Love Slayer ~ J.B&Tú

Capítulo 66 - Sentimiento de fracaso

Que buen despertar

Bostezaste varias veces y astillaste tus ojos con flojera antes de querer abrirlos, tu cuerpo estaba relajado sobre esta colchón... ya va, parte de tu cuerpo porque ahora que toda tu consciencia volvía a ti, tus piernas estaban enroscadas con otras, al igual que caíste en cuenta del calor de un cuerpo a tu lado... Justin. Tu corazón se descontrolo y no fue por ninguna pérdida de cordura sino porque lo habías logrado, habías estado durmiendo con Justin y en toda la noche no te habías despertado, más bien lo habías aferrado a ti hasta entrelazar sus piernas. Sonreíste por la dicha que sentías por esto, pero no hiciste ruido porque la verdad no querías despertarlo, Justin era adorable dormido, tan tranquilo, pacifico, solo el subir y bajar de su pecho... y hablando de eso, mientras tú estabas cubierta hasta el ombligo, Justin tenia las sabanas un poco mas debajo de su cadera, dándote una vista clara las entradas hacia un sendero que conocías.

Te moviste hasta coloca tu cabeza sobre su pecho tibio y llevaste tus pensamientos en otro camino que no involucrara el sonrojarte, tenias que buscarle otro camino a tu vida, otra manera de sentirte útil, ya habías tenido que dejar todos tus planes, dejar la fundación a la que tanto te habías dedicado, dejar tu vida humana para lograr amoldarte a tu vida como vampira, no mentías al decir que algunas veces pensabas que ibas a despertar de un sueño, pero no era así, esta era la realidad, una donde tenias colmillos, los rayos del sol eran tus enemigos y la sangre tu mayor camino de salvación.

Tenias una familia nueva, una que estaba construida y te la habían presentado tras un "secuestro", estando aquí acostada sobre Justin, mientras tu amado estaba tranquilo, te hacía pensar en cosas como, ¿Los hijos formaban parte de todo esto? No es que quisieras uno en estas situaciones pero te imaginabas en un futuro con tal vez, dos niños y pensar que podrían ser de Justin te dibujaban una sonrisa aunqueeee...

Justin te había dejado claro todo ese asunto, era demasiado riesgoso y Justin jamás haría algo que te pondría en peligro, primero lo castrarían. Así que eso se quedaba a un lado. Ahogaste un chillido cuando el grito de Jason rezumbo en el pasillo.

-Levanten sus macizos cuerpos y los quiero en treinta minutos en la oficina. Solo guerreros.

Eso era un claro "_______ no estarás presente", quisiste quejarte pero Justin se te adelanto, juro por lo bajo mientras hacia el intento de desperezarse lo cual ocasiono que su pecho vibrara con encanto. Una de sus grandes manos cayo sobre tu hombro y al parecer el también se sorprendió de tu presencia, no eras la unica que aun esperaba un ataque de nervios.

-Muñeca [La voz de Justin estaba ronca por la pereza]
-A despertar, dormilón

Justin empezó a reincorporarse apoyándose de los codos, era la clara muestra del "cinco minuticos más", por lo menos hasta que abrió sus ojos y los clavo en ti para dibujar una sonrisa de esas picaronas en su rostro.

-Lo lograste [la admiración estaba en su mirada]
-Lo logramos [le corregiste]

Fuiste tú quien se inclinó hacia el para dejar un rastro de beso en sus labios que el recibió con mucho gusto, un toque suave de labios que te provoco un cosquilleo, uno que compartió Justin. En situaciones como estas ambos comprendían que su amor pasaba las leyes de un sentir.

-Creo que podemos mandar a Jason a jod... [Empezó a decir mientras se dejaba caer de nuevo atrayéndote]

Otro beso suave y con calma.

-Me gustaría quedarme así pero [te estiraste] creo que deberías empezar a seguir las ordenes de Jason antes de que te de una paliza y seguro hablara sobre [bajaste la voz] esta noche.

Así era como Justin se colocaba en marcha, le diste espacio para que dejara la cama llevándose con él las sabanas, tuviste una clara vista de la parte trasera de Justin y te deleitaste un rato con su bien dotado glúteos pero este –como por maldad- se tapo con la sabana la cintura volteándote a ver con inocencia aparentada, estuvo a punto de decir algo cuando otro grito irrumpió el silencio