¿? - Camila

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___ POV

—¿Qué crees que piensen cada vez que me ven contigo? —preguntó.

—Déjalos que hablen. Tú y yo sabemos la verdad —contesté.

—Me desespera que inmediatamente piensen que somos pareja solo por salir juntas —dijo.

La miré.

—Sabes cómo es esto, Camila.

—Quiero que deje de ser de esta manera —dijo haciendo pucheros.

—¿Quieres salir y decirles la verdad, cuando sabes que la ignorarán y seguirán haciendo historias falsas? —pregunté.

—Me enferma que me inventen historias donde tú y yo somos algo más —dijo cruzándose de brazos.

Alcé mis cejas en sorpresa.

—Es decir, eres atractiva y una increíble persona, pero no quiero que arruinen lo único auténtico que queda en mi vida —dijo ella.

Sonreí.

—¿Por que demonios sonríes cuando estoy teniendo una crisis emocional? —se quejó.

Sonreí más amplio. Frunció el ceño.

—Es solo que me pareces tierna —dije divertida.

—¡Eres mi jodida hermana! Si me llamas tierna, también lo eres, idiota —dijo.

—Mejor amiga —la corregí—, según el mundo.

—Hermana biológica, según los jodidos análisis que tengo en la mano —dijo hondeando unos papeles.

—Eso no lo sabíamos hasta hace unas horas —dije.

Este es el momento donde rebobinamos la historia.

¿Cómo mierda es que soy la hermana de Camila Cabello? Es una excelente pregunta. ¿Cómo es que decidimos hacer análisis sanguíneos? No paraban de decir "son prácticamente hermanas".

Verán, Camila y yo hemos sido muy buenas amigas desde hace unos años. Para ser más exactas, tal vez unos cinco o seis años. Cuando nuestras vidas se cruzaron hubo demasiadas situaciones que nos gritaban "somos familia".

Por ejemplo, que nuestra madre se llamara Sinuhé, pero que yo hace mucho tiempo no sabía de ella; que compartimos lazos cubanos, con la diferencia de que ella habla español prácticamente perfecto y yo solo sé algunas palabras; que amamos los plátanos... que somos demasiado desordenadas. La lista podría seguir, pero prefiero contarles cómo es que llegamos a estar sentadas en mi carro discutiendo sobre cómo es que nos involucran sentimentalmente.

Camila y yo, siendo bastante torpes, chocamos mientras estábamos en un parque de diversiones. Corríamos en direcciones opuestas dentro del parque. Entonces pasó: un niño de unos cuatro años se atravesó y, por esquivarlo, chocamos de frente. En mi intento por evitar que su cuerpo cayera de lleno al piso, la envolví en una especie de abrazo antes de caer. Me asusté, porque cuando se levantó e intentó ayudarme a levantar, mi brazo izquierdo colgaba y me dolía demasiado mi muñeca derecha.

Un brazo roto y un esguince de mano después, nos volvimos amigas. De hecho me acompañó al hospital y se ofreció a pagar los gastos. No la dejé.

Después de ese momento hubo una conexión bastante extraña. En algún punto de esa conexión nos atrajimos y quisimos intentar ser algo más. ¿Confesión? No pudimos. Besarla se sentía incómodo, se sentía mal. Ella se sentía igual, así que dejamos el asunto por la paz y seguimos siendo amigas.

Imaginas & One-shots de Fifth HarmonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora