Love Slayer ~ J.B&Tú

Capítulo 9 - Todo quema

Justin estaba sintiendo el cansancio de un ajetreado día, estaba agotado por asi decirlo, no se había alimentado y estaba al límite de caer tendido contra el suelo. No había dormido durante lo que parecían ser dos días, planeando defensas para posibles ataques, estableciendo otra sistema de curiosidad, cambiando horarios de guardia, organizando carpetas de la sociedad, pasando el rato y ocupándose de que no hicieras una locura.

En momentos como este quería regresar el tiempo y no dejar una mordida en tu cuello que te marcara como perteneciente a él, podía haberte mordido en otro lugar, tu muñeca tal vez pero había decidido en el lugar que en la sociedad conocía como el más placentero y posesivo, no había pensado en nada de eso. Mientras subía la escaleras hacia su cuarto el gran reloj sonó en toda la casa marcando las tres de la madrugada. Su hermano se había ido y sus amigos estaban cazando a los otros.

Restregó sus ojos sintiendo nuevamente el cansancio para luego pensar en el asunto que tendría que ir a dormir a otra habitación. Un gemido provenido de su habitación le llego a los oídos alertando todo su cuerpo, luego un siseo tras otro lo hicieron apresurarse hacia la puerta y abrirla lo más rápido posible.

-¿Qué pas...?

Quedo mudo en cuanto te vio retorciéndote en la cama haciéndote un ovillo, desde la puerta podía ver como estabas temblando y sudando, algunos mechones de tu cabello estaban mojadas pegándose a tu rostro y no dejabas de respirar agitadamente. Acercándose rápidamente a ti, se subió en un abrir y cerrar de ojos a la cama agarrándote de la muñeca.

Abrió sus ojos de golpe, dejando que sus ojos avellanas se centraran en ti, tu piel estaba caliente, prácticamente estabas ardiendo, el sudor se debía a eso y temblabas simulando tener frio. Llevo su fuerte mano derecha a tu frente, luego a tu cuello y persistía la calentura, la fiebre que tenías sobrepasaba los limites.

-Me quemo [dijiste con la voz agitada]

-Calma [dijo Justin intranquilo]

Justin sintió horror por un momento, imaginándose lo peor, luego pensó en la droga, sabía que de alguna manera la droga afectaba de una manera diferente a los humanos y esta era uno de ellos, pero no imaginaba que la fiebre fuera a ser tan alta, rodaste sobre la cama hasta quedar cerca de su regazo y tosiste. Se levanto de la cama repentinamente tensa y llevo la mirada hacia la mesa de noche, no habías comido nada desde que estabas aquí, eso lo empeoraba todo.

-Recuerdo cuando mi mama me regaño por mojarme en la lluvia y encharcar toda la casa [dijiste con la voz tensa] solo había reído y la abrace para que se contentara.

Oh, ya estabas delirando.

Vio como abriste los ojos de golpe clavándolos en dirección a él, realmente no sabía que hacer, no es como si tuviera todo los días una mujer delirando por la fiebre en su cama. Te quedaste repentinamente quieta en la cama pero aun temblando y dejando tu cabeza flácida sobre el colchón.

-¿Qué se quema? [Dijiste inconsciente]

No sabía cómo responder a situaciones como esta pero algo había aprendido en su vida como humano y era como cuidar a sus hermanos cuando estaban enfermos, llevado por sus impulsos, se volvió a dirigir cautelosamente hacia la cama hasta que llego al borde y se sentó en el colchón, te llevo a su regazo mientras gemías por el brusco movimiento y por lo débil que sentías tu cuerpo, en verdad creías que algo se quemaba pero igual temblabas sin poder detenerlo y tu cabeza dolía, sabias que Justin estaba colocándote entre sus piernas acunándote y se sintió tan bien que no podías rechazarlo.

-Cálmate [dijo sin más] Relájate

Intentando no ponerse tenso, él te envolvió en sus fuertes brazos sintiendo tu tembladera más de cerca y tu temperatura corporal haciéndolo sentir calor el mismo, aparto el cabello de tu rostro esperando que este tipo de fiebre no te hiciera perder el control porque estaba aplicando todas sus buenas intenciones aquí, a pesar de querer parecer duro, eras frágil en este movimiento, una gran diferencia a cuando lo habías agredido. Se encontró llevando su mano a tu cuello, tocando la leve cicatriz de su mordida.