Habían caminado hacia la oficina, los tres en silencio. Tenia que decidir rápido porque ya su cuerpo se estaba quejando como un condenado por las heridas, ya no solo ardía, ahora quemaba, llevo su mirada a ti solo mirabas hacia el frente sin ningún gesto a diferencia de Rosie que tenía sus ojos grises clavados en el, sus rizos entornando su cara dándole ese aspecto angelical.
Pero tu te llevabas su tensión por completo, más aun cuando caminaste a pasos largos hacia él, acercándose a ti con un caminar decisivo, ni la duda estaba en tu rostro pero ese ardiente emoción como lo eran los celos, se estaba filtrando de ti, como quería agarrarte y besarte sin importarle Rosie pero por más que quisiera eso afectaría a una tercera persona.
-Hazlo [le hablaste bajito] Aliméntate de ella.
No hizo falta que preguntara el "¿segura?" porque asentiste antes de que lo pronunciara, al parecer no solo el percibía las emociones y eso daba a saber que lo estabas conociendo tan bien que no hacía falta tener dicho poder, eso por alguna razón lo llenaba de orgullo. Tenía que hacer esto, se inclino rápidamente hacia ti y dejo un rastro rápido de un beso... Diablos, cuando alzo la mirada Rosie estaba sonrojada con los ojos completamente abiertos como si no esperara que eso pasara.
Cojeando se acerco a ella, colocando una herida sobre la herida debajo de su corazón, odiaba estar herido. Le agarro con delicadeza la mano a Rosie y la llevo al sofá junto con él, sentarse fue un suplicio, y maldigo por lo bajito cuando lo logro, queriendo lanzarse en la cama y fundirse en un sueño... contigo. Rosie ya había remangado su túnica blanca y estaba extendiendo el brazo hacia él, ofreciéndole su muñeca. No pude evitar sentir como sus colmillos crecían sin su acontecimiento, las venas se marcaban mucho sobre esa piel pálida y pedían ser tomadas por el... tuvo que aclararse la garganta para no perder el hilo.
Con una última mirada dirigida hacia ti, seguías igual de neutra, sin hacer nada ahora apoyada del escritorio, se inclino sobre esa vena notable y abrió su boca, mostrando, los ahora, largos colmillos hundiéndolos rápidamente sobre la vena, sintiendo como rasgaba la piel y la sangre empezaba a deslizarse por su garganta, fuerte y digna como la sangre de las elegidas, pero no podía evitar tener su mirada en ti, pensando en lo que compartían en su habitación, en el sabor de tu sangre... quería apartar los pensamientos de ese camino porque notaba como Rosie se tensaba pero en estos casos los pensamientos se alborotaban de esa manera.
Ya estaba en eso, lo sabias por el jadeo que había soltado aquella elegida, solo podías quedarte quieta y agradecer por no ver como tu pareja se alimentaba de otra, no querías mostrarte celosa porque no era algo que Justin hiciera por querer, sino porque debía, y lo sabias porque su duda era tan clara que sin decírtelo lo sabias, apretaste más las manos contra el borde de la manera, esperando, mas espera, pero teniendo esa sensación de que alguien te miraba, no solo te miraba, te estaba ametrallando con la mirada, como si pudiera desnudarte.
Te encogiste empezando a colocarte inquieta, el cansancio te estaba ganando, querías solo descansar y dejar este día en algo más que paso y no se fue a mayores.
Un siseo te llego y te hiso alzar la mirada, ¿habían terminado?, esperaste un poco más en silencio, esperando algún movimiento, alguna palabra, algo que pudiera decirte que estaba pasando, ya no sentías esa mirada en ti, solo esa fragancia de marcaje explotando en la oficina.
-Gracias [dijo Justin ronco] Rosie no había tenido la iniciativa de agra...
-No hay nada que agradecer [suave como siempre pero ese toque melancólico era reconocible] Usted es un defensor de nuestra raza y es nuestro deber hacer esto.
-No, Rosie escucham...
-¿Me permite irme? [Hablo de nuevo con esa voz estrangulada] tengo que ir con el señor Chace.
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Love Slayer ~ J.B&Tú
RomancePor todo lo real, esto era una locura. Las preguntas no eran capaces ni de ser respondidas por sí misma, no conocía realmente lo que era la satisfacción de tener un escape para todo, no es que fuera a perder la poquita cordura en su mente, pero ¡No...