Me levanto con pereza, apretando los párpados al recordar la falta de mi pequeña.
Hace días que se marchó, y se siente como si hiciera más frío sin ella, aunque sé que es imposible.
Le hemos preguntado a un montón de personas, e incluso estuvimos todo el fin de semana buscando... pero ni rastro.
Sin embargo no me voy a rendir tan fácil.
Voy al baño, y lavo mi cara. El espejo revela unas profundas ojeras, ya que estos días digamos que no he estado durmiendo demasiado bien...
Llego a la cocina y cojo una simple rebanada de pan. Comienzo a leer el periódico por si encuentro algo que me pueda ser de ayuda.
Mi gemelo no tarda en aparecer, sentándose delante mío:
-Papá ya ha avisado al Ministerio para que inicien búsqueda.
Asiento, y ninguno dice nada en los minutos siguientes, hasta que llego al último bocado de mi desayuno:
-¿Por qué crees que lo haría?
George niega con la cabeza, fijando la vista en el fondo de su taza:
-Supongo que lo de Greyback fue demasiado para ella.
Suspiro, deseando que todo esto fuera un mal sueño.
Aprieto los labios, pero el estrés de pensar en dónde puede estar ahora hace que comience a sollozar:
-He cometido un error. Podríamos habernos ido a algún lugar muy lejos de aquí. Pero no, teníamos que quedarnos. En Nueva York quizás podríamos haber-
-Por favor Fred...
-Voy en serio. Tendremos suerte si vuelve a enviarnos algo, y eso significa que no podremos ayudarla si está en problemas.
Veo cómo se seca rápidamente una lágrima de su mejilla, está más afectado de lo que aparenta. Él lo sabe disimular mejor que yo:
-Creo que es hora de que nos pongamos a trabajar -dice.
Bajamos las escaleras, y yo me pongo a clavar nuevos tablones de madera en las estanterías, mientras que George se encarga de sacar los nuevos productos de las cajas y comprobar que están bien.
Agradezco que no tengamos que lidiar con clientes, porque no estoy de humor. Aunque para ser sinceros no creo que lo esté en mucho tiempo, más de lo que dure la reforma.
La campanilla que se encuentra encima de la puerta indica que alguien entra a la tienda. Levanto levemente las comisuras de mi boca:
-Hola Lee...
-Hola chicos, ¿todavía nada?
Negamos con la cabeza:
-No os preocupéis, sabéis cómo es. Estará perfectamente con un zumo en la mano y vistas a la playa -bromea.
Nos ha intentado animar desde que se enteró, pero por ahora no funciona...
Se agradece el poder tener amigos así.
(...)
-Voy a ayudar al Ministerio a buscar, ¿te vienes?
-No, me quedaré aquí. Necesito pensar... para variar.
Mi hermano asiente sin decir una palabra, para luego desaparecer de la habitación.
Durante unos minutos no me muevo, ya que no encuentro las fuerzas suficientes.
No me siento vivo, siento tal vacío que es casi como si mi alma me hubiera abandonado.
Con gran esfuerzo consigo tumbarme en el sofá que tenemos en el salón, fijando la mirada en el techo.
Frunzo el ceño y los ojos cerrados, enfadado. Pero enfadado conmigo mismo.
Podría haber prevenido esto, temía que fuera a pasar aunque... supongo que no quería creérmelo. Y ahora estoy destrozado, estoy destrozado porque no quería admitir que podía volver a marcharse.
Cometemos errores en la vida, y eso está bien... pero esos errores pueden haberme llevado a perder al amor de mi vida.
O quizás ha sido al revés.
Quizás Emily cree que se ha equivocado tantas veces que cometió la mayor equivocación de todas... y fue alejarse de su familia.
Me veo obligado a secarme las mejillas solamente al pensar en ella.
Camino lentamente hasta nuestra habitación, que no he vuelto a pisar hasta ahora.
Suspiro con nerviosismo, debido a que un escalofrío recorre todo mi cuerpo.:
-Ha dejado todas sus cosas aquí... -pienso en voz alta.
Me sorprendo al ver su ropa, sus libros, su cuaderno de dibujo... todo sigue aquí. ¿Quién se marcha sin ninguna de sus pertenencias? Por mucho que haya huido, ¿no se habría llevado al menos un par de camisetas? ¿Mi hermano se ha dado cuenta de esto?
Ahora mismo mi mente se encuentra totalmente confundida, algo no cuadra. Busco por curiosidad entre la pila de libros, y encuentro su favorito:
-Vale, definitivamente no se iría sin al menos este...
No la han podido secuestrar, pero ¿a dónde ha podido ir? Por mucho que lo piense no se me ocurre ningún lugar...
Un lugar en el que no necesite nada... ¿habrá empezado de cero? Sería raro, no es propio de ella. Sin embargo, ¿sería posible? Si ha dejado el país otra vez...
Sacudo la cabeza, intentando evadir esa posibilidad.
Salgo de la habitación cerrando fuertemente la puerta tras de mí... pero con el libro aún en la mano.
Al darme cuenta de esto me quedo quieto. Sintiendo algo de miedo observo de reojo la portada, captando el verde oscuro y el enorme título.
El corredor del laberinto.
Aprieto los párpados, con las ganas de tirar el libro al suelo, pero no lo hago. Pienso que lo mejor sería dejarlo de nuevo en su sitio... pero no lo hago.
En lugar de eso vuelvo al salón y comienzo a leer, consiguiendo por primera vez en mucho tiempo dejo de estar triste a pesar de pensar en mi pequeña.
Siento como si por un momento volviera a estar a mi lado...
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Jokes And Sugar (Fred Weasley)
FanfictionSupongo que no fue sorprendente el darme cuenta de que me he enamoré de mi mejor amigo... pero no esperaba que el destino nos lo pusiera tan complicado... ---------------------------------------- Personajes de J.K Rowling, a excepción de algunos...