incluso.

(...)

-¿Cuánto tiempo llevan ahí dentro?

-Probablemente una hora.-responde George.

-Se me está haciendo eterno...

Narra Harry

Oigo a Cedric gritar ayuda, mientras se resiste a las plantas que le rodean.

Giro la vista varias veces, mirándole a él, y también a la copa, que parece muy cerca...

Entonces unas palabras resuenan en mi cabeza. "Por favor no-" "No me volveré enemigo de Cedric, tranquila"

Tengo que hacerlo, por ella, se lo prometí:

-¡Reducto!

Las raíces que le tenían atrapado se vuelven muy pequeñas, haciendo imposible que le hagan daño. Corre hacia mí:

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora