Mensajes de Texto - Camila

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___ POV

Ella: «Me dan ganas de tirar todo y dejar de intentar; me deprime todo esto. Te amo, pero no estamos llegando a ningún lado».

Y mi corazón se rompió con ése mensaje. Se rompió el doble porque quería llorar. Quería desaparecer de ahí. Quería que la tierra me tragara y me escupiera en su país.

Para mi mala suerte estaba con amigos de mis padres y una amiga mía. Recibir ése mensaje fue lo peor. Lo recibí en el momento menos propicio, pero no la culpo. Ella no sabía dónde me encontraba.

El día anterior habíamos discutido. Acepto que fue por mi causa. Hay ése algo que me frustra y ella lo sabe. A veces intento entenderla, pero el animal que vive en mí siempre sale en el peor momento. Soy una maldita fiera encerrada. En cualquier momento puedo tornarme intensa y perder la razón. En cualquier momento puedo pasar de un conejo a un tigre y viceversa.

—¿Estás bien? —preguntó mi amiga Nat.

Le dediqué una mirada. Una que solo ella conoce. Y es que, ¿cómo no conocerme? Teníamos 11 cuando nos encontramos. Éramos inseparables. Ella sabía que algo estaba mal. Sabía de mi relación con Camila. Sabía que las cosas a veces se tornaban intensas. Ella lo sabía.

—Vamos a caminar —dijo.

Fue más una orden que una sugerencia o incluso una pregunta.

Asentí, tomé mi celular y me levanté de mi asiento, ella siguiéndome por detrás. Sabía que necesitaría agallas para responder aquel mensaje que me cayó como agua fría en una mañana helada.

Apenas logramos alejarnos de nuestros padres y las lágrimas y sollozos no se hicieron esperar. Llegamos a un lugar alejado y nos sentamos una al lado de la otra. Estuvimos solo ahí, esperando que una u otra hablara.

Con manos temblorosas, desbloqueé mi celular, abrí mis mensajes y le mostré aquel que Camila me hizo llegar.

El rostro de Nat era ilegible. Su boca en una línea. Sus ojos clavados en aquel mensaje. Su ceño algo fruncido.

—No quiero perderla —fue lo primero que salió de mi boca.

Tenía una terrible desesperación. Quería salir de ahí justo como estaba: cabello mojado, traje de baño mojado, sandalias y una blusa encima. Quería salir de ahí, ir al aeropuerto, tomar un vuelo que me llevara a Camila... sabía que no era posible.

—Tranquilízate —dijo abrazándome y recargándome contra su pecho, como si yo fuese a romperme en cualquier momento.

Mi celular fue puesto a un lado para no incomodarnos.

—No sé qué hacer —confesé.

Mi voz amortiguada contra su pecho.

—No sé qué decirte —dijo.

Me safé de ella y la miré sin expresión alguna.

—Las mujeres son complicadas —dijo suspirando.

—Lo sé —contesté—. A veces se le olvida que ella también es mi primera vez en muchos aspectos.

Dirigí mi mirada al suelo. Me sentía avergonzada por abrir mi mente y corazón tan libremente, siendo que ella sabe que soy muy cerrada con eso, pero con Camila me salía tan natural.

—¿Lo es? —preguntó.

—Claro —respondí—. He estado en relaciones anteriores, sí, ella lo sabe. Solo que han sido únicamente hombres.

Asintió, dándome paso a seguir desahogando mi corazón.

—Es mi primera novia verdadera, la primer chica que me gustó desde el día uno, la primer chica que realmente he amado, la primer relación a distancia que ha valido la pena, la primer persona con la cual realmente me complemento. La primera chica con la que solo pasó amarla y amarnos —dije.

Un par de lágrimas quisieron escaparse. Limpié mis ojos rápidamente antes incluso de que bajaran en picada por mi rostro.

—Ven aquí —dijo abrazándome nuevamente, recargándome contra su pecho y ahora acariciando mi espalda y cabello.

Suspiré.

—Quizá ella quiere que solo sean amigas —dijo después de un rato.

—Probablemente —dije—. Sé que tiene muchas responsabilidades y presiones justo ahora, no quiero ser una carga más.

Me separó de ella y me miró a los ojos.

—No eres una carga. Eres una chica increíble —dijo sonriendo de lado.

Reí.

Nat siempre buscaría la forma de alegrarme el día. No importaba la hora ni el lugar: ella se aseguraría de que estuviera animada.

—Si me permites... —comenzó.

Ella estaba pidiendo mi autorización para dar su opinión. Asentí.

—Creo que deberían tomarse un tiempo. Han pasado por mucho, quizá solo es estrés del momento que se junta con otras tantas cosas —dijo—. Familia, universidad... .

Asentí nuevamente.

—¿La amas? —preguntó.

La miré incrédula. ¿Era en serio su pregunta?

—La amo —confirmé.

Tomó mi celular y me lo regresó.

—Dile lo que necesites decirle. Aquí estaré —dijo.

Desbloqueé nuevamente mi celular y comencé a escribir:

«Entiendo cómo te sientes. Comprendo que de alguna forma terminamos en la misma manera.[...] Pienso que tal vez deberíamos darnos un tiempo para pensar las cosas y ver en qué deparará nuestra situación. Los títulos definitivamente no son lo nuestro, y tal vez sería mejor no ponernos uno, pero primero tendríamos que pensar».

Envié el mensaje y esperé lo más pacientemente que pude.

Ella: «Me parece correcto tomarnos un tiempo».

Suspiré.

—Está hecho —dije desanimada.

—Irá bien, ¿sí? —dijo—. Les hará bien dejar de pensar tanto. Superarán esto así como lo han hecho ya un par de veces.

—No puedo dejarla ir. La amo demasiado como para solo rendirme. Ella vale la pena —dije sorbiendo por mi nariz.

Ni siquiera sé en qué momento la congestión se hizo presente.

—Sé que lo hace. Lo sé porque jamás te había visto así con algún chico —dijo sonriendo divertida.

—Cállate. No puedo evitarlo —dije.

—¿Qué no puedes evitar? —preguntó curiosa.

—Amarla como lo hago —respondí.

———

Un pequeño regalo. Después retomaré la sección de "Continuaciones".

Los quiero. Sean amables con ustedes y si necesitan algo, aquí me tienen. Un abrazo a cada uno de ustedes y, si están pasando por algo difícil: eres increíblemente fuerte; podrás contra todo.

Imaginas & One-shots de Fifth HarmonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora