___ POV
Como saco de boxeo deshice mis puños contra la pared.
Una dulce y tentadora sensación. Dinah Jane Hansen. Locamente me sentía culpable... ¿o no? ¿Qué les puedo decir? Vino y rompió algo muy preciado para mí: la paciencia. Y es que realmente nunca lo he sido. Aprendí a serlo por ella. Aprendí a saciar mi sed de dolor con música o con literatura. ¿Me rompió más? No lo creo: desde antes de conocerla yo estaba más que deshecha. ¿A lo mejor debí callarme y aguantar? ¿A lo mejor la debí dejar que siguiese como siempre? Porque... uno debe aceptar a la persona que ama sea como sea. Ella me tiene y me tendrá el resto de mis días.
¿Un día malo? Habrá muchos. ¿Un día bueno? Habrá el doble de los malos.
Hansen: eres el amor de mi vida. No me importa que seas despistada, no me importa que a veces me hagas enfadar; no me interesa que me dejes esperando, por que, ¿sabes? Te esperaría una eternidad. No me importa que tú mandes: me encanta complacerte. No me importa que te quedes dormida en medio de alguna charla: es tierno. Poco me importa que no sepas expresarte: intento adentrarme en tu mente y entender lo que sientes por mí. Sí, a veces es un poco frustrante, no lo negaré, pero así eres tú y volvemos al punto número uno: te amo tal y como eres.
¿Saben? Dinah Jane Hansen juntó mis piezas. Antes de ella era un puto rompecabezas. No dejaba que nadie se me acercase. Me encantaba y me divertía confundir a mi alrededor con mi misterio y seriedad. A fin de cuentas siempre fui una persona bastante reservada: podía pasar horas analizando la misma situación en silencio... ¿Cómo les dicen? ¿Fría y calculadora? Pues bien: Dinah derrumbó mis barreras.
Recuerdo el día que comenzamos a hablar. Para entonces estaba en una "relación" con otra persona. ¿Honestamente? Me sentía obligada. No niego que sí me atraía y que sí la quise, pero todo se tornó extraño y mejor me hice a un lado. Luego está Dinah: una hermosa chica que me robaba suspiros con tan solo unas palabras -y hasta la fecha me los sigue robando. Cuánta perfección. Sus ojos, su risa... su sonrisa. Su acento, su personalidad, su alma, su mente... su todo. Me cautivó tan rápido.
¿Cuándo pensé que alguien tan asombrosa como Dinah Jane Hansen se enamoraría de mí? Yo: un simple mortal a comparación de ella. Cuánta belleza, cuánto carisma, cuánto carácter, cuánta fortaleza, tenacidad, confianza, perfección; ¿cuántas cosas buenas tiene ella? La lista podría seguir y seguir.
Tiene una manera de pensar tan peculiar. Tiene una manera de hacer mis días mejores. Tiene una increíble inteligencia (los números son lo suyo). Tiene ese algo que te hace caer rendida a sus pies. ¿Les confieso? Tengo miedo de perderla. Tengo miedo de que alguien se la lleve de mi lado. Lucho contra esos demonios que me gritan que la perderé por no ser suficiente para ella, aunque... ¿lo soy?
Dinah: eres tan genial. Eres tan asombrosa en muchas maneras. Eres tan única y especial. Eres una chica maravillosa, eres una novia maravillosa... mi novia. Me encanta todo de ti: desde tu constante ahorro de energía -por no llamarlo flojera- hasta tu compleja forma de pensar. Dinah Jane Hansen: Eres mía y soy tuya. Por siempre.
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Ella es perfecta y siempre lo ha sido.
¿Su único defecto? No creer en sí misma.
¡Oh! ¿y, Dinah? Me casaré contigo.
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