Epílogo

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Sonrío al ver mi reflejo en el espejo de la pared. Llevo un vestido de color azul cielo que termina poco antes de mis rodillas. Tiene un fino cinturón marrón, del mismo color que mis sandalias.

He decidido recoger mi pelo en una trenza, que cae sobre mi hombro derecho.

El colgante reposa sobre mi pecho, visible debido a la falta de tirantes del vestido.

Entonces, alguien toca con suavidad la puerta:

-¿Estás lista, querida?

Reconozco la voz de Molly, así que me acerco a la puerta y la abro:

-Sí, aunque estoy algo nerviosa...

-No te preocupes, todo va a salir de maravilla. George ya está esperando abajo.

Asiento, y suspiro profundamente. Ha llegado la hora.

Bajo las escaleras, encontrando a mi mejor amigo sonriente a más no poder. Ofrece su brazo, que yo acepto:

-¿Lista?

-Eso creo... pero si ves que me desmayo, hazles creer que estaba planeado.

Ríe, y comenzamos a caminar hacia la puerta. Los murmullos de la gente se hacen presentes, y todos quedan en silencio al vernos.

Agradezco que sea George quien me acompañe, ya que transmite cierta confianza y tranquilidad.

Sonrío de manera tímida, y comenzamos a caminar hacia el pequeño altar, donde Fred espera con unos vaqueros y una camisa a cuadros de color verde claro.

Estaba decidido desde hace mucho, nada de ropas de gala en nuestra boda.

Llego a su lado, soltando a su gemelo.

Me saltaré toda la parte aburrida, básicamente porque estaba demasiado ocupada perdiéndome en los ojos que siempre han llamado mi atención como para escuchar.

Lo único interesante a mencionar es a un adorable y pequeño Teddy Lupin llevando los anillos con la ayuda de Ginny.

Pero llega mi momento favorito, cuando podemos decir nuestros votos. Con esto parece que nos estamos haciendo tan mayores... pero en el fondo no hemos cambiado. Además, con 23 no soy una vieja.

Sí, 23. Hemos esperado tres años a casarnos para poder esperar al momento indicado. Además, hemos decidido "adoptar" a Teddy.

Tiene a su abuela, es cierto, pero todos creemos que sería genial si pudiera tener unas figuras medianamente paternales, así que seremos como sus tíos

Bueno, volviendo a la boda:

-Pequeña -empieza-, nos conocemos desde que los dos teníamos seis años, y ya entonces sabía que eras diferente. A medida que pasaba el tiempo, veía que te convertías en una persona madura y adorable... hasta que un día caí en la cuenta de que estaba locamente enamorado de ti. Para mi suerte, resulta que sentías lo mismo, y el día que lo supe me hiciste más feliz que nunca.

Sonrío, a sabiendas de que si se pone más tierno acabaré llorando:

-Cuando estuve a punto de perderte, olvidé por completo todas las advertencias que mi mente chillaba. Ya daba igual que te hubieras marchado, porque habías vuelto solamente para salvarme la vida. Ha pasado ya un tiempo de eso, y sólo tengo una cosa que decirte.

Emily, te quiero más de lo que jamás pensé que podría llegar a querer a una persona, y no puedo evitar sonreír como un idiota al saber que podré compartir el resto de mi vida contigo, porque por algún motivo has decidido que soy quien debe estar a tu lado.

Y aunque esto puede que quede un poco largo, me gustaría recitar un poema que representa bastante bien lo que siempre me has hecho sentir. 

Aclara su garganta, sacando un pequeño papel con la letra escrita de manera lenta y cuidada:

-Así estás todavía de pie bajo la lluvia, bajo la clara lluvia de una noche de invierno. De pie bajo la lluvia me llega tu sonrisa, de pie bajo la lluvia te encuentra mi recuerdo. Siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia, con un polvo de estrellas muriendo en tus cabellos y tu voz que nacía del fondo de tus ojos y tus manos cansadas que se iban en el viento y aquel cielo de plomo y el rumor de los árboles y hasta la hoja aquella que te cayó en el pecho y el rocío nocturno dormido en tus pestañas engarzando diamantes en tu vestido negro. Así estás todavía lejanamente cerca desde tu lejanía de sombra y de silencio. Mi corazón te llama de pie bajo la lluvia, de pie bajo la lluvia te acercas en el sueño. La vida es tan pequeña que cabe en una noche. Quizá fue que en la sombra me encontré con tu beso y por eso me envuelve, de pie bajo la lluvia, el sabor de tu boca y el olor de tu cuerpo. Sí, me has dejado triste porque pienso que acaso ya no estarás conmigo cuando llueva de nuevo. Y no he de verte entonces de pie bajo la lluvia con las manos temblando de frío y de deseo. Pero aunque pueda haber otras noches cargadas de perfumes y otras mujeres, y otras, a lo largo del tiempo, siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia, bajo la lluvia clara de una noche de invierno....

Seca con el pulgar una de mis lágrimas, y tengo unas ganas terribles de abrazarle... pero vamos Em, mantén la compostura por una vez en tu vida, estamos en un momento muy importante:

-Vale... supongo que es mi turno. Aunque no sé cómo voy a poder superar eso.

Los presentes ríen con cariño, y suspiro:

-Si alguien me hubiera dicho que acabaría casada con mi mejor amigo, seguramente lo hubiera desmentido rápidamente, alegando que lo único que veía en él era un cariño fraternal. No me arrepiento en admitir que estaba equivocada, y gracias a ese error he vivido algunas de las experiencias más memorables de mi vida.

Nunca dejé de quererte, y nunca dejaré de hacerlo. Porque tú, Fred Weasley, eres la única persona que ha conseguido que mi vida sea una aventura impredecible en la que me quiero adentrar de lleno, a sabiendas de que estarás allí cuando mi caída sea inminente -vale, sólo queda una cosa por decir.

La mayoría de invitados están sacando pañuelos a estas alturas, lo cual hace que me emocione yo también:

-Ya os podéis besar.

No me lo digas dos veces.

Sonrío mientras noto sus labios sobre los míos, pasando por completo de los aplausos y vítores.

En cuanto nos separamos, le miro fijamente de nuevo, notando un brillo especial en sus ojos:

-Hablando de aventuras...

Capto su atención, haciendo que la curiosidad le invada. Levanto la comisura izquierda de mi boca, y me pongo de puntillas para acercarme a su oído:

-Estoy embarazada.

Apoyada de nuevo en el suelo, río ante su reacción. Sorpresa sería decir poco, porque más bien parece que le hayan dicho que vamos a poder adoptar a todos los cachorritos del mundo.

Me abraza, haciendo que mis pies se separen del suelo por completo. Decido hundir la cabeza en su hombro, inspirando el dulce aroma que siempre lo acompaña:

-No hay tiempo suficiente en el día para decirte cuánto te quiero -dice.

-Entonces supongo que te alegras, ¿no? -río.

Tardamos unos segundos más en separarnos, y aún así entrelazamos las manos. 

Otra parte de mi vida acaba, y los Weasley son de las pocas cosas que no han cambiado. Estarán en mi futuro al igual que han estado en mi pasado y mi presente.

Y todo empezó con una simple amistad, que se transformó en hermandad, y más tarde en verdadero amor.

Hemos pasado por más cosas de las que deberíamos, pero eso ha servido para darnos cuenta de que nuestros sentimientos no eran volátiles pensamientos de adolescentes.

He tenido al amor de mi vida siempre a mi lado, y no dejaré de repetirme la suerte que tengo de estar con él.

Te quiero, amo y adoro Fred Weasley.

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora